La falta de adherencia, el efecto no deseado del nuevo abordaje de la Oncohematología

José Antonio Marcos, farmacéutico especialista en Farmacia Hospitalaria del Hospital Virgen de la Macarena, de Sevilla.

El farmacéutico de hospital se presenta como un profesional importante dentro del equipo multidisciplinar para ayudar a la mejora de la adherencia

Carlos Rodríguez

En los últimos años se ha producido un incremento muy importante en el desarrollo de nuevos fármacos antineoplásicos orales, que ha cambiado la manera de abordar la Oncohematología. Con respecto al tratamiento intravenoso, la administración oral presenta ventajas en costes, en comodidad y en calidad de vida, pero ha traído un gran inconveniente que antes no existía: la falta de adherencia que empiezan a presentar los pacientes, y que puede comprometer la efectividad del tratamiento que en muchos casos en el paciente oncológico tiene intención una curativa.

En la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria hay un grupo de trabajo de farmacéuticos oncológicos en cuyo plan estratégico de Atención Farmacéutica al paciente se contempla que una de sus líneas estratégicas es la de priorizar que los hospitales establezcan programas de adherencia al tratamiento antineoplásico y de soporte, y que se potencien las TIC para favorecer la adherencia. El farmacéutico de hospital se presenta como un profesional importante dentro del equipo multidisciplinar para mejorar o ayudar a la mejora de la adherencia al tratamiento, según indicó durante su participación en las VI Jornadas Nacionales de Adherencia, José Antonio Marcos, farmacéutico especialista en Farmacia Hospitalaria del Hospital Virgen de la Macarena, de Sevilla.

Las ventajas del seguimiento desde el hospital

Ejemplo de ello son los resultados de un estudio llevado a cabo, precisamente, en este centro con pacientes con leucemia mieloide crónica. Hasta mediados de los años 80, esta patología era incurable y mortal. Hoy sigue siendo incurable, pero ya no es mortal. La introducción de los inhibidores de la tirosina quinasa mejoró la supervivencia global de los pacientes a 10 años de un 20 a un 80 ó 90 por ciento frente al tratamiento anterior. “Se ha conseguido que esta patología pase a ser una enfermedad crónica, pero que requiere un tratamiento diario y por la vía oral. Además, se ha comprobado que la mala adherencia a este tratamiento es el factor más importante que contribuye a la caída citogenética y al fracaso terapéutico”, comentó Marcos.

El estudio experimental realizado en el Virgen de la Macarena intentó dilucidar la repercusión de una Atención Farmacéutica personalizada continuada en el tiempo. Comenzó en el año 2015, midiendo el grado de adherencia de los pacientes diagnosticados con leucemia mieloide crónica y de todos aquellos que estaban siendo tratados con algún inhibidor de la tirosina quinasa. Todos los pacientes habían tenido previamente una Atención Farmacéutica tradicional, y a lo largo de un año, una vez implementada esa Atención Farmacéutica personalizada, se procedió a medir nuevamente la adherencia.

Sus resultados arrojan datos que permiten reflexionar sobre los beneficios de una atención más continuada y dirigida al paciente como vía para favorecer la adherencia. Antes de llevar a cabo esa intervención personalizada, la adherencia a los tratamientos era del 66 por ciento. Al cabo del año, una vez recibida la atención a medida, el cumplimiento aumentó 15 puntos porcentuales.

ADHAN

Hasta ahora, las intervenciones de los profesionales en promoción de la adherencia a los antineoplásicos se han hecho o en todos los pacientes en tratamiento o una vez que se ha detectado la falta de adherencia al paciente.  Desde este punto de vista, otro proyecto muy relevante es ADHAN, el sistema de inteligencia artificial para predecir adherencia a los antineoplásicos orales que se está llevando a cabo en el Servicio de Farmacia del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid. Gracias a él, será posible estratificar los pacientes en función del riesgo antes de iniciar el tratamiento e identificar a aquellos en los que es necesario focalizar las intervenciones.

Según Marcos, las ventajas de ADHAN son varias: se podrá actuar antes de que se haya producido la falta de adherencia y sus consecuencias; las intervenciones serán más eficientes e individualizadas y se aportará información personalizada al oncólogo y al farmacéutico sobre el riesgo de incumplimiento de cada paciente, lo que puede servir para seleccionar opciones de tratamiento.

Uno de los proyectos más importantes en el campo de la Farmacia Hospitalaria es ADHAN, un sistema de inteligencia artificial para predecir la adherencia a los antineoplásicos orales

En una primera fase, el proyecto procedió a evaluar la adherencia a los antineoplásicos orales y los factores que contribuyen ella. Dicho estudio se llevó a cabo sobre 318 pacientes en un seguimiento de 6 meses, y a través del cual se detectó un 20 por ciento de pacientes no adherentes. Asimismo, se analizaron 58 factores relacionados con adherencia, de los cuales 39 tuvieron asociación estadística con falta de adherencia. Los 39 factores se estratificaron en cuatro bloques: sociodemográficos (7), relacionados con la enfermedad (11), relacionados con el entorno asistencial (36) y relacionados con el tratamiento (4). De ellos, 17 factores fueron categorizados para luego llegar a un modelo predictivo de adherencia.

La tercera etapa, el diseño de ADHAN, está teniendo lugar actualmente a través del análisis, estudio y validación del modelo que permita definir y diseñar la plataforma técnica, basada en las últimas tecnologías analíticas. Posteriormente, se llevará a cabo un piloto de esta aplicación en el Hospital Ramón y Cajal.

Se trata de una aplicación que ya ha recibido el reconocimiento de muchos profesionales e instituciones por su aportación a la innovación terapéutica y que, según José Antonio Marcos, pone de manifiesto que el seguimiento y control clínico desde el centro hospitalario puede añadir ciertas ventajas. “Patologías como el VIH o la Oncología tienen un mayor porcentaje de adherencia que otras, y eso se debe fundamentalmente a que se mide la adherencia, a que hay una coordinación más fluida entre el médico y el farmacéutico, a que hay un acceso a la historia clínica, a la información y a la orientación individualizada en tiempo y forma y a la coordinación de acciones y tiempos, procesos y atención entre los diversos entornos clínicos del paciente”, concluyó este experto.