José Polo, presidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN)
Laura Chivato Isabel
Todos recordamos aquel marzo de 2020 cuando el COVID-19 se instaló oficialmente en nuestras vidas con el estado de alarma y el confinamiento domiciliario. También recordamos los aplausos a los profesionales sanitarios, entre los que se encontraban los médicos de Atención Primaria, que con su profesionalidad y esfuerzo cuidaban de miles y miles de pacientes contagiados por el virus. Para el doctor José Polo, presidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), estos profesionales estuvieron al pie del cañón desde el primer momento que se les necesitó, tanto que muchos de ellos se desplazaron hasta el hospital de campaña de IFEMA para desarrollar allí su labor asistencial. No ha sido fácil lidiar con estos meses en los que la falta de medios, tanto humanos como materiales, se ha puesto más que nunca sobre la mesa, aunque desde SEMERGEN vinieran denunciándolo tiempo atrás.
Pregunta. Fue elegido presidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) el pasado mes de septiembre. ¿Cómo han sido estos meses desde su elección?
Respuesta. Llevamos un año peculiar y complicado en el que toda la actividad de SEMERGEN ha tenido que pasar a ser no presencial y virtual. A pesar de la lejanía, somos una sociedad líder en la actividad presencial y hemos sido capaces de adaptarnos trasmitiendo información y formación al médico con los medios virtuales.
Por ejemplo, en este periodo hemos celebrado el 42º Congreso Nacional Virtual y fue un éxito, con 4.800 inscritos, y a pesar de que los médicos seguían pasando consultas y haciendo guardias, tuvimos una asistencia media de 3.600 conexiones diarias, con picos incluso de 4.000-4.200.
Es decir que la mayoría de las jornadas, congresos y reuniones han sido virtuales, pero esperemos que en unos meses podamos volver a una actividad y relación presencial.
P. ¿Qué objetivos se han marcado desde SEMERGEN para este 2021?
R. Nosotros queremos mantener el liderazgo como sociedad de Atención Primaria (AP) y, para ello, los seis primeros meses toda la actividad será online. El único objetivo presencial que mantenemos, por ahora, es el 43º Congreso Nacional que se celebrará en Zaragoza con la idea de poder estar reunidos presencialmente con las limitaciones que marque la autoridad sanitaria y los servicios de salud.
“Queremos mantener el liderazgo como sociedad de Atención Primaria (AP)”
En cuanto a la formación, esta seguirá siendo online a través de los diferentes cursos y actividades con los que contamos. Igualmente, queremos seguir siendo líderes en la investigación en Atención Primaria, pues en este momento contamos con 25.000 pacientes en estudios, pero seguimos presentando proyectos y pidiendo autorización para poner en marcha muchos otros.
P. Durante los meses más duros de la pandemia pudimos ver cómo desde Atención Primaria (AP) se tuvieron que cancelar consultas, cerrar Centros de Salud, etc. para intentar frenar el contagio. ¿Cómo se respondió a todo ello desde este ámbito asistencial?
R. Considero que se planificó mal, como se suele decir, “nos pilló el toro”, por la falta de planificación y previsión. No teníamos material para protección (los conocidos EPIS), no teníamos mascarillas para la población y la forma de tratar al paciente y su evolución no eran conocidos.
La transformación del Sistema Nacional de Salud (SNS) ha sido enorme, nos hemos volcado todo el personal sanitario con el gran problema añadido de tener que suplir bajas por enfermedad y tener que atender a una población que se nos moría de COVID-19.
“La transformación del Sistema Nacional de Salud (SNS) ha sido enorme”
P. Cuando habla de falta de planificación, ¿es a nivel nacional?
R. Sí, ha sido generalizado, ya que ha habido mucha improvisación y siempre “hemos ido detrás” de la pandemia. Por ejemplo, ahora con la vacunación pensamos que no vamos a llegar al objetivo por falta de previsión y de dotación de dosis; tendríamos que tener ya vacunados a un 40 por ciento de la población.
P. Además de esto, fueron muchos los médicos de AP que se desplazaron al Hospital de campaña de IFEMA para atender a enfermos de COVID-19. En este sentido, ¿qué papel jugaron estos especialistas durante aquellos meses?
R. Todo esto demuestra que el médico de Familia es como la infantería, es decir, que está preparado y es un profesional altamente cualificado para atender donde se le requiere. Lo que también nos dice que la idea de la especialización debe ir en línea con el proyecto de hace años, lo que era la troncalidad. Debemos contar con médicos formados para que, en un momento determinado de crisis, puedan actuar en distintos campos.
“Debemos contar con médicos formados para que, en un momento determinado de crisis, puedan actuar en distintos campos”
Creo que la Medicina de Familia es la más transversal de las especialidades, ya que se atiende al paciente de una forma integral.
P. ¿Y cómo describiría esta formación que menciona a día de hoy?
R. Lo que hay que tener claro es que habrá que auditar el SNS, ver en qué hemos fallado y dónde y cómo debemos actuar, sabiendo con qué recursos vamos a contar y hacia dónde queremos ir. Y es que, si no se hace un análisis, no avanzaremos. Por lo tanto, es clave conocer en qué hemos fallado, qué necesitamos y en qué tenemos que formarnos.
P. ¿Ha cambiado la situación durante estos meses?
R. Los recursos son limitados y nosotros ya veníamos denunciando la falta de previsión en la dotación de compañeros. Esto, unido al aumento de la demanda por la asistencia de la patología crónica y al paciente pluripatológico, es algo que se ha puesto más de manifiesto con el COVID-19.
