Éxodos, jubilaciones y recortes ponen en jaque el futuro de la Atención Primaria

La ratio enfermero-médico en España es una de las más bajas de los países de la UE

Carlos Rodríguez

El envejecimiento de la población y el aumento de la cronicidad demandan un modelo asistencial integrado, pero con más protagonismo de la Atención Primaria. Una de las claves que, según la Comisión Europea, determinará la capacidad de respuesta de los sistemas sanitarios en los años venideros será disponer de una fuerza de trabajo resiliente en este nivel asistencial. En España, la labor de sus profesionales sanitarios permitió contrarrestar los efectos de los recortes presupuestarios durante los años de la crisis, pero sin un nuevo impulso su futuro se presenta oscuro. Desde Europa se reconoce que la cantidad de enfermeros sigue siendo escasa e inferior a la media, mientras que desde España los médicos han dado la voz de alarma y piden un cambio de rumbo urgente para “sacar de la UVI a la Atención Primaria”.

Los más de 18,6 millones de profesionales sanitarios que trabajan en Europa representan el 8,5 por ciento del total de la fuerza de trabajo. El número de trabajadores en el sector creció un 13 por ciento entre 2008 y 2016, un incremento que llevó a crear más de 2,1 millones de empleos netos, algo sin parangón con ningún otro sector. Se espera que la tendencia continúe, con la creación de cerca de 1,8 millones de puestos de trabajo adicionales entre los años 2015 y 2025, según los datos incluidos en el informe El Estado de la Salud de la UE, elaborado por la Comisión Europea.

La cuestión es cómo estas grandes cifras se reparten entre los estados miembro de la Unión Europea sin generar desequilibrios. Mientras que hoy la ratio enfermero-médico es de 2,5 en el contexto de la Unión Europea, España presenta una de las tasas más bajas (1,4), según datos de 2015 de Eurostat incluidos en este informe comunitario. En comparación a la media, el número de médicos por cada 1.000 habitantes era mayor en 2015 (3,8 frente a 3,6), pero el de enfermeros estaba muy por debajo (5,3 por cada 1.000 habitantes en España frente a 8,4 en la Unión Europea), si bien esta cifra no incluía a los auxiliares de enfermería, profesionales que en España casi doblan en número a los enfermeros.

Mientras que hoy la ratio enfermero-médico es de 2,5 en el contexto de la UE, España presenta una de las tasas más bajas (1,4), según Eurostat

En el caso de los enfermeros, la Comisión Europea respalda así la preocupación manifestada desde por la Organización Mundial de la Salud, que en su informe World Health Statistics 2015 ya avalaba los datos publicados por el Consejo General de Enfermería y confirmaba la falta de enfermeros en España. Con una ratio de 567 profesionales por cada 100.000 habitantes, nuestro país se situaba en la posición 47, muy lejos de otros como Suecia o Noruega, que contaban con más de 1.700 enfermeros por cada 100.000 habitantes.

Un año después, la situación ha mejorado, pero no lo suficiente. Las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadística sobre profesionales sanitarios colegiados indican que, en 2016, el número de enfermeros continuó en ascenso hasta llegar a los 291.848 (un 2,7 por ciento más). Esto significa que en España hay ahora 5,5 enfermeros por cada mil habitantes, cifra que aún queda muy lejos de los 8,4 que conforman la media comunitaria.

La situación en España

Aunque los datos de Europa circunscriben el problema al caso de los enfermos, los médicos de Atención Primaria también han dado su voz de alarma. Desde los años de la crisis, aseguran que se han perdido 10.000 puestos de trabajo en plazas médicas y unos 30.000 de enfermeros. Así lo expuso ante la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados Josep Fumadó, portavoz del Grupo AP25, constituido por las Vocalías de Atención Primaria Rural, Urbana y Administraciones Públicas de la Organización Médica Colegial. En su comparecencia, advirtió del riesgo de deterioro en el que se encuentra la Atención Primaria. Se hace necesario, a su juicio, “sacar de la UVI a la Atención Primaria”.

El doctor Josep Fumadó (el segundo por la izquierda), junto a otros miembros del grupo AP25 de la OMC, durante su comparecencia en el Congreso.

Para entender correctamente esta frase sería necesario retroceder unos años y comprender una dinámica que no sólo ha afectado a España, sino a muchos estados miembro de la Unión Europea. Una de las causas más evidentes han sido los recortes presupuestarios, especialmente duros en Atención Primaria. Sólo en España representaba el 20 por ciento del presupuesto sanitario total en 1984. En 2015 había bajado al 14,2 por ciento, frente al 16,2 por ciento que representaba Farmacia y al 62,4 por ciento de Atención Hospitalaria. “Es curioso. Un 80 por ciento de los pacientes son atendidos por la AP, con menos de un 20 por ciento del presupuesto; sin embargo, menos del 20 por ciento de los pacientes son atendidos en Atención Hospitalaria, cuyo presupuesto camina hacia el 80 por ciento”, indicó Fumadó.

Otras medidas adoptadas en el marco de la Atención Primaria para hacer frente a la crisis económica (salarios, reposiciones, etc) han puesto su grano de arena a la hora de perfilar la actual situación de este segmento asistencial. El éxodo de profesionales en busca de trabajo o mejores condiciones laborales ha generado escasez de recursos humanos, convirtiéndose en prioridad política en países como Letonia, Lituania, Polonia, Rumanía, la República de Eslovaquia, Croacia, Bulgaria y Hungría.

