Fomentar un cambio a través de conversaciones transformadoras: coaching en adherencia

Durante la Jornada de Adherencia de la Comunidad Valenciana se presentaron tres casos prácticos relacionados con la incontinencia urinaria

Laura Chivato Isabel

Durante la II Guerra Mundial el ejército estadounidense detectó que en los saltos con paracaídas había un error de aproximadamente un 5 por ciento. Para solucionar esto, se comentó a los supervisores que, en cualquier momento, sin previo aviso, se les iba a dar un paracaídas al azar para que ellos mismos se tirasen. Los errores desaparecieron dejando ver que lo que hacía falta era motivación, y esto es lo que puede llegar a faltar a un paciente para que sea completamente adherente al tratamiento. Por lo que ¿cómo conseguir ese cambio? Para Izaskun Unzain, Bussiness Solutions Manager de EFIC, la clave está en poner el foco en lo que está sucediendo para así poder fomentar dicho cambio, y esto se puede conseguir a través del coaching, metodología que explicó con tres casos prácticos durante la Jornada de Adherencia al Tratamiento de la Comunidad Valenciana organizada el pasado miércoles 27 de marzo por el Grupo OAT con la colaboración del MICOF y el patrocinio de Amgen, Astellas Pharma y UCB.

El coaching se basa en crear conversaciones transformadoras a través de la forma de preguntar y de hacer reflexionar para tomar conciencia y generar el cambio. “Dentro de la adherencia tiene muchísimo peso, porque se trata de conversar para tomar conciencia y generar aprendizaje para dar un paso hacia la acción y conseguir objetivos, como mejorar la calidad de vida y, en el camino, mejorar la adherencia a los tratamientos”, subrayó Unzain.

“Dentro de la adherencia tiene muchísimo peso, porque se trata de conversar para tomar conciencia y generar aprendizaje para dar un paso hacia la acción y conseguir objetivos”

“Estas conversaciones transformadoras –añadió– no tienen otro trasfondo que el de la pregunta, el de la escucha y el estar presentes, el estar conversando con una comunicación muy eficaz y, sobre todo, teniendo en cuenta qué tipo de interlocutor tenemos delante”.

Barreras en la adherencia

El paciente no adherente puede enfrentarse a tres barreras que, a nivel de coaching, son las creencias, las emociones y los comportamientos, unas barreras que esta experta explicó a través de tres casos prácticos relacionados con la incontinencia urinaria (aunque extrapolables a cualquier otra patología).

El primer caso fue el de un hombre de 67 años que vivía con su mujer, jubilado, fumador, que no hacía ejercicio y tenía un peso normal. En este caso, no notaba la mejoría en los síntomas y pensaba que la medicación no le funciona (creencias).

“La creencia es un pensamiento tan arraigado a nosotros mismos que es dogma de fe debido a algo que ha ocurrido y que le hemos dado un 100 por ciento de veracidad, es decir, lo hemos integrado en nuestro pensamiento. Estas creencias están asentadas como un pilar muy fuerte en la forma de ser y en la propia identidad, construyen realidades. Con lo cual, si el paciente está centrado en que no nota la mejoría, es muy difícil que construya, que cambie o que pegue un giro si sigue aferrado en esa creencia”, destacó Unzain.

“Si el paciente está centrado en que no nota la mejoría, es muy difícil que construya, que cambie o que pegue un giro si sigue aferrado en esa creencia”

Aquí es importante tener en cuenta que no solo las propias creencias del paciente pueden afectar, sino que también las de los profesionales sanitarios pueden hacerlo. Por ejemplo, si el médico piensa que con ese paciente ya no puede hacerse nada porque no quiere cambiar su creencia, esto también afectará al posible cambio.

“Se trata de desmontar con las conversaciones las creencias del paciente y que empiece a funcionar, pensando que quizá hay otras posibilidades. Ahí es donde se empieza a trabajar en la adherencia, dentro de la nueva creencia”, señaló la experta.

El segundo caso se trató de una mujer de 70 años, viuda, que vivía con su hija, no fumadora, tampoco hacía ejercicio y con sobrepeso. En este ejemplo, la paciente no quería reconocer que tenía cierto problema de incontinencia y, además, hacerlo le causaba vergüenza (emociones).

En este sentido, Unzain detalló los cincos pasos para trabajar la gestión de las emociones desde la inteligencia emocional :

  1. Identificar la emoción: Si no conoce qué emoción es, no se va a poder trabajar. Por ejemplo, distinguir que es vergüenza y no miedo.
  2. Aceptar esa emoción: Esto se trabaja haciendo en las conversaciones toma de conciencia de que realmente la patología no le pertenece al paciente y, sin embargo, la actitud sí. “A través de esas conversaciones se trabaja sobre cómo hacerse responsable de la parte que le toca por su actitud”.
  3. La expresión de las emociones: Por ejemplo, al hablar con alguien y ‘quitar de encima’ esa emoción se favorece enormemente, pues el verbalizarlo también influye.
  4. La valoración: Ver hasta qué punto esa emoción está limitando la vida.
  5. La propia gestión emocional: Esto está relacionado con un “diálogo interno”, sobre todo si se ha trabajado la emoción en estos pasos, se intentará bajar la intensidad (“coger y meter la vergüenza en el bolsillo”).

Por último, en el tercer caso se trataba de un hombre de 58 años, casado y que vivía con su mujer, no fumador, que hacía algo de ejercicio, pero con sobrepeso. Además, es pluripatológico y al tomar varias medicaciones, se le olvida (comportamientos).

“Un hábito es un comportamiento reiterado que al final lo incorporamos de una forma tan potente en nosotros que llega a ser algo que realizamos de forma automática. La conducción, por ejemplo. No lo calibramos y no nos damos cuenta de que nos están limitando. Por lo tanto, hay que hacer un chequeo de qué pasa con nuestros comportamientos o no comportamientos”, resaltó Unzain.

“Un hábito es un comportamiento reiterado que al final lo incorporamos de una forma tan potente en nosotros que llega a ser algo que realizamos de forma automática”

“Detrás de todo esto –añadió– hay mucho más que trabajar y a través de las preguntas hay que rascar y sacar de dentro que está pasando para que no te comportes de esa manera, a través de las conversaciones consigues la información poderosa”.

Con todo, esta especialista hizo hincapié en trabajar otros muchos aspectos como la motivación, el compromiso, la responsabilidad, el feedback y la corporalidad.