“La farmacia reclama mayor integración y no cabe duda de que la sociedad se beneficiaría de una colaboración más estrecha”

La opinión de Guillermo Bagaría de Casanova, vocal de Oficina de Farmacia del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona (COFB)


Es un hecho constatado que la dificultad de acceso a la Atención Primaria durante la pandemia ha implicado una pérdida en el buen control de los pacientes crónicos. Como es lógico, las visitas de seguimiento y control se han espaciado por la priorización que ha supuesto el abordaje del coronavirus y por el riego que suponía la visita presencial de un paciente de riesgo.

Por el contrario las farmacias han continuado abiertas de par en par en todo el territorio nacional, cubriendo tanto zonas rurales como urbanas. Esta proximidad de la red de farmacias y la confianza que tiene la población en el farmacéutico nos ha reafirmado como uno de los agentes sanitarios de referencia para el seguimiento de la cronicidad y si me permiten desgranaré alguna de las luces y las sombras que esta situación nos ha trasladado.

“Esta proximidad de la red de farmacias y la confianza que tiene la población en el farmacéutico nos ha reafirmado como uno de los agentes sanitarios de referencia”

Luces

  1. El farmacéutico puede intervenir eficazmente en la prevención de la enfermedad y la promoción de la salud. Integrarlo en la estrategia del sistema sanitario permite sumar y optimizar esfuerzos. Así la prestación de servicios como de cribado poblacional (cáncer colorrectal, prueba rápida del VIH, EPOC…) o seguimiento de indicadores de salud (hipertensión, peso, glucemia…) son ejemplos de la potencialidad la farmacia comunitaria.
  2. El sector está ampliamente digitalizado. En todo el territorio nacional está instaurada la receta electrónica desde hace años. Esta herramienta permite incidir sobre el buen uso y seguridad de la medicación por medio del control de adherencia, seguimiento farmacoterapéutico, información personalizada de la medicación, revisión y detección de problemas relacionados con el medicamento, etc.
  3. La intervención profesional del farmacéutico comunitario y su compromiso con la salud del ciudadano, coloca al farmacéutico como un profesional sanitario cercano y accesible que cuenta con la confianza de la sociedad.

Sombras

  1. Inoportunidad permanente. Se requiere una priorización urgente y pasar de palabras a los hechos identificando aspectos concretos sobre los que focalizar los esfuerzos.
  2. La oficina de farmacia es una empresa privada de interés público que presta un servicio esencial a la sociedad, pero es considerada como un proveedor del sistema sanitario, no parte integrada de él. Existen reticencias de sectores profesionales a la participación de las farmacias en estrategias de salud pública en un malentendido conflicto de competencias.
  3. La red de farmacias está constituida por farmacias independientes, la prestación de servicios complementarios es voluntaria y no todo el sector tiene las mismas prioridades.

Propuestas

  1. El principal obstáculo detectado es la falta de comunicación entre ámbitos asistenciales sin la cual es difícil establecer líneas de colaboración e integración.
  2. Promover el contacto, el reconocimiento y el trabajo entre equipos asistenciales a nivel local. Aflorar la utilidad del diálogo en la resolución de los problemas cotidianos.
  3. Desarrollar las acciones locales exitosas y desplegarlas en el territorio bajo protocolo, consenso, circuito y plan estratégico.

Para ello es necesario determinación y voluntad política. Nuestro sistema sanitario requiere reformas, la farmacia reclama mayor integración y no cabe duda de que la sociedad se beneficiaría de una colaboración más estrecha que nos hiciese ganar en la eficiencia del  seguimiento del paciente crónico. Así que como decimos en botica, ¡mézclense componentes según arte!