Emilio Márquez, médico de Medicina Familiar y Comunitaria en la Unidad de Gestión Clínica en el Centro de Salud Molino de la Vega de Huelva
Laura Chivato
Una de las tareas que se demandan cuando se habla de adherencia al tratamiento es fomentar la investigación en este ámbito y el doctor Emilio Márquez es un asunto que lleva por bandera. Autor de más de 20 publicaciones sobre adherencia terapéutica en revistas médicas científicas, el doctor Márquez, quien además es coordinador del Grupo de Cumplimiento de la Sociedad Española de Hipertensión, ha dedicado una gran parte de su trabajo a estudiar la falta de cumplimiento terapéutico. Tanto es así que ha sido director de proyectos de validación de métodos indirectos para medir la adherencia, como M-G, Haynes-S o la receta electrónica, además de director de diferentes proyectos que han demostrado la eficacia de diversas estrategias para mejorar la adherencia, un currículum que, junto con el resto de su experiencia, hizo que se convirtiera en el ganador en la categoría ‘Mejor trayectoria’ de los Premios OAT Adherencia 2017.
Pregunta. Fue el ganador del premio extraordinario a la mejor trayectoria en adherencia en la primera edición de los Premios OAT Adherencia ¿Se esperaba este galardón?
Respuesta. Recibir un galardón siempre es para cualquier profesional algo inesperado, que se recibe con una inmensa alegría y una gran responsabilidad, siendo un importante estímulo para seguir trabajando con esfuerzo en este tipo de intervención y en una faceta de la medicina que la vives apasionadamente.
P. ¿Y considera que este tipo de iniciativas fomentan el desarrollo de estrategias para mejorar la adherencia?
R. La convocatoria de los Premios OAT Adherencia sin duda alguna representa un incentivo para que los profesionales se inicien en la investigación y en la docencia para conocer los diferentes aspectos de la adherencia terapéutica y, sobre todo, es un estímulo de primera magnitud para aquellos grupos que trabajan en esta área. Mi enhorabuena a la Fundación por ello, y les animo a seguir trabajando por conseguir una mejor adherencia terapéutica en nuestro país.
P. Sus inicios en la investigación en el campo de la adherencia, si no me equivoco, fueron en los años 90. ¿Se hablaba de este asunto tanto como ahora o es un tema que ‘se ha puesto de moda’? ¿Por qué?
R. El estudio de la adherencia lo inició el profesor Vicente Gil Guillén y yo fui su discípulo desde el primer momento. En los años 90 la adherencia terapéutica era algo totalmente desconocido y nadie reconocía que realmente los pacientes no se tomaran la medicación cuando estaba prescrito por un médico. Entre los años 2000 y 2010 la investigación y estudio de la adherencia tuvo su mejor periodo, ya que muchos profesionales médicos y posteriormente enfermeros y farmacéuticos se iniciaron en sus estudios. Asimismo, la creación de grupos de trabajo y la participación de sociedades científicas y laboratorios farmacéuticos hacían pensar que todo era fácil. En los siguientes años se ha observado la gran dificultad para disminuir la falta de adherencia, siendo actualmente un problema de primera magnitud para la sanidad española.
“En los años 90 la adherencia terapéutica era algo totalmente desconocido y nadie reconocía que realmente los pacientes no se tomaran la medicación cuando estaba prescrito por un médico”
P. Según comentó durante su speech en los Premios OAT, cuatro o cinco años después de iniciarse en dicha investigación se formó el Grupo de Cumplimiento de la Sociedad Española de Hipertensión, del que es coordinador. Además, en este también se encuentra, entre otros, el profesor Vicente Gil, miembro del Comité Científico del Grupo OAT. ¿Qué les llevó a formar este grupo?
R. En los primeros estudios, se observó que la prevalencia del abandono de la medicación y la falta de adherencia era superior al 50 por ciento en la mayoría de enfermedades crónicas y agudas donde se estudiaba. Era prioritario actuar en este campo de la medicina y fue el motivo de su creación. Posteriormente, se observó que la no adherencia estaba muy relacionada con una mayor morbimortalidad en todas las enfermedades. Pudo observarse que incrementar en un 10 por ciento la adherencia terapéutica se asociaba a una disminución de la morbimortalidad en un 6 por ciento. Estos datos hablan por sí sólos de la relevancia de la no adherencia.
P. El Grupo OAT desarrolla, gestiona y ejecuta programas de soporte a pacientes en colaboración con profesionales sanitarios. ¿Le parecería interesante crear una colaboración en algunas patologías crónicas?
R. Sin lugar a dudas. Es necesario la actuación de fundaciones, sociedades científicas y entes públicos. La intervención en esta área de la política es relevante y necesaria.
P. En este sentido, ¿qué otras patologías crónicas, además de la hipertensión, considera prioritarias a abordar para mejorar la adherencia de los pacientes afectados?
R. Hay procesos y enfermedades crónicas que son especialmente sensibles al incumplimiento. Ejemplos, son la hipertensión, diabetes mellitus, insuficiencia cardiaca, toma de anticoagulantes orales, SIDA o enfermedades psiquiátricas entre otras.
