“Las personas mayores pueden trasladar su experiencia para ayudar a construir un modelo social más integrador e inclusivo”

Marcos de Castro, Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de Madrid (UDP)

Laura Chivato Isabel

El 1 de octubre se celebra el Día Internacional de las Personas Mayores con el objetivo de poner en valor todo el conocimiento y experiencia que este grupo puede aportar a la sociedad en su conjunto. Sin embargo, parece que ha tenido que llegar la pandemia de coronavirus COVID-19 para tener más presente a estos, aunque, según Marcos de Castro, de la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de Madrid (UDP), todavía queda mucho por hacer. Para de Castro, las personas mayores, por el momento, no son tomadas en cuenta como se debería a la hora de legislar y de tomar decisiones que les afectan directamente, para así además construir un modelo en el que todos los grupos de población estén incluidos sin excepción, un punto que podría mejorar a través del asociacionismo.

Pregunta. Parece que ha pasado un largo periodo desde que el coronavirus se instaló en nuestras vidas. Sin embargo, fue hace tan solo alrededor de seis meses. ¿Cómo vivieron entonces la llegada de la COVID-19 desde UDP?

Respuesta. La vivencia de que un periodo es largo cuando no lo ha sido tanto en realidad ya demuestra que ese periodo ha estado cargado de “pesos” emocionales complicados. Así lo hemos vivido, como una carga amenazante que sobreviene sin saber de dónde viene ni hasta cuando. Especialmente cuando las amenazas se centraban en las personas mayores sin saber por qué. Esta sensación de “sin saber por qué” invadió a toda la sociedad, de manera especial a los sanitarios. Lo que generaba más inseguridad

P. Durante los primeros meses de la crisis vimos como las residencias de ancianos pasaban por momentos muy duros para intentar frenar el contagio en los centros. Además, el número de fallecimientos entre los más mayores no paraba de crecer. En este sentido, ¿cómo creen que se ha tratado a este grupo de la población durante la pandemia? ¿Se tuvo en cuenta su perfil de una manera correcta?

R. Aquí hay que distinguir varios temas a pensar y profundizar. Las residencias para mayores aparecieron, históricamente, como sustitución renovada del asilo, entidad desprestigiada por estar imbuida de “aparcamiento” de personas que tienen ya poco que aportar en la vida social. Pero la pandemia ha demostrado que esta renovación institucional fue más nominal que real, no ha sido en profundidad, pues la idea de un “aparcamiento” pasivo de personas mayores sigue continuada en la práctica. Eso del envejecimiento activo no es una práctica de las residencias, salvo excepciones afortunadas. En este sentido, las residencias cuentan con personas mayores, pero sin la asistencia sanitaria, especialmente geriátrica, adecuada. Lo que ha permitido que el virus destroce vidas. Más aun si existieron prácticas, como parece que ocurrió en Madrid, que aconsejaban no hospitalizar a las personas enfermas por causa de la Covid. Todo apunta, pues, a un precario diseño de estas residencias que debe ser revisado. Desde luego, no se tuvo en cuenta el perfil y las necesidades de estas personas. A los mayores se les ha marginado, y la prueba es que la muerte se ha extendido en este tipo de personas. La pandemia ha hecho perder a España un año en esperanza de vida, y esto no parece inquietar a quienes tienen las responsabilidades políticas de tomar decisiones en favor de la sociedad. Lo que aumenta el drama social creado por el coronavirus.

“Las residencias cuentan con personas mayores, pero sin la asistencia sanitaria, especialmente geriátrica, adecuada”

P. En esta línea, ¿qué aspectos concretos creen que fallaron a la hora de pensar en los mayores?

R. Falló la ausencia de tratamiento médico adecuado, la atención política que estas personas merecían y la escasez de medios para poner limite a la pandemia, que se cebó en estas personas. Lo que es inadmisible. Faltó, especialmente, el reconocimiento del problema.

P. Y ahora con un poco de perspectiva, ¿consideran que ha cambiado este abordaje respecto a los últimos meses?

R. Entendemos que no ha cambiado aún. Eso de que la pandemia nos iba a enseñar muchas cosas y que algo cambiaría en el modelo social, no vemos que haya ocurrido. Hubo una carrera loca para ver quien “desescalaba” antes, porque la economía lo pedía, pero la salud de las personas ha demostrado que, si no se cuida, la economía seguirá debilitándose. No ha habido una perspectiva socio-ciudadana que priorizara las decisiones políticas; al contrario, dominaron otros intereses. Desde luego, en Madrid, el proceso de la “desescalada” ha sido un desastre.

P. El hecho de que los mayores formen parte del grupo de riesgo frente al coronavirus y que, por ejemplo, se visite con más cuidado a los familiares, ¿ha ayudado a la imagen que se tiene de las personas mayores entre la sociedad?

