Cristina Avendaño: “Merece la pena invertir en adherencia”

La presidenta de la SEFC subrayó durante unas jornadas de adherencia e ictus que modificar los hábitos de vida saludable llega a ser más difícil que tomar la medicación.

Laura Chivato

Los pacientes crónicos en España no dejan de aumentar debido al envejecimiento de la población, un hecho que hace que el gasto sanitario se dispare si tenemos en cuenta que, cuánta menos adherencia al tratamiento exista, mayor número de veces tiene que acudir el paciente a la consulta y mayores recursos gasta. Por ello, Cristina Avendaño, presidenta de la Sociedad Española de Farmacología Clínica (SEFC), lo tiene claro: “Merece la pena invertir en adherencia porque esto va a conseguir resultados, aunque sea difícil”. Según Avendaño, se tienen que implicar todos los agentes, incluida la Administración. Para la doctora, ésta tiene que oír e introducir la adherencia en sus planes y estrategias, es decir, “plantear que los programas de apoyo para mejorar la adherencia sean igual de importantes que los programas diagnósticos”.

En esta línea, no se trata tanto de un problema en el que no existan recursos para invertir, sino que “hay que invertirlos bien”, destacó la presidenta de la SEFC en las III Jornadas de Prevención del Ictus, organizadas por Freno al Ictus.

Sin embargo, para que esto llegue a ser posible, también es necesario entender que no es lo mismo la adherencia en el plano teórico a lo que sucede día a día en las consultas. En este sentido, el doctor Ignacio Lozano, responsable del Plan de Parada Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), explicó que la adherencia no significa tomar solo el fármaco que el médico ha prescrito, sino también seguir ciertos hábitos de vida saludable. Una tarea en la que el paciente, según Rosa López-Torres, tesorera del Consejo General de Colegios Farmacéuticos (CGCOF), debe ser ayudado por todos los agentes.

Ictus y adherencia

Hay que tener en cuenta que, si se habla de ictus, la adherencia al cambio de hábito de vida o al control de los factores de riesgo con otras herramientas que no son los medicamentos tiene mucha importancia. “Es difícil conseguir la adherencia a estos hábitos y yo diría que más difíciles que tomar una pastilla una vez al día. Por ello, es importante poner el foco, no solo en los tratamientos farmacológicos, sino en todo el plan terapéutico que el médico y paciente tienen que acordar”, subrayó la doctora Avendaño.

El ictus es la primera causa de mortalidad en las mujeres y, sin embargo, el desconocimiento de los factores de riesgo sigue siendo uno de los principales temas a abordar cuando se habla de esta patología. A pesar de que el 80 por ciento de los casos son evitables, el paciente sigue sin implicarse en la enfermedad. Por ello, mejorar los datos en adherencia se vuelve imprescindible, pasando por dejar a un lado la visión de que es una realidad “no modificable”, actuar entre todos y llevar a cabo iniciativas que incluyan al paciente en su control y seguimiento, tal y como señaló la presidenta de la SEFC.

“Es importante poner el foco, no solo en los tratamientos farmacológicos, sino en todo el plan terapéutico que el médico y paciente tienen que acordar”

En el caso de las sociedades científicas, estas deben asegurarse de que no solo buscan la excelencia en el diagnóstico y en los planes terapéuticos -según la experta-, sino también en las estrategias para conseguir la adherencia, pero siempre relacionándose entre ellas y con las asociaciones de pacientes.

Por su parte, Carmen Funes, vicepresidenta de la Sociedad Española de Enfermería Neurológica (SEDENE), destacó que, además de formar al paciente y de darle a conocer toda la información posible sobre su enfermedad, es importante promocionar la salud. “Si yo le digo a alguien que tiene que tomar un medicamento concreto, igual tiene un rechazo, porque eso significa que está enfermo. Pero si yo le animo a disfrutar, a comer bien, etc. Es diferente. Hay que evitar centrarse solo en la enfermedad y poner el foco en vivir bien. En los colegios igual, no decir a los niños que les va a dar un ictus si no siguen una determinada conducta, pero sí fomentar hábitos saludables, como hacer deporte, y potenciar esa parte lúdica”, añadió.

Cambio cultural

Llegados a este punto, se hace necesario que la cultura sanitaria entre en valor. De esta manera, se cambiaría la percepción que los ciudadanos tienen sobre su propia salud, un asunto en el que, según el doctor Lozano, España se encuentra a la cola.

Según el experto, el paciente español no suele estar interesado en su salud, lo que, unido a la falta de tiempo del médico en las consultas, impide profundizar en las diferentes cuestiones que le conciernen.

Para Blanca Fuentes, presidenta de la Asociación Madrileña de Neurología (AMN), este es un problema global en el ictus, ya que existe un problema de negación. “Hay un desconocimiento global de los factores de riesgo que hace que ciertas iniciativas se vuelvan imprescindibles, como por ejemplo, combinar la acción de los profesionales sanitarios y los pacientes, acciones que, al final, son las que más efecto han tenido en que éstos conozcan mejor el tema”, señaló Fuentes. “Por tanto -añade-, hay un asunto de comunicación en el que todos tenemos que colaborar.”

En esta línea, la continuidad asistencial es otro de los factores que entran en juego a la hora de hablar de comunicación y cambio cultural, pues el trabajo entre todos los agentes ayudaría a que el paciente empezara a formar parte de su enfermedad y, por tanto, a mejorar su adherencia, como ponían en común todos los expertos.