“Los recursos son limitados y nosotros ya veníamos denunciando la falta de previsión en la dotación de compañeros”
La situación sigue mal y es difícil solucionarlo porque se tarda muchos años en formar a un médico, y en estos momentos, es complicado ampliar la capacidad formativa con la crisis económica actual, que existe, aunque quede tapada por la sanitaria.
Es decir, que creo que la solución llegará, pero los recursos económicos son limitados y habrá que planificar cómo hacerlo.
P. Ahora uno de los grandes retos es la vacunación de la población para así vencer de una vez al virus. ¿Qué valoración haría de la situación actual respecto a las vacunas?
R. La situación actual es lenta, excesivamente lenta, y con dificultad para conseguir los objetivos, no por falta de personal, porque el personal de AP está altamente preparado para vacunar a la población en tiempo récord tanto en cuanto tuviéramos vacunas. Pero si no tenemos vacunas, no podemos vacunar.
P. Es por lo tanto más un problema de abastecimiento y no tanto de personal…
R. Hace una semana tuvimos una reunión virtual con Carolina Darias, ministra de Sanidad, y desde aquí le trasmitimos claramente que nos diese vacunas para que el personal sanitario vacune a la población en el objetivo y en el tiempo que desde el Ministerio nos marcasen. Porque el personal sanitario ha sabido estar a la altura de las circunstancias y lo va a hacer también con la vacunación, y si hay que estar 24 horas al día los siete días de la semana, vamos a estar, pero nos tienen que dar vacunas porque cuando se han paralizado los días de vacunación es porque no hay dosis, no porque el personal sanitario no pueda o no quiera.
“El personal sanitario ha sabido estar a la altura de las circunstancias y lo va a hacer también con la vacunación”
P. En relación con esto último, ¿cree que la población está suficientemente concienciada sobre la importancia que tiene la vacunación en la prevención?
R. Yo creo que sí, que la mayoría de la gente está concienciada y lo vemos ahora con la baja tasa de rechazo que ha habido a la vacuna de AstraZeneca. Creo que es porque la mayoría de la población ve que no salimos de esta si no estamos vacunados.
P. Además de ocupar la presidencia de SEMERGEN, forma parte del Grupo de Trabajo de Hipertensión y Enfermedad Cardiovascular de dicha sociedad. Si nos referimos a estos pacientes, ¿es la falta de adherencia a los tratamientos un problema en su abordaje como ocurre con otras patologías crónicas?
R. La falta de adherencia es un problema generalizado en cualquier patología, aunque en la cardiovascular posiblemente más porque la mortalidad de las enfermedades cardiovasculares es muy elevada en los países occidentales. Por ejemplo, en Estados Unidos la mortalidad por enfermedad cardiovascular en el año 2020 duplica a las muertes por COVID-19.
Por ello, la adherencia a los tratamientos es tan importante, porque además está cuantificado que, si consiguiéramos que el paciente cumpliera sus tratamientos, estaríamos ahorrando miles de millones al año.
“Si consiguiéramos que el paciente cumpliera sus tratamientos, estaríamos ahorrando miles de millones al año”
P. ¿Qué complica la adherencia en este caso?
R. Siempre se ha hablado de pacientes cumplidores y no cumplidores, y yo creo que lo más importante en un paciente es lo que llamamos el empoderamiento, que el paciente conozca su enfermedad y las consecuencias que puede tener no ser adherente. Es decir, hay que educar al paciente.
P. Uno de los elementos clave para mejorar dicha adherencia es la comunicación entre médico-paciente para así afianzar la confianza y trasmitir la importancia que tiene cumplir con las recomendaciones dadas. No obstante, ¿cómo describiría esta relación entre el médico de AP y el paciente? ¿Es un elemento que hay que mejorar?
R. En nuestro caso, la comunicación no puede existir en la mayoría de las consultas porque el médico de Familia no tiene tiempo, ya que cuenta con tres minutos por paciente. Por tanto, hay que aumentar el ratio a 10 minutos por cada uno de ellos, que es lo que se lleva reclamando hace años, y además tener unos cupos equilibrados para poder hablar con el paciente tranquilamente.
P. Junto con la comunicación, ¿mencionaría algún otro aspecto a tener en cuenta si se quiere incrementar la adherencia a los tratamientos de los pacientes?
R. Lo que he comentado anteriormente: educación para la salud.
P. ¿Qué haría falta para que todos estos elementos que ha mencionado mejorasen de forma efectiva y real la calidad de vida de los pacientes? ¿Recursos materiales, humanos, formación, etc.?
R. Hay que empezar en un programa de educación para la salud, pero no al paciente adulto, sino en la escuela. Si nosotros no conseguimos educar a un niño para su modificación de estilos de vida, a los 30-40 años es muy difícil que lo haga, y a los 60 más.
“Hay que empezar en un programa de educación para la salud, pero no al paciente adulto, sino en la escuela”
Debemos contar con un Plan Nacional de Educación para la Salud. Siempre pongo el siguiente ejemplo, y es que es absurdo pedir que se pongan desfibriladores en los aeropuertos cuando no hay un plan de educación de maniobras de cardiorresucitación, lo llevamos pidiendo desde haces años para que se desarrolle en la escuela. Todos deberíamos saber hacer una RCP básica desde niños porque pueden salvar muchas vidas que estos desfibriladores que en general no se saben usar.
P. ¿Cuál es el gran reto al que se enfrenta Atención Primaria durante este 2021?
R. Seguir manteniendo un nivel asistencial al paciente COVID y conseguir retomar el control y el seguimiento del paciente crónico pluripatológico, ya que creo que veremos las consecuencias del 2020, pues es posible que no haya sido posible atender al paciente y los controles pertinentes como recogen los protocolos.