País Vasco se marca el objetivo de incorporar al paciente en la transformación del sistema sanitario

Prevención, promoción de la salud, profesionales y TIC, las claves del futuro de Osakidetza

Carlos Rodríguez

En 2015, el Gobierno vasco se marcó un objetivo para el año 2018: convertir el Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) en una institución totalmente innovadora, que ha transformado su modelo de atención y organización, ganando en calidad, seguridad, especialización y eficiencia, y con capacidad de atraer el talento de las personas. A sus responsables les quedan menos de 11 meses para lograrlo, pero creen que van por el buen camino, según pusieron de manifiesto durante el encuentro Presente y futuro de la Sanidad en el País Vasco, organizado en Madrid por la Fundación Bamberg. Les quedan varios retos importantes por delante, como la integración clínica, el avance en la integración socio-sanitaria y la salud comunitaria, pero todos —empezando por el consejero de Salud— parecen coincidir en que el más importante es incorporar al paciente en la transformación del sistema.

Después de un trabajo de más de tres décadas para alcanzar un sistema universal, público y de calidad, es nuestra responsabilidad seguir trabajando para afrontar el envejecimiento y el incremento de las enfermedades crónicas y para hacer frente a un paciente más informado y más exigente con respecto a sus servicios públicos”, aseguró Jon Darpon.

La planificación continuada a la que alude el consejero ha ido acorde con una inversión a lo largo del tiempo por los distintos ejecutivos vascos. No es casualidad que, con un total de 3.667 millones de euros (el 32 por ciento del presupuesto total) y con 1.673 euros por ciudadano para el año 2018, el presupuesto sanitario autonómico se acerque a la media de gasto público europeo. Por partidas, la mayor corresponde a Osakidetza, que presenta un incremento del 4 por ciento, llegando a los 2.783 millones de euros.

Esta apuesta política ha sido clave para entender el cambio llevado a cabo en el modelo. El sistema sanitario, tal y como lo conocemos hoy en España, data de los años 80. De ahí parte su división tradición en Atención Primaria y Hospitalaria. Por aquel entonces, el sistema estaba en expansión y en un contexto de relativa suficiencia financiera. Era un sistema bien adaptado en su momento, orientado hacia una población joven, y con poca prevalencia en la complejidad de los pacientes crónicos, pero que pese a todo no logró avanzar en la coordinación entre niveles asistenciales.

Incorporar al paciente en la transformación del sistema es uno de los retos más importantes que se ha marcado el Servicio Vasco de Salud 

Hoy, la fotografía es bien distinta. En este momento, en Osakidetza más de la mitad de los pacientes hospitalizados es mayor de 65 años y casi una cuarta parte de los mismos tiene más de 80 años. Con un 21 por ciento de población envejecida y con comorbilidades, sin contar con la dependencia, la necesidad del cambio en Euskadi llegó además de la mano, no sólo de un incremento en la actividad sanitaria ligado al nuevo perfil demográfico, sino de una insuficiencia financiera.

Las OSI

La respuesta del gobierno vasco fue la Organización Sanitaria Integrada (OSI), un proyecto colectivo de cambio de modelo de relación entre los profesionales que intervienen en el proceso de atención a los pacientes, que traslada la atención desde los hospitales hacia el medio comunitario. Desde una perspectiva poblacional, las organizaciones sanitarias integradas adoptan un enfoque proactivo dirigido a mejorar la salud de su población asignada, asegurando la atención necesaria en función de las necesidades de los pacientes, en especial de los pacientes crónicos y de aquellos que en un momento dado tienen necesidades sanitarias y sociales de forma simultánea.

El cambio ya está iniciado. Euskadi dispone de 13 Organizaciones Sanitarias Integradas en uso. Se ha avanzado en información sanitaria; en pacientes complejos; en integración socio-sanitaria, en medicina no presencial… Pero la figura del paciente, eje del cambio que se quiere promover, todavía no está integrada, como señalan diferentes cargos dentro de Osakidetza.