La Comisión Europea no incluye a España en el grupo de países en los que la situación debe ser preocupante, si bien la profesión no opina lo mismo. En 2009 pidieron certificados de idoneidad para trabajar fuera de España 600 médicos; en los últimos cuatro años, lo han pedido 12.000. Mientras tanto, en los últimos años España ha homologado 8.300 títulos extracomunitarios, que representan un 10 por ciento del total.

El problema se agranda si se tiene en cuenta el progresivo envejecimiento, ya no de la población, sino de la fuerza de trabajo del sector salud. Según los datos de Fumadó, en los próximos ocho años habrá en España entre 50.000 y 60.000 jubilaciones. Y es difícil llenar la cantera. A pesar de todos sus esfuerzos, la OMC no está consiguiendo que los graduados en Medicina se interesen por ser médicos de familia. Aparentemente conscientes de las condiciones de los profesionales, el MIR de familia es la última opción que se tiene en cuenta.

De nuevo el problema no es sólo nuestro. En el conjunto de la Unión Europea, el porcentaje de trabajadores sanitarios mayores de 50 años se incrementó del 27,6 al 34,1 por ciento entre los años 2008 y 2016, una tendencia muy superior a la de otros sectores y que además es especialmente patente en la Atención Primaria.

El futuro de la AP

Los grupos parlamentarios parecen ser conscientes de la necesidad de revertir un sistema que sigue siendo hospitalocentrista y que para dar respuesta al fenómeno de la cronicidad y del envejecimiento requiere cambios organizativos, asistenciales y tecnológicos, con una asistencia integrada y una comunicación entre niveles asistenciales, pero con la Atención Primaria como eje.

La propia calidad de la asistencia, la misma que ha evitado que el sistema se resienta en los años de la crisis, está en juego. Según datos del Ministerio de Sanidad, el 38,8 por ciento de los médicos de familia en España tienen cupos de entre 1.501 y 2.000 personas asignadas y una media de entre 34 y 45 consultas diarias. Más allá, un 2 por ciento de los facultativos supera el cupo de 2.000 personas asignadas y las 44 consultas de media diarias. Para Fumadó, lo más importante de estas cifras es que, “con una estimación media de 1.700 personas asignadas en el grupo de 1.501 a 2.000 y de 2.200 en el grupo de más de 2.000, habría más de 20 millones de personas afectadas, lo que supone más del 50 por ciento de los casi 40 millones de habitantes de España”.

Los grupos parlamentarios parecen ser conscientes de la necesidad de revertir un sistema que sigue siendo hospitalocentrista

Ante este panorama, mejorar la medicina preventiva o las tasas de adherencia a los tratamientos desde la consulta es misión imposible. Para conseguir que los cupos máximos no superaran los 1.450 ciudadanos adscritos, en España se necesitaría ampliar la plantilla en 2.202 médicos de familia adicionales. Esta medida sería solo una de las patas que garantizaría la suficiencia del modelo. Además, los médicos de familia proponen un avance del 0,1 por ciento del PIB en el presupuesto sanitario público entre los años 2017 y 2025, y dentro de este periodo un avance del 0,6 por ciento anual en la participación de la Atención Primaria, hasta llegar al 19,6 por ciento del presupuesto en el año 2025.

Los grupos parlamentarios parecen ser conscientes de que ninguna conquista social es reversible, y que, sin una financiación adecuada, suficiente y equitativa, la Atención Primaria no podrá hacer frente a los grandes retos del Sistema Nacional de Salud con eficiencia y calidad. Pero, a la hora de debatir mejoras a nivel financiero, todas las propuestas chocan de frente con los mismos escollos. Por una parte, el Parlamento no puede fijar porcentajes de gasto, ya que es una tarea que corresponde a las comunidades autónomas. Por otra, la tarta se sigue reduciendo: en 2018, y por tercer año consecutivo, el Gobierno reducirá la proporción de PIB destinada a gasto público en Sanidad, hasta dejarla en el 5,8 por ciento.

Al margen de la financiación, el único avance reseñable, al menos en el caso de la profesión médica, se ha producido en el Congreso de los Diputados, con la reciente aprobación de una Proposición no de Ley presentada por el grupo popular destinada a promocionar la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria entre el alumnado. Los grupos se han unido para instar al Gobierno a promover la asignatura de Medicina Familiar y Comunitaria en todas las facultades de Medicina; a incluir la Medicina Familiar y Comunitaria como área específica de conocimiento de las facultades y a impulsar que los médicos de familia y comunitaria puedan incorporarse al cuerpo docente del grado en Medicina.

La otra cara de la moneda la ha puesto el Senado, donde se rechazó una moción presentada por el grupo socialista para instar al Gobierno a abordar un plan estratégico para la cobertura de profesionales médicos, de enfermería y otras profesiones sanitarias, con el fin de asegurar la cobertura de las necesidades del SNS. El grupo popular votó en contra al no ver incluida una enmienda que pretendía alinear la propuesta con los trabajos iniciados al respecto por el Consejo Interterritorial, que el pasado 8 de noviembre puso en marcha un grupo de trabajo específico para analizar el déficit de profesionales médicos y que ha consensuado un documento de recomendaciones con 13 líneas de actuación.