Gracias a la digitalización del proceso de recepción del medicamento, se puede disponer de nuevos datos que ayuden al seguimiento
Laura Chivato Isabel
Las enfermedades inflamatorias inmunomediadas (IMID), como pueden ser la psoriasis, la artritis psoriásica, la artritis reumatoide y la espondilitis anquilosante, son patologías que cursan con brotes, lo que dificulta al paciente un correcto seguimiento de la medicación (pues hay momentos que se encuentra mejor y piensa que puede abandonarla) y, por ende, un buen control de su propia enfermedad. Para ayudarles en esta tarea, el Hospital Universitario San Cecilio (Granada) ha puesto en marcha, con la colaboración de Novartis, el Proyecto ‘AdhiertHE’, que persigue conocer la adherencia de los pacientes con las mencionadas patologías y reforzarla en el caso que sea necesario, tal y como explica Mª del Carmen Marín, facultativo especialista de área de Farmacia Hospitalaria en el Servicio de Farmacia del Hospital San Cecilio. Además, un aspecto muy novedoso respecto a otros proyectos relacionados con la adherencia a los tratamientos es que buscan conseguir que los dispositivos utilizados en su administración se eliminen de una forma adecuada y así contribuir a la sostenibilidad del medio ambiente.
Buscan conseguir que los dispositivos utilizados en su administración se eliminen de una forma adecuada y así contribuir a la sostenibilidad del medio ambiente
Como detallan en la web del San Cecilio, ‘AdhiertHE’ permite monitorizar la adherencia de los pacientes a sus tratamientos y conocer el grado de cumplimiento en la toma de la medicación. Esta medicación se administra mediante dispositivos de medicación autoinyectables denominados ‘plumas’, y gracias a la digitalización del proceso de recepción de estas, se puede disponer de nuevos datos que ayuden al seguimiento de cada paciente a través de una aplicación diseñada específicamente para este proyecto.
“‘AdhiertHE’ se basa en recordar a los pacientes la importancia de seguir la pauta marcada, para conseguir la mejora de su patología y mantener esa mejoría en el tiempo. Cuando vienen a la consulta de farmacia, se les refuerza esta importancia”, señala Marín.
En este sentido, en el proyecto están colaborando los servicios de Dermatología, Reumatología y Farmacia del San Cecilio, y esta especialista cuenta que entre ellos mantienen reuniones periódicas mensuales para valorar los inicios y cambios de tratamiento: “Cuando se necesita cambiar de tratamiento por falta de eficacia, se valora si el paciente es adherente al mismo, viendo si lo retira de forma habitual y con la periodicidad adecuada, acorde a la cantidad de medicamento dispensado. Además, los pacientes también tienen citas con su especialista de forma regular y, si faltan a estas citas, dicho especialista se pone en contacto con farmacia para que no se dispense tratamiento hasta que no pase revisión con el médico”.
“Cuando se necesita cambiar de tratamiento por falta de eficacia, se valora si el paciente es adherente al mismo, viendo si lo retira de forma habitual y con la periodicidad adecuada”
A pesar de todos los esfuerzos, esta iniciativa, que inició en febrero su fase piloto, ha visto paralizada su actividad, pues los pacientes que tenían ya incluidos no han podido acudir al hospital por la llegada del coronavirus COVID-19 y la medicación se les ha enviado a sus domicilios.
“Llevamos poco tiempo y en estos meses últimos no hemos podido incluir pacientes, porque no han acudido al hospital, pero la idea era una vez consolidado este proyecto, ampliar a otros medicamentos y, según las patologías, se ampliaría a los servicios que las tratan”, sostiene Marín.
Sostenibilidad del medio ambiente
Como se ha mencionado anteriormente, el tratamiento farmacológico se administra mediante ‘plumas’ y esta experta destaca que “siempre” insisten a los pacientes en que estas, junto con las jeringas y dispositivos de administración que llevan los medicamentos, no deben desecharse en la basura de los domicilios, sino llevarlos al Servicio de Farmacia para que sean estos profesionales quienes los eliminen siguiendo el procedimiento adecuado establecido en el Hospital para cada tipo de residuo. “El deterioro del medio ambiente influye, como se está viendo, en el aumento de numerosas patologías, sobre todo respiratorias y de alergias. De ahí la necesidad de implementar procesos que eviten la eliminación indiscriminada de residuos”, apunta Marín.
“El deterioro del medio ambiente influye, como se está viendo, en el aumento de numerosas patologías, sobre todo respiratorias y de alergias”
Para ello, desde el San Cecilio detallan que, cuando el paciente recibe su tratamiento habitual, el servicio de Farmacia del hospital le entrega un contenedor de residuos donde depositar las plumas usadas y que, a su vez, se identifica con un código de barras para su posterior control. Una vez lleno el contenedor, el paciente, cuando vaya a recoger su tratamiento, lo entregará a los profesionales del Servicio de Farmacia, que se asegurarán de realizar una adecuada gestión de los residuos y volverán a proporcionar un nuevo contenedor con otro código de barras para continuar con el control.
Marín subraya que, ahora que vuelven a retomar el proceso tras la crisis del COVID-19, esperan que en el último trimestre del año los pacientes devuelvan los contenedores con las plumas precargadas utilizadas y puedan comprobar la adherencia para valorar que los tratamientos que se administran son efectivos, “controlando que el paciente toma el medicamento, y si lo toma correctamente y no es efectivo, cambiarlo”.