A veces se suele centrar la importancia en conocer un medicamento y no tanto estos dispositivos
Laura Chivato Isabel
El uso de inhaladores en la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y el asma ha supuesto un gran avance en el tratamiento ya que suministran el medicamento en el punto donde es necesario que actúen, aunque comparándolos, por ejemplo, con un comprimido, es evidente que son más complejos. Sin embargo, con el paso del tiempo se podría entender que su correcto uso haya ido mejorando, pero no es así, y no solo en los pacientes que no saben cómo hacerlo, sino también entre los propios profesionales sanitarios. Tanto que, según el doctor Mario Bárcena, miembro del Grupo de Trabajo de Respiratorio de la SEMG, en los últimos 40 años no se ha logrado mejoría en el uso de inhaladores y, además, si se comparan los 20 primeros años con los 20 últimos, “incluso está algo peor”. Esto podría explicarse con el aumento del número de dispositivos disponibles, pero cuando se estudia más a fondo, según el doctor, se revela que no tiene tanto que ver con esto, sino con una serie de errores críticos que los profesionales pasan por alto cuando ‘prescriben’ inhaladores.
“El problema es que los profesionales no recuerdan bien que lo primero que hay que hacer es vaciar los pulmones, porque si no el medicamento no entra igual; y después de utilizarlo, el paciente tiene que aguantar unos segundos sin respirar para dar tiempo a que este medicamento se deposite en la zona de los pulmones para realizar su correcta función”, explica el doctor Bárcena. Además, a veces se suele centrar la importancia en conocer un medicamento y no tanto estos dispositivos. “Por qué no se hace de forma correcta es obvio -recalca este especialista-: si los pacientes no lo utilizan bien es porque los profesionales que estamos implicados, todos, no lo estamos haciendo bien”.
“Si los pacientes no lo utilizan bien es porque los profesionales que estamos implicados, todos, no lo estamos haciendo bien”
Este es un asunto del que se habla más que hace unos años -prueba de ello es ese aumento de dispositivos e incluso de fármacos-. Por lo que, sí que hay “más presión” sobre el tema, a pesar de que no se haya conseguido mejorar.
Cómo conseguirlo
No obstante, la mala formación de los pacientes no es solo ‘parcela’ de un profesional, sino que todo el equipo multidisciplinar que aborda la EPOC y el asma es básico. Con ciertas estrategias e iniciativas estos profesionales podrían ayudarles a conocer mejor los inhaladores y, por ende, a administrarse de forma correcta los fármacos, y aquí entran en juego dos herramientas.
Por un lado, y ante la falta de tiempo de los médicos (sobre todo los de Atención Primaria), el paciente puede acudir a una consulta programa de enfermería, donde este equipo se encargará de hacer un seguimiento y explicar cómo debe utilizarse el inhalador. El problema reside en que estas consultas no están al mismo nivel cuando se habla de EPOC y asma comparadas con aquellas relacionadas, por ejemplo, con diabetes o hipertensión arterial. “Si el médico no puede dedicarle todo el tiempo que desearía, ese paciente tiene que ir a una consulta programa de enfermería; su papel aquí es básico. Sin embargo, se dedica mucho tiempo a este tipo de consultas en diabetes (para medir la glucemia) o en hipertensión arterial (para tomar la tensión), se tiene muy asumido, algo que no ocurre con la EPOC y el asma”, señala el doctor Bárcena.
“Si el médico no puede dedicarle todo el tiempo que desearía, ese paciente tiene que ir a una consulta programa de enfermería; su papel aquí es básico”
Otra de las herramientas fundamentales es la formación. El doctor reconoce que cuando se realizan talleres desde las sociedades científicas y sus grupos, los que más suelen demandar los profesionales son los relacionados con el manejo de inhaladores, “pero está claro que no hacemos los suficientes por los resultados existentes”.
En este sentido, la Administración también tiene un papel clave ya que, según este especialista, todos los esfuerzos en aprobar nuevos medicamentos y en reducir gastos son en vano si luego estos no se utilizan bien: “de nada vale utilizar medicamentos más caros o más baratos si no se utilizan de forma correcta”.
Adherencia y errores
Todo ello suma importancia cuando, además, se observan los niveles de falta de adherencia en EPOC y asma. Según el Análisis Nacional de Adherencia al Tratamiento del Grupo OAT, un 50,9 por ciento de los pacientes con EPOC no son adherentes y, en el caso del asma, la cifra aumenta a un 54,9 por ciento de incumplimiento. En opinión del doctor Bárcena, el problema en ambas patologías es que la costumbre lleva a los pacientes a no ser conscientes de su enfermedad.
“La EPOC es una enfermedad en la que el paciente va teniendo cada vez menos capacidad inspiratoria y cada vez más fatiga, pero de manera muy lenta, a lo largo de muchísimos años. De esta manera, se acostumbra a vivir con esa disminución pulmonar adaptándose poco a poco, lo que le lleva a ‘no encontrarse tan mal como para’”, subraya el doctor.
“Se acostumbra a vivir con esa disminución pulmonar adaptándose poco a poco”
En el caso del asma, el problema reside en que es una enfermedad crónica que tiene síntomas “más importantes” de vez en cuando, lo que provoca que la mayor parte de los pacientes no lo entiendan como que tienen una enfermedad todos los días, sino solo cuando están mal.
“Por lo tanto -resalta este especialista-, cuando no están mal o no están muy mal a lo mejor se acostumbran y se vuelven reacios a utilizar todos los días de su vida (una o dos veces al día) ese ‘medicamento de mantenimiento’ -que además muchas veces cuando se utiliza no se nota efecto en ese momento- y son más dados a utilizar los ‘medicamentos de rescate’, que son muy rápidos. Si cuatro o cinco días están peor y mejoran, no tienen esa sensación de precisar tratamiento todos los días de su vida”.
En esta línea, para el doctor, hay una “clarísima” relación entre la no adherencia y la mala utilización de dispositivos con todo aquello que llevaría a empeorar el asma o la EPOC: “nuestro objetivo es que no agudicen, que mejoren su calidad de vida y, por lo tanto, disminuir la mortalidad, pero si no se utilizan correctamente los inhaladores, esto no se logra”.