R. Ha ayudado a sensibilizar a la sociedad de que las personas mayores necesitan cuidados y políticas que no existían. Ha ayudado a ver ese vacío. Es imprescindible tener en cuenta a las personas mayores en la construcción legislativa para defender sus intereses y tratarles como personas, frente a afirmaciones de algunos políticos referentes a la necesidad de tomar medias para que el hecho de que si se vive demasiado no provoque “riesgos a la economía global”, como parece que dijo la Sra. Lagarde cuando era Directora del FMI.

“Es imprescindible tener en cuenta a las personas mayores en la construcción legislativa para defender sus intereses y tratarles como personas”

P. En medio de todo este problema, y teniendo en cuenta que España es uno de los países más envejecidos de la OCDE, ¿creen que sería importante concienciar a la población sobre el envejecimiento? ¿Por qué?

R. No sería importante, es imprescindible. Porque las personas mayores viven, afortunadamente; porque aportaron a la sociedad cuando estaban activos y pueden trasladar su experiencia ayudando a construir un modelo social más integrador e inclusivo. En imprescindible si es que queremos construir una sociedad donde todas las personas tengan su espacio, lo que no siempre es evidente al observar determinadas prácticas sociales

P. Sin embargo, ¿a través de qué estrategias sería efectivo hacerlo?

R. En UDP Madrid defendemos un primer paso incuestionable: dejar a las entidades representativas de este sector social un espacio en las mesas del dialogo institucional para ayudar y contribuir en la construcción normativa y legislativa, de forma que sus intereses sean contemplados, como lo deberían ser los de cualquier otro grupo social significativo. NO se pueden hacer leyes sin escucharlos, no se pueden defender las pensiones si tener presentes a quienes dependen de las pensiones. Hay que romper el inconsciente colectivo por el que los mayores ya están fuera de la construcción social

P. Si se habla de pacientes crónicos, por ejemplo, una de las formas de concienciar es a través de las asociaciones. En este caso, ¿qué papel juega el asociacionismo entre los mayores?

R. Que las personas mayores se asocien es la condición previa para todo lo que desde UDP Madrid pedimos. Pero que se asocien para construir una sociedad que tenga en cuenta sus intereses e inquietudes. Pues se ha querido, demasiadas veces, reducir sus asociaciones a temas de ocio (viajes) o de diversión. Eso es menospreciar la aportación de personas que tienen mucho que decir de los procesos sociales por su experiencia acumulada. Es preciso fomentar y propiciar este tipo de asociaciones de mayores para aportar en la construcción social.

“Es preciso fomentar y propiciar este tipo de asociaciones de mayores para aportar

en la construcción social”

P. En este sentido, ¿dirían que los propios mayores son conscientes del importante rol que desarrollan en la sociedad?

R. Lo son, indudablemente; lo son y saben que su experiencia puede aportar. Otra cosa es que socialmente no se perciba esa inquietud. Su capacidad de lucha, o de reivindicar su espacio social, suele ser debilitada, bien porque determinados políticos solo los quieren para que no estorben (Lagarde decía que podían ser un peligro para el sistema económico), bien porque lo que se percibe en los valores dominantes es que no es a ellos a quienes se les pregunta ni se les busca. Eso conlleva un reforzamiento de comportamientos pasivos que, por sus condiciones económicas o familiares, son abusivamente reforzados. El envejecimiento activo debería estar como prioridad en las políticas públicas.

P. ¿Cómo explicarían a la población general en qué consiste este rol dentro de todo el conjunto de la sociedad?

R. En todas las sociedades, excepto en la nuestra, existieron los consejos de mayores, de ancianos, de sabios… que eran consultados para determinadas tomas de decisiones, que aportaban su saber acumulado, que trasladaban a los jóvenes el aprendizaje de los primeros pasos. Actualmente existen experiencias de organizaciones de mayores que asesoran en el emprendizaje a los jóvenes emprendedores. Este saber acumulado no se niega socialmente, solo se oculta. La sociedad no puede reducir a estas personas a conceptos abstractos, como lo es el de “ancianos”, que apelan a que se queden al margen de la sociedad. No les puede dar el mensaje de que, como ya se ha acabado su vida activa laboralmente, se han de quedar al margen y esperen su final. Ni se pude trasladar al colectivo social la idea de que estos “ancianos” quedan excluidos en la pasividad por sus discapacidades (movilidad, sensorial, de salud…). Quienes dicen defender la vida deberían darse cuenta de que esta exclusión es un crimen social.

“La sociedad no puede reducir a estas personas a conceptos abstractos, como lo es el de ‘ancianos’, que apelan a que se queden al margen de la sociedad”

P. ¿Cómo podría potenciarse?

R. Escuchando sus propuestas e inquietudes. Dando espacio a sus organizaciones representativas para la construcción social, devolviéndoles políticamente el espacio para la transformación social que se les ha negado, dándoles un lugar sistemático en el dialogo institucional

P. Teniendo en cuenta esto, ¿se tomará en cuenta a la hora de hacer frente a la ‘segunda ola’?

R. Ojalá se tome en cuenta la presencia de las personas mayores en la segunda “ola”, mucho nos tememos que esto aún no se ha aprendido.