El Servicio de Nueva Medicación pide paso en el campo de la farmacia asistencial

La PGEU apunta a una buena práctica del fomento de la adherencia que todavía practican pocos países en la Unión Europea.

Redacción

Hoy, en al menos la mitad de los países europeos, las farmacias comunitarias facilitan a sus usuarios un servicio de evaluación de la medicación a través de consultas privadas entre el farmacéutico y el paciente centrada, entre otros asuntos, en una correcta adherencia y en un uso seguro, efectivo y racional de los fármacos. Muy pocos todavía, sin embargo, han decidido ampliar esta estrategia para garantizar la adherencia a las prescripciones farmacológicas de larga duración prescritas por primera vez, una vía que pide paso en el campo de la farmacia asistencial.

En su informe 2016, la patronal farmacéutica europea, la PGEU, estimaba que un 50 por ciento de los pacientes que comienzan una nueva medicación la suspenden al cabo de 6 meses. El Servicio de Nueva Medicación (NMS, por sus siglas en inglés) ha sido una de las buenas prácticas destacadas recientemente en el informe anual 2017 elaborado por esta institución, que ha hecho referencia a Irlanda. Allí, los buenos resultados cosechados en un programa piloto llevado a cabo en 79 farmacias y con 394 pacientes ha llevado a considerar su implementación y financiación en todo el país.

Según las previsiones oficiales, para el año 2020, cerca de un 40 por ciento de población adulta en Irlanda tendrá al menos una enfermedad crónica. Diversos informes vienen apuntando a la necesidad de encontrar soluciones para que la provisión de la asistencia se lleve a cabo con el menor nivel posible de complejidad, de una manera eficaz y segura para los pacientes, y con un fuerte acento en la gestión de la medicación… Al mismo tiempo, la propia farmacia comunitaria llevaba tiempo recomendando implantar un programa de adherencia y educación estructurada para pacientes recientemente diagnosticados con patologías crónicas.

Diversos informes vienen apuntando a la necesidad de encontrar soluciones para que la provisión de la asistencia se lleve a cabo con el menor nivel posible de complejidad.

El piloto se llevó a cabo en asma, EPOC, diabetes tipo 2, hipertensión, terapia anticoagulante, terapia con estatinas y dolor crónico. Según sus resultados, la intervención del farmacéutico tuvo un efecto positivo en términos de adherencia para un 85 por ciento de los pacientes. Concretamente, la mejora fue de un 9 por ciento para un 77 por ciento de los mismos; mientras que un 8 por ciento fueron derivados al médico de Atención Primaria.

Reino Unido, el motor de los NMS

Los de Irlanda son los últimos, pero no los únicos datos, que apoyan la figura del farmacéutico comunitario como soporte para los pacientes crónicos en sus primeros meses de tratamiento. En Reino Unido, los NMS están implantados desde el año 2011, para el inicio de nuevos tratamientos anticoagulantes, contra la hipertensión, el asma, la EPOC y la diabetes tipo 2. A mediados de 2013, más del 90 por ciento de las farmacias ofrecían este servicio a más de un millón de pacientes.

Una reciente evaluación de cinco años de experiencia publicada en 2017 por las universidades de Manchester, Nottingham y el University College de Londres asegura que los NMS han mejorado la adherencia a los tratamientos farmacológicos un 10,2 por ciento. En términos económicos, las ganancias en salud han superado con creces los costes del programa. La intervención del farmacéutico comunitario ha generado, según el mismo estudio, un ahorro de 75 millones de libras (85,6 millones de euros) en los cinco primeros años del servicio y se estima que generará ahorros de 517,6 millones de libras (más de 590 millones de euros) a más largo plazo.

Los Servicios de Nueva Medicación han mejorado la adherencia a los tratamientos farmacológicos un 10,2 por ciento.

El éxito del programa en Reino Unido ha sido tal que ha llevado a la Royal Pharmaceutical Society, la patronal farmacéutica nacional, a pedir que la lista de medicamentos cubiertos por este servicio se incremente a todas las enfermedades de larga duración, incluida la salud mental.

Algunos países no han necesitado esperar a la evaluación llevada a cabo por estas universidades, y de la cual dependía en buena parte el futuro de este programa y su financiación por el NHS (el Sistema Nacional de Salud británico). En los últimos años, Bélgica y Francia han puesto en marcha sus propias versiones de este programa. Y en 2014, los países escandinavos mostraron su interés en el Servicio de Nueva Medicación británico. Dicho interés germinó en Noruega, que decidió apostar por un piloto en 70 farmacias, con 1.500 pacientes. Sus resultados han dado lugar a un programa oficial, Medicine Start, que se llevará a cabo a lo largo de este año.

El avance de la farmacia asistencial

El Servicio de Nueva Medicación no es el único avance señalado por el informe 2017 de la PGEU. Este documento se ha constituido en base a respuestas recabadas de 30 estados miembros de la Unión Europea. El 27 por ciento declaró llevar a cabo este servicio, frente al 53 por ciento que ya vienen practicando consultas similares ante regímenes terapéuticos ya existentes. “Las farmacias comunitarias —resalta la PGEU— están en una posición única para ayudar a mitigar los riesgos de suspensión del tratamiento y la falta de adherencia terapéutica”.

A lo largo del último año, los servicios farmacéuticos profesionales y programas que van más allá de la mera dispensación se han mostrado especialmente útiles a la hora de ofrecer una mejor asistencia a los pacientes y favorecer unos buenos resultados en salud en patologías crónicas como la hipertensión, el asma o la diabetes. Así, en el 57 por ciento de los países, las farmacias ofrecen información a los pacientes sobre la enfermedad o sobre los tratamientos; y en un 37 por ciento favorecen la adherencia a través de los Sistemas Personalizados de Dosificación.

Pero la asistencia a los enfermos crónicos va más allá del asesoramiento farmacológico. Por ejemplo, los servicios domiciliarios son una realidad en el 47 por ciento de los países, y la gran mayoría de farmacias comunitarias europeas están preparadas y equipadas para contribuir a la prevención, mediante actuaciones de detección temprana: en un 90 por ciento de los países ofrecen servicios para medir la presión sanguínea; en un 77 por ciento, servicios de medición de glucosa en sangre, y en un 73 por ciento, servicios de medición del colesterol.