Euskadi dispone de 13 Organizaciones Sanitarias Integradas en uso

Si queremos que la transformación de la organización sea efectiva, debe estar incorporada en una estrategia bien gestionada. Para eso, creemos que es básico apoyarse en un modelo de gestión que tenga cierta solidez. No podemos cometer los errores de los últimos 50 años. Debemos incorporar al paciente en esta transformación, viendo sus necesidades y adaptándonos a ellas, al igual que tenemos que adaptarnos al entorno, a la cronicidad, incorporando el concepto de Value Based Health Care, y utilizando la innovación como palanca de cambio”, aseguró Santiago Rabanal, director gerente del Hospital Universitario de Cruces.

Lo mismo ocurre cuando se habla del modelo de gestión, basado en el abordaje de los pacientes en función de su necesidad, con el objetivo primario de mantenerlos en el nivel de menor complejidad posible. En una primera estratificación, llevada a cabo en 2012, se identificaron 7.000 pacientes complejos. Según la última actualización de este estrato, llevada a cabo en 2016, la cifra de pacientes complejos es ya de 14.000. Para ellos se ha diseñado un nivel de intervención diferente, a través de rutas asistenciales que formalizan la necesidad de colaboración que existe, no sólo a nivel profesional. “Debemos incorporar a los ciudadanos en las rutas y en la participación en la toma de decisiones. Solo desde la corresponsabilidad podremos hacer que el sistema sea sostenible”, subrayó Amaya Echevarria, directora de Integración Asistencial de la OSI Barrualde-Galdakao.

Pasos dados, pasos por dar

Los responsables sanitarios saben que no es sencillo. Iñaki Berraondo, viceconsejero de Salud del Gobierno vasco, reconoció que “empoderar a un paciente es complejo y requiere tiempo”. Varias de las vías que están en marcha confluyen en este mismo objetivo, como el compromiso para reducir las inequidades en salud, trabajando de forma coordinada en los determinantes de la salud. En este contexto, por ejemplo, se mantienen las líneas de acción y recursos para la prevención de la enfermedad y la promoción de la salud: se siguen extendiendo las redes locales de salud; las medidas en alcohol, tabaco y otros tóxicos; la estrategia para mejorar la alimentación de la población; los programas de cribado; el abordaje de la medicina personalizada de precisión o un modelo asistencial basado en la asistencia multidisciplinar.

Iñaki Berraondo, viceconsejero de Salud del Gobierno vasco.

Este último punto conduce a la principal clave del éxito del sistema sanitario vasco: la respuesta a los actuales retos del envejecimiento y la cronicidad no se entiende sin sus profesionales. Con 26.400 plazas, Osakidetza es la mayor empresa pública y el mayor empleador del País Vasco. Si bien no cabe hablar de una plantilla envejecida (la media es de 52 años), ya se están poniendo las bases para un relevo generacional que asegure la necesidad de profesionales. Al mismo tiempo, se avanza en el reconocimiento del papel de los distintos profesionales que componen el equipo multidisciplinar. Consciente de que el liderazgo de la atención integrada, o se da desde la Atención Primaria o no se da, la Consejería del Salud del Gobierno vasco trabaja para reforzar el papel de Enfermería con roles más complejos en el proceso asistencial y el de la farmacia comunitaria como un agente de salud más, a través de la implementación de programas de atención farmacéutica.

Si al paciente hay que atenderle en el nivel más adecuado, y a menudo ese nivel adecuado es su domicilio, otra línea clave en el modelo vasco han sido la atención domiciliaria y las experiencias en la continuidad de la atención mediante la asistencia no presencial. Hoy Osakidetza tiene digitalizadas herramientas de soporte (cita online, e-receta, Historia Clínica Digital…), pero su objetivo sigue siendo incorporar las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) para modificar en lo posible la práctica clínica asistencia. Según los últimos datos facilitados, por ejemplo, el 23 por ciento de las consultas de medicina de familia son ya no presenciales.

La idea es seguir desarrollando éstas y otras formas de relación no presencial, tal y como aseguró Andoni Arcelay, director de Asistencia Sanitaria de Osakidetza. Como ejemplo, expuso los avances conseguidos mediante la denominada “Carpeta de Salud”, una herramienta que permite a los pacientes consultar y recuperar información, enriquecer el historial médico a través de informes, interactuar con los profesionales y que terceras personas puedan acceder a los datos.