P. Cuando se habla de adherencia se dice que esta se tiene que abordar de manera multidisciplinar, es decir, con el trabajo de todos, incluida la Administración, otro punto que también recalcó durante su discurso en los Premios OAT. Pero, y teniendo en cuenta el coste que genera, ¿cómo concienciar a los políticos de que es positivo invertir en mejorar la adherencia?
R. Hay una situación clara. Los médicos hemos trabajado años para disminuir la adherencia terapéutica y se ha evidenciado la eficacia de diferentes intervenciones para mejorarla. Un ejemplo es el uso de un programa domiciliario de toma de la presión arterial en pacientes hipertensos. Este programa, fácil de desarrollar por los pacientes, y muy barato, ha demostrado que sólo es necesario tratar a 4 pacientes con esta intervención para evitar un paciente que no sea adherente con la medicación. Es decir, la relevancia clínica de la intervención es muy alta. Entonces por qué no se lleva a cabo en todos los hipertensos tras su diagnóstico. Este es el problema.
Los políticos están preocupados por otras cosas, también relevantes, pero menos prácticas. Para ellos, es preferible tener un buen acceso a un hospital o comprar un TAC que intentar que la adherencia terapéutica mejore. La mejor adherencia va asociada a un mayor coste a corto plazo al incrementar el coste farmacéutico, sin embargo, a largo plazo (2-3 años) el gasto sanitario disminuiría al disminuir la morbimortalidad, las visitas a centros de salud o las hospitalizaciones. Por ello, no creen que intervenciones sobre la adherencia, con un menor impacto mediático y un mayor coste inicial, sean prioritarias, sobre todo cuando es posible que en un corto espacio de tiempo ya no gobiernen dicho ente sanitario público.
P. ¿Y qué actitud deberían adoptar estos para contribuir a esta mejora?
R. Lo primero, concienciarse del problema. Conocer el impacto real en la población tanto a nivel de salud como económico. A partir de ahí, establecer múltiples estrategias para favorecer la adherencia. Pueden comenzar dándole a los médicos y enfermeros más tiempo en sus consultas, incentivar a los profesionales en su estudio y control de las enfermedades crónicas, un programa de formación dirigido desde la Sanidad Pública o colaborando con sociedades científicas y fundaciones especializadas en el tema, educando a los pacientes de forma individual y fundamentalmente de forma general y colectiva (TV, radio, periódicos, redes sociales), implicando a los farmacéuticos de oficinas de farmacia a nivel institucional… y todas estas estrategias mantenerse de forma continua y regular en el tiempo.
P. El Centro de Salud Molino de la Vega (Huelva), en el que desempeña su especialidad en Medicina Familiar y Comunitaria, fue también ganador en la categoría de Atención Primaria en los Premios OAT gracias a un estudio basado en la utilización de una aplicación en el teléfono móvil para mejorar el cumplimiento terapéutico en la hipertensión arterial. ¿En qué consistió este estudio y qué principales conclusiones arrojó?
R. Este estudio analizó la eficacia de la intervención de la aplicación ALERHTA, una app que se instalaba en el móvil de pacientes hipertensos de forma gratuita, y cuyo objetivo era favorecer la educación sanitaria, recordatorio de citas, alarma y anotación de sus mediciones programas, aspectos que posteriormente eran revisados por sus médicos a los seis meses. Al año se demostró que la adherencia era un 22 por ciento más favorable en el grupo de intervención, obteniéndose un mayor control en un 40 por ciento, y siendo muy relevante clínicamente al necesitarse tratar a 4,2 pacientes con la intervención para evitar un incumplimiento.
“Al año se demostró que la adherencia era un 22 por ciento más favorable en el grupo de intervención”
P. ¿Cómo de lejos estamos en España para llegar a ser conscientes de lo que supone la falta de adherencia?
R. En España, al igual que sucede en todo el mundo, estamos muy lejos de conseguir una adecuada adherencia terapéutica. Sin más, el último estudio realizado por nuestro grupo en el tratamiento con los nuevos anticoagulantes se observaba una falta de adherencia en el grupo de control del 35 por ciento al año de seguimiento. Algo increíble en estos días.
P. ¿Y qué diría que es lo que hace falta para cambiar esta percepción? ¿Más formación, tal vez?
R. Como ya he comentado es necesaria una intervención política sanitaria, siendo totalmente imprescindible. La formación de los profesionales es obligada, hay que concienciarlos de que, en toda enfermedad crónica mal controlada, la no adherencia es su principal y destacada causa. La concesión a los profesionales de más tiempo para intervenir con sus pacientes es un aspecto que si no se resuelve, cualquier otra intervención probablemente sea ineficaz. Por último, la educación sanitaria debe realizarse. Algo tan simple como hacer ver que todos estamos preocupados y que el motivo principal es que es muy difícil tomar a diario la medicación. Y que ellos deben ayudarnos.
Por supuesto, si los profesionales sanitarios no implementan una intervención, cualquiera que sea, cuando prescribe un tratamiento, es muy probable que el paciente sea un paciente no adherente y con irregular control de su enfermedad.