¿Es importante el entorno cercano a la hora de seguir las medidas de prevención del COVID-19?

Existe un elemento de comparación frente al resto

Laura Chivato Isabel

Si entras en un bar en el que el suelo está lleno de papeles y ves que todos los clientes están tirándolos sin ninguna preocupación, posiblemente tú tengas el mismo comportamiento; pero si, por el contrario, hay un cartel en la entrada en el que se prohíbe expresamente tirar cualquier basura al suelo, es menos probable que lo hagas. Este ejemplo, que puede parecer muy simple, explica el efecto que tiene una ‘norma descriptiva’ (el comportamiento general) frente a una ‘norma prescriptiva’ (una prohibición) que viene a decir lo siguiente: solemos comportarnos tal y como se comporta nuestro entorno, lo que explicaría cómo en ocasiones las medidas de prevención del COVID-19 no se siguen a raja tabla cuando nos encontramos en grupo con gente más cercana. Es decir, que si entre seis personas, cuatro no llevan mascarilla, hay más probabilidades de que las otras dos restantes acaben quitándosela. Esto es lo que se conoce como ‘norma subjetiva’, por la que basamos nuestra actitud en lo que es más importante para las personas más cercanas a nosotros, tal y como subraya Fernando Chacón, presidente del Colegio Oficial de Psicología de Madrid (COP Madrid).

Basamos nuestra actitud en lo que es más importante para las personas

más cercanas a nosotros

Este especialista en Psicología Social comenta que si, por ejemplo, tus padres o pareja valoran más que cumplas las normas, hay más posibilidades de que tú también las cumplas. “Por eso el entorno tiene más influencia en nosotros que una prohibición, sobre todo, cuando la sanción no tiene repercusiones. ¿Por qué la gente al final se acabó poniendo los cascos en la moto? Porque existía una multa económica, pero en algunos de los casos, si hablamos de seguir las normas de prevención del coronavirus, no se sanciona, y si la población ve que no se sanciona ¿qué hace? lo que hace la mayoría”. En el caso del uso de mascarilla, Chacón explica que, si en un grupo todos la llevan y una sola persona no, es más fácil que dicha persona termine poniéndosela porque existe un elemento de comparación frente al resto.

Esta forma de comportarnos cuenta con una amplia evidencia empírica y ahora los investigadores han encontrado una oportunidad para extrapolarlo al COVID-19. Tanto es así que recientemente se ha publicado en el British Journal of Psychology una investigación centrada precisamente en el “gran impacto” que tiene en las personas la influencia social para ser adherentes a las pautas de prevención del contagio. Concretamente, los investigadores pudieron comprobar, entre 6.674 participantes de 114 países, cómo las personas se distanciaban más cuando pensaban que lo hacía su círculo social más cercano. Yendo más lejos, esta influencia social importaba más que si la gente pensaba que el distanciamiento era lo correcto.

Esto es importante tenerlo en cuenta en todos los grupos de población, pero especialmente entre aquellos a los que les cuesta más seguir las normas debido a la etapa en la que se encuentran o a la percepción de riesgo que tienen, porque además del entorno, otras variables como la vulnerabilidad o el miedo también afectan para ser más o menos adherente a las medidas de prevención. Esto explica que los mayores estén más dispuestos a seguir ciertas recomendaciones, tanto que incluso hay personas que llevan meses sin salir de sus domicilios.

Además del entorno, otras variables como la vulnerabilidad o el miedo también afectan para ser más o menos adherente a las medidas de prevención

“La vulnerabilidad influye, y en este sentido, los más mayores parece que están cumpliendo las normas de una forma más rígida. Y, sin embargo, hay colectivos jóvenes, aunque está claro que no todos, para los cuales el contacto social amplio es fundamental y les ha costado más adaptarse a las normas de aislamiento por su forma de interacción, y de ahí que el nivel de incumplimiento sea algo mayor”, apunta el presidente del COP Madrid.

“Además -añade-, hay otra variable que influye que es el miedo, y este depende del nivel de incidencia. Si el nivel de incidencia es muy alto, el riesgo se percibe mayor; cuando baja el nivel de incidencia, baja el miedo y el nivel de cumplimiento tiende a bajar. Por eso también las personas más vulnerables tienen más miedo. Igualmente, hay otros factores que están relacionados con el hecho de que cuando pasa el tiempo, la gente está más cansada y se va relajando”.

Más expertos en Psicología Social

En esta línea, Chacón considera que, a la hora de tomar decisiones, desde la Administración debería tenerse en consideración la forma en la que nos comportamos y más teniendo en cuenta que todo ello está respaldado por evidencia empírica. “El entorno es fundamental y demuestra que los mensajes de las administraciones no estaban asesorados por especialistas en Psicología Social, sino por publicistas. No ha habido nadie que conozca cómo transmitir mensajes para llegar, por ejemplo, al colectivo joven. Realmente la primera petición para que Youtubers e influencers dieran mensajes de este tipo fue tardísimo”, señala.

“Los mensajes de las administraciones no estaban asesorados por

especialistas en Psicología Social”

“Tenemos que aprender que, a la hora de diseñar campañas preventivas, hay mucha evidencia empírica desde hace décadas acerca de cómo realizar una comunicación eficaz y hay que tenerlo en cuenta -añade este experto-. Igual que se valora la eficacia de un tratamiento, también hay técnicas de comunicación eficaces y hay que preguntar a los expertos”.