Expertos reunidos por la Comisión Europa piden mayor cooperación entre profesionales e integrar a los farmacéuticos en los equipos multidisciplinares
Carlos Rodríguez
En las últimas décadas, los niveles de falta adherencia a los tratamientos han permanecido invariables en Europa, fijados en el entorno del 50 por ciento para los pacientes crónicos. Afortunadamente, se están poniendo las bases para que esta fotografía cambie en el futuro. La colaboración a nivel europeo en el campo de la adherencia a los tratamientos ha obtenido resultados significativos, y en un corto periodo de tiempo, además. A nivel local, regional y nacional se ha hecho frente a muchos de los problemas prácticos de los pacientes mayores. A nivel comunitario se ha alcanzado un objetivo mucho más ambicioso: situar la adherencia en el centro de las discusiones europeas y hacer de ella una de las prioridades frente al envejecimiento.
El denominado ‘Grupo de Acción A1’ (Grupo de Prescripción y Adherencia a los Planes Médicos) ha jugado un papel muy importante en este proceso. Tiene su origen en el reconocimiento del envejecimiento activo y saludable como reto común para todos los países europeos, y como un área que ofrece un amplio margen para ofrecer respuestas innovadoras desde un punto de vista colaborativo. Bajo esta premisa, la Comisión Europea lanzó en 2012 un grupo de trabajo que, como parte de los trabajos en los campos de la prevención, la monitorización y el diagnóstico temprano, subrayó como “preocupación de salud pública a nivel global” la falta de adherencia a los tratamientos, no sólo por afectar a una media del 50 por ciento de los pacientes crónicos en los países desarrollados, sino porque la no adherencia tiene el potencial de comprometer la efectividad de los tratamientos y, por lo tanto, tiene un gran impacto sobre los presupuestos sanitarios públicos.
Hoy, el grupo acumula 166 actividades y 137 compromisos. De ellos, 18 son nuevos compromisos, 5 ya se han logrado, 95 están en marcha y otros 38 aún no han comenzado, según explicó Przemyslaw Kardas, promotor del Grupo A1, durante la última reunión de este foro, celebrada en Oporto el 23 de junio de 2017. Entre los objetivos de esos 18 nuevos compromisos se encuentran, entre otros, determinar el impacto de la adherencia y sus determinantes, estableciendo una comparación a nivel europeo o dilucidar el valor añadido de la intervención del farmacéutico, la mejora del asesoramiento a los pacientes y el potencial de determinadas aplicaciones y herramientas TIC de apoyo a la adherencia en los planes médicos.
La adherencia se ha situado en el centro de las discusiones europeas y se ha convertido en una de las prioridades frente al envejecimiento
El Grupo A1 es el primero de su clase. Reúne a agentes del sector académico, de la industria, de los gobiernos locales y central, de los pagadores, de los profesionales… Desde su creación ha demostrado ser un foro único para el intercambio y el benchmarking de buenas prácticas, así como el aprendizaje de un amplio rango de intervenciones efectivas diseñadas para incrementar los niveles de adherencia. Un informe publicado para dar a conocer los trabajos conducidos hasta 2015 plantea fundamentos para mejorar la calidad de vida y los resultados en salud de los pacientes crónicos desde un punto de vista holístico.
Este trabajo, organizado en torno a cuatro grupos (Investigación; Refuerzo del Rol del Farmacéutico; Educación y Empoderamiento y Explotación del potencial de las TIC en adherencia) y cinco grandes áreas (adherencia, empoderamiento; mejora de los servicios sanitarios; comunicación e investigación y metodología) se presenta como la base sobre la cual será posible empezar a construir nuevas estrategias para hacer frente a la no adherencia en Europa.
El camino hasta ahora
En los últimos cuatro años, los socios europeos han colaborado y compartido evidencias, soluciones innovadoras y puntos de vista sobre los enfoques más efectivos a la hora de abordar la falta de adherencia como vía para mejorar la calidad de vida y los resultados en salud de las personas mayores que padecen enfermedades crónicas. Como conclusión general reconocen que, dado que no es posible abordar la falta de adherencia desde una única intervención, sino a partir de un mix de métodos, el reto consistirá en saber escoger cuáles serán las mejores intervenciones en cada caso concreto, al tiempo que se adoptan nuevos enfoques, fundamentalmente para dar más protagonismo a los pacientes y sus cuidadores.
Más allá, los trabajos desarrollados desde 2012 dejan constancia, en primer lugar, de que la adherencia se ha convertido en una prioridad en la agenda política. Muestra de ello es que se ha hecho un hueco entre las prioridades de inversión de fondos públicos, concretamente en la segunda Iniciativa de Medicamentos Innovadores, donde los programas de adherencia diseñados a la medida del paciente han quedado configurados como área de investigación.
