Pacientes y profesionales sanitarios reclaman más información y apoyo a las enfermedades inflamatorias tipo 2 en el contexto COVID-19

Las personas con una enfermedad inflamatoria de tipo 2 tienen un mayor riesgo de desarrollar otras patologías del mismo tipo

Redacción

Sanofi Genzyme ha organizado el encuentro virtual sobre la inflamación tipo 2 ‘The Type 2 Inflammation Connection’, en el que profesionales sanitarios y los principales representantes de las asociaciones de pacientes ha puesto de manifiesto la falta de información con relación a las enfermedades inflamatorias tipo 2, las dificultades en el diagnóstico de estas enfermedades y en la atención sanitaria, una realidad que se ha agravado en el contexto actual de pandemia de la COVID-19. La inflamación tipo 2 es la base de enfermedades aparentemente no relacionadas entre ellas como son el asma, la dermatitis atópica, la esofagitis eosinofílica o la poliposis nasal. Para ilustrar la realidad con la que conviven los pacientes con estas patologías,, durante el encuentro, nueve pacientes han expuesto su testimonio, entre ellos, Julia (22 años), que padece asma grave y recientemente acabó ingresada en un hospital ya que las restricciones en algunas prácticas médicas debido a los protocolos sanitarios de la COVID-19 no consiguieron estabilizarla.

La inflamación tipo 2 es la base de enfermedades aparentemente no relacionadas entre ellas como son el asma, la dermatitis atópica, la esofagitis eosinofílica o la poliposis nasal

Las patologías bajo el paraguas de la inflamación tipo 2 “son enfermedades producidas por una respuesta excesiva del sistema inmunitario ante alérgenos u otros factores desencadenantes”, según la doctora Virginia Rodríguez, facultativo especialista de área en el servicio de Alergia del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela y coordinadora de la Comisión de Relación con Asociaciones de pacientes de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) y de la escuela de pacientes. En su desarrollo influyen “factores predisponentes genéticos y factores desencadenantes ambientales”, ha añadido esta especialista.

Las personas con una enfermedad inflamatoria de tipo 2 tienen un mayor riesgo de desarrollar otras patologías del mismo tipo, además de sufrir síntomas impredecibles, persistentes o incontrolables que disminuyen su calidad de vida. La falta de conocimiento sobre esta realidad por parte de profesionales sanitarios y pacientes impide que se puedan comprender totalmente estas patologías y cómo pueden estar interconectadas con otras enfermedades. También dificulta su diagnóstico y tratamiento, alterando muy negativamente la calidad de vida de quienes las padecen, que a menudo son estigmatizados al desconocerse su problemática. En este sentido, la doctora Rodríguez ha señalado que “la investigación y el conocimiento de estas enfermedades y la difusión entre pacientes y profesionales, permitirá un abordaje integrado de estos pacientes, mejorará sus síntomas y las limitaciones que le producen y, en definitiva, producirá un menor impacto de las enfermedades inflamatorias tipo 2”.

“Es fundamental dar visibilidad a la problemática porque muchas veces se tienen los síntomas, pero como se desconoce la existencia de estas enfermedades, no se acude al médico”, ha afirmado Miriam Espinosa, presidenta de la Asociación Española de Esofagitis Eosinofílica (AEDESEO). Los problemas no acaban con el diagnóstico. “Su curso crónico y, en ocasiones, su difícil control produce un importante impacto en quienes lo padecen, alterando su calidad de vida”, ha advertido la doctora Rodríguez.

“Es fundamental dar visibilidad a la problemática porque muchas veces se tienen los síntomas, pero como se desconoce la existencia de estas enfermedades”

“Para mí, uno de los peores momentos del día es cuando me levanto y veo las sábanas ensangrentadas de haber pasado la noche rascándome. Ir al trabajo o al colegio en estas condiciones es todo un reto”, ha asegurado Jaime Llaneza, presidente de la Asociación de Afectados por la Dermatitis Atópica (AADA). Llaneza sufre dermatitis atópica grave, asma y varias alergias. Además, el contexto actual de pandemia ha intensificado la estigmatización de los pacientes con enfermedades inflamatorias tipo 2: “El día a día es complicado al tener limitada la respiración junto al resto de comorbilidades asociadas. Ahora, con la COVID-19, por ejemplo, nos miran mal cuando tenemos un ataque de tos”, ha explica Irantzu Muerza, presidenta de la Asociación de apoyo a personas afectadas por el asma de Bizkaia (ASMABI).

Raquel Gómez, madre de Julia y secretaria de Respira Sevilla y de la Federación Española de Asociaciones de Pacientes de Alérgicos y con Enfermedades Respiratorias (FENAER), ha explicado que en el caso personal de su hija “no puede ser una persona independiente” y “sufre el impacto psicológico que tiene la falta de empatía de sus compañeros, que no entienden que está enferma porque aparentemente no lo parece”.

Enfermedades asociadas a la inflamación tipo 2

Se estima que hasta el 35 por ciento de las personas con asma grave también tienen dermatitis atópica y que hasta un 50 por ciento de las personas con dermatitis atópica tienen asma. Por otro lado, alrededor del 17 por ciento de las personas con rinosinusitis crónica con poliposis nasal también tienen dermatitis atópica y el 13 por ciento de aquellos con dermatitis atópica de moderada a grave tienen dermatitis atópica con poliposis nasal. Del mismo modo, la mitad de las personas con rinosinusitis crónica con poliposis nasal tienen también asma y hasta el 43 por ciento de las personas con asma grave tienen rinosinusitis crónica con poliposis nasal.