Mejorar la coordinación asistencial y los canales de comunicación, clave para el abordaje futuro de los pacientes

Se han tenido que realizar cambios organizativos y gestionar los recursos de la mejor manera posible para dar una respuesta óptima

Laura Chivato Isabel

Los profesionales de Atención Primaria (AP) han tenido que enfrentarse a diferentes retos derivados, en parte, de la insuficiente dotación de medios tanto materiales como humanos. Podría decirse que estos retos han abierto diferentes frentes sobre los que se debería trabajar si de cara al futuro se quiere mejorar la atención de todos los pacientes, tanto contagiados por el virus como agudos y crónicos, pero más bien lo que ha sucedido es que se han agudizado, pues son problemas que los expertos venían demandando tiempo atrás. Uno de ellos es la falta de coordinación entre niveles asistenciales y el otro la inexistencia de canales de comunicación seguros para intercambiar información, aspectos que fueron subrayados durante el webinar ‘Problemas y Soluciones en Atención Primaria y Farmacia Comunitaria’ organizado por la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).

“Hay una descoordinación total entre Hospitalaria y Primaria”, comentaba Jesús Gómez, presidente de la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC) y uno de los participantes en este webinar. Concretamente, Gómez exponía la situación por la que pasan los farmacéuticos comunitarios cuando llega un paciente a la oficina de farmacia del que no tienen más conocimiento que su tratamiento: “No sabemos nada sobre la situación de esa persona, solo el fármaco que tiene prescrito, y con las herramientas que tenemos hoy día, podríamos coordinarnos mucho mejor y, sobre todo, gestionaríamos tiempo y recursos”.

“Con las herramientas que tenemos hoy día, podríamos coordinarnos mucho mejor y, sobre todo, gestionaríamos tiempo y recursos”

Con él coincidía durante su intervención la doctora Laura Aliaga, médico de familia en el Centro de Salud de Sevilla la Nueva (Madrid), quien apuntaba que, debido al miedo a acudir a los centros de salud, las farmacias comunitarias han sido “más accesibles para los pacientes, pero al haber esa falta de canales de comunicación, mucha de la información que estos han brindado al farmacéutico no ha llegado al médico de cabecera: “Lo ideal hubiese sido que toda esa información que se ha recogido en las farmacias hubiese llegado por un canal seguro al médico y se hubiera coordinado una respuesta conjunta”.

“Durante estos días, hemos echado mucho de menos los canales de comunicación ágiles, útiles y seguros para poder compartir información con nuestros farmacéuticos de Atención Primaria, y esa limitación ha impedido hacer mucho más de lo que podríamos haber hecho”, explicaba la doctora.

“Durante estos días, hemos echado mucho de menos los canales de comunicación ágiles, útiles y seguros para poder compartir información con nuestros farmacéuticos de Atención Primaria”

Para ambos expertos es un asunto en el que hay que seguir trabajando y no dejarlo a largo plazo, pero siempre siendo una comunicación bidireccional, como resaltaba Gómez, quien hacía hincapié en la importancia de que las actuaciones estuvieran protocolizadas además de coordinadas con el centro de salud. Por su parte, la doctora añadía a estos protocolos la necesidad de contar con “sesiones conjuntas”, para evaluar cada paciente y cada tratamiento.

“Hasta que no haya una coordinación a nivel asistencial multidisciplinar y de niveles, las medidas que se vayan a poner en marcha de cara al futuro no van a ser eficientes y, por tanto, no se van a lograr”, lamentaba el presidente de SEFAC.

Y es que esta coordinación no solo sirve para liberar la presión de consultas de los centros de salud, como ha ocurrido estos días gracias al trabajo de los farmacéuticos comunitarios, sino que además ayuda a que la conciliación de la medicación y el seguimiento farmacoterapéutico sea el adecuado, y con ello, que el paciente consiga ser adherente a los tratamientos.

Gestión de los recursos

Además, tanto los centros de salud (CS) como las oficinas de farmacia han tenido que realizar cambios organizativos con la llegada del coronavirus y gestionar los recursos con los que contaban de la mejor manera posible para así dar una respuesta óptima. “Muchos de estos cambios han funcionado bien”, resaltaba la doctora Aliaga, y desde su punto de vista, son cambios que se deberían mantener, potenciar y mejorar para convertir al Sistema Nacional de Salud en un sistema “mucho más ágil y eficiente”.

“Por ejemplo, con el hospital de IFEMA, compuesto en su mayoría por profesionales de Atención Primaria, se ha puesto en valor a los profesionales de AP y su altísima cualificación para desenvolverse en cualquier medio; pero, por otra parte, este desplazamiento de personal de AP ha supuesto una reorganización en los CS, en los que hemos tenido que dar respuesta al resto de los pacientes y seguir desarrollando nuestra labor”, detallaba la doctora.

“De cara al futuro -añadía-, y de cara a que tengamos que dar respuesta a esta nueva enfermedad/situación, tenemos que gestionar muy bien nuestros tiempos y recursos y dirigirlos de la mejor manera posible para sea eficaz”.

“Tenemos que gestionar muy bien nuestros tiempos y recursos y dirigirlos de la mejor manera posible para sea eficaz”

En el caso de la farmacia, los cambios que se han llevado a cabo han podido verse durante estos días tanto acudiendo a una de ellas como en los medios de comunicación: mamparas entre el farmacéutico y el paciente, colas con distancia de seguridad, entrada de uno en uno, etc.

Sin embargo, el gran reto no ha sido cambiar la forma de actuar -que también-, sino haber trabajado con una desprotección total y absoluta”, como denunciaba Gómez: “Hemos tenido en ocasiones sensación de soledad y abandono, y desde la propia Administración no ha habido ninguna iniciativa, ningún apoyo, ha dejado abandonada la Atención Primaria y nos hemos tenido que buscar la vida médicos, enfermeros y farmacéuticos”. Para el presidente de SEFAC, gracias al compromiso de todas las farmacias y los centros de salud han podido superar esta situación, manteniendo un servicio que, de no ser así, “esto se nos hubiera venido abajo”.