Otra conclusión, extraída en el contexto del reto demográfico, es que la no adherencia tiene un impacto sustancial en el grupo de personas mayores. Es por ello que una de las líneas que se ha implementado con más fuerza dentro del grupo se ha dirigido al abordaje de la adherencia de los pacientes con varias patologías crónicas, y en consecuente situación de polifarmacia.
A la hora de gestionar esta polimedicación, los expertos confían en los resultados potenciales de un trabajo multidisciplinar que incluya a los farmacéuticos como parte del equipo sanitario, y reclaman para ello el apoyo necesario. Según el informe, a pesar del consenso generalizado en torno a la contribución de las oficinas de farmacia para conseguir un uso seguro, efectivo y eficiente de los medicamentos, los farmacéuticos “siguen estando infrautilizados en algunos países europeos”.
Los expertos europeos en el campo de la adherencia reconocen que los farmacéuticos “siguen estando infrautilizados en algunos países europeos”
Abordar la relación entre adherencia y polifarmacia desde el equipo multidisciplinar también implicará, además de una apuesta decidida por las TIC (por ejemplo, receta electrónica), el establecimiento de planes terapéuticos adecuados (especialmente en pacientes con varias patologías crónicas), la revisión de la medicación y la elaboración de protocolos de conciliación. Para los expertos, este proceso requerirá de “una organización estratégica en el equipo sanitario para garantizar la coordinación y tiempo para implementar la metodología”. Una vez desarrollada cualquier guía, ésta debería ser adoptada por todos los profesionales de la Atención Primaria y ejecutada por un equipo multidisciplinar, en cuyo caso la formación de los médicos y farmacéuticos involucrados en el proceso “también podría ser necesaria”.
Por último, el grupo ha destacado la necesidad de seguir trabajando en la búsqueda de herramientas que permitan monitorizar y medir tanto el impacto de las intervenciones en adherencia como la adherencia en sí. A su juicio, se hace cada vez más evidente que “la adherencia, como proceso, debe ser evaluada a lo largo de tiempo, y no sólo en un momento concreto”.
Retos de futuro
Animados por estos logros en su primer periodo de sus actividades, los socios echan su vista hacia delante para establecer metas aún más ambiciosas. Los trabajos realizados hasta la fecha muestran que existen muchos campos de interés para el futuro cercano.
En primer lugar, dentro del trabajo establecido para los años 2016-2018, se espera una mayor cooperación entre profesionales sanitarios, especialmente para integrar a los farmacéuticos, en beneficio de la adherencia de los pacientes a los tratamientos. “Existe una urgente necesidad de mejorar la coordinación entre profesionales sanitarios en sus diferentes niveles para incrementar la adherencia a los tratamientos, en particular las iniciativas destinadas a reforzar el papel de los farmacéuticos en un proceso integrado de asistencia, que han demostrado ser efectivas y que requieren mayor atención”, asegura el informe.
Para lograrlo, sus autores consideran necesario desarrollar y testear a nivel europeo nuevos modelos de organización basados en la evidencia que permitan reorganizar las responsabilidades entre los profesionales. Además, aseguran que la enseñanza pre y post-grado debe adaptarse para equipar a los profesionales con los conocimientos y habilidades necesarios para gestionar la adherencia en equipos multidisciplinares.
En segundo lugar, se prevén avances en materia de empoderamiento. Conscientes de que un paciente más involucrado en el proceso de toma de decisiones con respecto a su tratamiento es un paciente más responsable, que incrementa su capacidad de gestión y mejora los resultados en salud, los autores reconocen que en estos años se han llevado a cabo un amplio número de iniciativas exitosas a nivel local, en muchas ocasiones impulsadas por las TIC en salud. De cara al futuro, las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías también llevarán a nuevos retos, como la privacidad de los datos o las responsabilidades legales, pero ninguno de ellos implicará una marcha atrás. “La tendencia es irreversible; la única cuestión será la de cómo preparar a los sistemas sanitarios europeos para la absorción efectiva de este nuevo recurso”, ratifican los expertos.
En último lugar, los especialistas europeos en el campo de la adherencia auguran una mayor integración de las actividades emprendidas a nivel europeo, un refuerzo de la colaboración con vistas a acelerar posibles procesos de armonización e incrementar, incluso, la productividad del grupo de expertos. Diferentes herramientas están previstas para este proceso, con el objetivo último de ampliar las buenas prácticas detectadas y mejorar la adherencia a los tratamientos en el conjunto de la Unión Europea.