Conocer los efectos secundarios ayuda a los pacientes con mieloma en su control

Hoy en día son “potencialmente curables” en torno a un tercio

Laura Chivato Isabel

Con el paso de los años, y gracias a la investigación, han aparecido diversas opciones de tratamiento del mieloma múltiple, todas ellas con el objetivo de conseguir controlar la enfermedad y, con ello, cronificarla, lo que se traduce en prolongar las recaídas. No obstante, los fármacos en ocasiones suelen provocar ciertos efectos secundarios que el paciente debe conocer, ya que de esta manera se lo comunicará a su médico y así podrá ajustar la dosis para seguir con dicho control, tal y como destacaba la doctora Paula Rodríguez Otero, especialista en Hematología y directora de la Unidad de Ensayos Clínicos en la Clínica Universidad de Navarra, durante el webinar ‘Mieloma y Calidad de vida’ organizado por la Asociación Española de Afectados por Linfoma, Mieloma y Leucemia (AEAL).

“Todos los tratamientos se asocian con una mejora de la calidad de vida de los pacientes porque reflejan que controlan la enfermedad. Cuando el tratamiento no funciona y el paciente recae, es ahí cuando la calidad de vida se ve más alterada, tanto desde el punto de vista psicológico como físico, porque vuelven a aparecer las lesiones óseas, el dolor, etc. que se asocia con el mieloma. Por ello, el objetivo es ser agresivo con la enfermedad mientras se cuida al enfermo, pero para conseguir esto es clave reconocer los efectos secundarios que se asocian a los fármacos y comunicárselo al médico”, explica la doctora.

“Todos los tratamientos se asocian con una mejora de la calidad de vida de los pacientes porque reflejan que controlan la enfermedad”

“Esto es importante -añade- ya que el enemigo no es el fármaco, sino la enfermedad, y hay que poner todo de nuestra parte para poder luchar de forma activa contra el mieloma”.

Entre estos efectos secundarios, la doctora Rodríguez apuntaba un total de seis: infecciones, síntoma de la enfermedad, pero también exacerbadas de los tratamientos; riesgo trombótico, que si se previene de forma “adecuada” el riesgo es menor del 5 por ciento; neuropatía periférica, un punto en el que, según señalaba esta experta, se hace hincapié en que el paciente comente los síntomas para identificarlo de forma precoz, actuar sobre la dosis de tratamiento y que “no vaya a más”; diarreas; reacciones infusionales, derivadas del tratamiento intravenoso; y toxicidad cardiovascular.

“En la medida en la que se logre controlar estos efectos secundarios, la calidad de vida de los pacientes mejorará, ya que se actuará de manera más efectiva contra el mieloma”, resaltaba esta especialista durante su intervención.

“En la medida en la que se logre controlar estos efectos secundarios, la calidad de vida de los pacientes mejorará”

Hacia la cronificación

No obstante, todo ello se conoce derivado de años y años de investigación, los mismos que se llevan persiguiendo la cronificación del mieloma. Como detallaba el doctor Jesús San Miguel Izquierdo, catedrático de Medicina y director de Medicina Clínica y Traslacional de la Clínica Universidad de Navarra, hoy en día son potencialmente curables” en torno a un tercio de los pacientes. Pero, ¿qué camino se ha seguido hasta aquí?

“Desde el Grupo Español de Mieloma buscamos detectar enfermedad residual que permite detectar una célula tumoral entre un millón de células normales. Y este es el objetivo: cuánto más baja es la enfermedad residual, mayores son las posibilidades de curación o menor es el riesgo de recaída precoz”, aclaraba el doctor.

“Cuánto más baja es la enfermedad residual, mayores son las posibilidades de curación o menor es el riesgo de recaída precoz”

En todo este trabajo hay una serie de pasos marcados por la investigación, las herramientas para medir la eficacia de los tratamientos, la identificación precoz y los múltiples fármacos de los que se disponen hoy. Gracias a todo ello, según un estudio presentado por el Grupo español en el Congreso Europeo de Hematología, mediante una intervención precoz en mieloma quiescentes de alto riesgo, a los 9 años solo había progresado al 50 por ciento. “Por tanto -subrayaba este especialista-, estamos cambiando de una manera clara la evolución de esos mielomas”.

“Esto deja ver que hoy podemos identificar mielomas de alto riesgo de transformación -añadía- y el Grupo español ha sido pionero en utilizar estrategias para tratar esos mielomas quiescentes, para retrasar su progresión o bien para intentar la curación interviniendo en etapas precoces”.