Importancia de la adherencia en el paciente con cardiopatía isquémica

La opinión del doctor Carlos Escobar Cervantes, presidente de la Sección de Cardiología Clínica de la Sociedad Española de Cardiología.

El paciente con cardiopatía isquémica tiene un riesgo elevado de ser hospitalizado por un nuevo evento cardiovascular, presentar un infarto de miocardio, o incluso morir durante el seguimiento. Teniendo en cuenta que el tratamiento adecuado (farmacológico y no farmacológico) ha demostrado reducir el riesgo de presentar nuevos eventos cardiovasculares en esta población, es imprescindible asegurar una adecuada adherencia al tratamiento.

En general, el tratamiento para la cardiopatía isquémica debería incluir tanto medidas no farmacológicas como tratamientos farmacológicos. Dentro de las medidas no farmacológicas, destacan la dieta mediterránea, la práctica de ejercicio físico habitual, así como la vacunación antigripal (anual)/neumococo y la abstención absoluta del tabaco. Desafortunadamente, aunque bien conocidas, estas medidas no son seguidas por un número importante de pacientes con cardiopatía isquémica. Así, en el reciente registro EUROASPIRE V, en el que se han incluido a pacientes con cardiopatía isquémica crónica de toda Europa, el 19 por ciento de los pacientes seguía fumando, el 55 por ciento de los pacientes que fumaban en el mes anterior al ingreso persistían en el hábito tabáquico, sólo el 34 por ciento hacía ejercicio físico habitualmente (al menos 30 minutos 5 veces a la semana), el 55 por ciento comían más pescado tras el alta hospitalaria, y el 59 por ciento tenían obesidad central.

“En el reciente registro EUROASPIRE V, en el que se han incluido a pacientes con cardiopatía isquémica crónica de toda Europa, el 55 por ciento de los pacientes que fumaban en el mes anterior al ingreso persistían en el hábito tabáquico”

En cuanto al tratamiento farmacológico, las guías recomiendan el empleo de antiagregantes, inhibidores del sistema renina angiotensina (inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina o antagonistas de los receptores de angiotensina II) en caso de hipertensión, diabetes, insuficiencia cardiaca y/o disfunción ventrículo izquierdo, hipolipemiantes, principalmente estatinas (en caso de intolerancia o no consecución de objetivos de colesterol LDL, se debería considerar añadir ezetimiba y/o inhibidores PCSK9) y tratamiento antianginoso apropiado (beta bloqueantes de primera elección, sobre todo si existe disfunción del ventrículo izquierdo y/o infarto de miocardio previo).

Nuevamente, el registro EUROASPIRE V muestra cómo el control de factores de riesgo cardiovascular es francamente mejorable en esta población. Por ejemplo, el buen control de la hipertensión arterial y del colesterol LDL sólo se alcanzó en el 49 por ciento y 32 por ciento de los pacientes, respectivamente. Aunque parte de estos resultados se deben a una insuficiente intensificación del tratamiento por parte del médico (inercia terapéutica), lo cierto es que la falta de adherencia al tratamiento farmacológico juega un papel fundamental. De hecho, varios estudios han demostrado que la buena adherencia al tratamiento cardiovascular se asocia con una menor mortalidad y eventos cardiovasculares. Desafortunadamente, algunos estudios han mostrado que, globalmente, sólo el 60 por ciento de estos pacientes tienen una buena adherencia al tratamiento cardiovascular (adherencia ≥80%).

En definitiva, la adherencia al tratamiento tanto farmacológico como no farmacológico es imprescindible para asegurar el control global de los pacientes con cardiopatía isquémica. Desafortunadamente, la falta de adherencia al tratamiento es relativamente frecuente en esta población, lo que sin duda se traduce en un mayor riesgo de presentar complicaciones cardiovasculares. En consecuencia, es imprescindible que el médico investigue activamente la posible falta de adherencia al tratamiento, y ponga en marcha todas las medidas posibles encaminadas a persuadir al paciente de la necesidad no sólo de que se tome adecuadamente la medicación, sino también de que realice los cambios en el estilo de vida apropiados.

“La falta de adherencia al tratamiento es relativamente frecuente en los pacientes con cardiopatía isquémica, lo que sin duda se traduce en un mayor riesgo de presentar complicaciones cardiovasculares”

Referencias.

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