El ejercicio físico y la buena alimentación son clave como medida de control y prevención

En los últimos 20 años se ha duplicado la tasa de obesidad

Laura Chivato

Los beneficios de seguir unos hábitos de vida saludable parecen evidentes hasta que se pasa al día a día, donde ni todo el mundo realiza ejercicio físico, ni todo el mundo sigue una dieta equilibrada. Concienciar sobre estos para prevenir enfermedades o mantener unos niveles de salud adecuados cuando se padece una enfermedad crónica es fundamental. Por ello, los estilos de vida también tuvieron un espacio durante el I Encuentro Multidisciplinar Profesionales Sanitarios & Pacientes, organizado por el Grupo OAT y su fundación Fundoat el pasado 30 de enero en la Real Academia Nacional de Medicina (RANM).

Según Hernán Silván, jefe de Medicina Deportiva de la Revista Runner World, la concienciación deportiva sí que impregnó la sociedad española anteriormente. Sin embargo, en los últimos 20 años se ha duplicado la tasa de obesidad, tanto que España se sitúa como segundo país en obesidad de la Unión Europea, según un estudio publicado en The Lancet.

“En niños, la cosa no está muy allá. El estudio que utilizamos en España para enmarcar la obesidad y sobrepeso infantil es el Estudio Aladino, y el de 2015 evidenciaba que el 45 por ciento de los niños tenía sobrepeso. Esto tiene que hacer pensar a los médicos, a todos los agentes sanitarios y a las asociaciones de pacientes, esto sí nos está alarmando el futuro”, subrayó Silván.

“Esto tiene que hacer pensar a los médicos, a todos los agentes sanitarios y a las asociaciones de pacientes, esto sí nos está alarmando el futuro”

El problema es que los profesionales sanitarios no están concienciados, y tienen que ser los médicos deportivos quienes enseñen a sus “colegas” de otras especialidades a prescribir ejercicio físico, pero esto “se pasa por alto”, según este experto. “Mi llamada de atención es para que nos lo tomemos en serio -destacó Silván- porque el ejercicio físico reglado y saludable es una herramienta de salud poderosísima. Por tanto, hay que hacer un buen seguimiento y enseñar a los colegas a prescribirlo”. Evidentemente, no todo queda en manos de los profesionales sanitarios, ya que si el paciente no es consciente -que es lo que ocurre-, de nada servirá que su médico le recomiende hacer determinados ejercicios.

Incluso en las personas mayores está demostrado que hacer ejercicio físico bien pautado es beneficioso. Algunos estudios han sacado a la luz que los mayores que hacen ejercicio entre 20 y 30 minutos, disminuyen la discapacidad, la dependencia y la sarcopenia, que es la pérdida natural de masa muscular y fuerza; además de reducir los síntomas de ansiedad y depresión, según Silván.

¿Qué pasa con la alimentación cuando se es adulto?

Algo parecido ocurre con la buena alimentación, un hábito esencial cuando se está sano, pero también lo es mucho más cuando se tiene una condición de cronicidad que aumenta con la edad. En este sentido, Manuel Ángel Blanco, director Médico de Nutricia, hizo hincapié en que se da mucha importancia a la alimentación cuando se trata del desarrollo del niño, pero ¿qué pasa cuando se es adulto?

“Lo primero, como profesionales sanitarios debemos ser conscientes de la importancia que tiene la alimentación y, por lo tanto, debemos ser capaces de aconsejar adecuadamente a aquellos que necesitan ese consejo. Tenemos que ser sensibles a que hay muchos pacientes que atendemos a diario en el entorno hospitalario, en atención primaria o en las residencias que están desnutridos”, recalcó Blanco. Y es que, alrededor del 35 por ciento de las personas que tienen una condición crónica están en desnutrición o en riesgo de estarlo; concretamente, y según el Estudio Predices, 1/4 de las personas adultas que están ingresadas en el hospital están desnutridas o en riesgo.

“Como profesionales sanitarios debemos ser conscientes de la importancia que tiene la alimentación y, por lo tanto, debemos ser capaces de aconsejar adecuadamente a aquellos que necesitan ese consejo”

“Cuando estás enfermo y tienes una patología crónica y además estás desnutrido, resulta que tus requerimientos enérgicos son mayores y no los estás adquiriendo. Si tenemos en cuenta los datos, más del 50 por ciento de los pacientes ingresados en un hospital no toman la comida; igualmente, el 30 por ciento de los residentes comen solo la mitad de lo que se les pone en el plato. Si, además, esto va asociado a una falta de ejercicio general, que en la gente mayor es muy habitual, el músculo va desapareciendo”, detalló el director médico de Nutricia.

Del mismo modo que ocurre con el ejercicio, los pacientes también tienen que ser conscientes de la importancia de seguir una buena nutrición, porque es cierto que la mejora o la cura de la enfermedad tiene que ver con el buen diagnóstico y, además, ejercicio terapéutico, pero debe ir acompañado del buen abordaje nutricional. “Eso quiere decir que los pacientes deben ser los primeros en demandar esa situación, porque, por ejemplo, la supervivencia de los pacientes con cáncer que hacen terapia y que se mantienen bien nutridos es mayor que la de los desnutridos”, resaltó Blanco.

Diferenciación y dependencia

Estos estilos de vida ‘provocan’ una diferenciación a nivel individual, pero si se sobrepasa, puede haber un desbalance hacia la dependencia. ¿Esto qué quiere decir?

Por ejemplo, hace años, tal y como describió Milagros González, directora del CS Montesa y miembro de los grupos de trabajo de tabaco y respiratorio y atención a la mujer de SEMERGEN, el tabaco no estaba considerado como un hábito perjudicial para la salud. Es más, según González, en los años 60 se recomendaba a las embarazadas y era una forma de diferenciación, al contrario que ahora y más teniendo en cuenta que la dependencia al mismo puede llevar a la muerte.

Con el ejercicio físico y la alimentación es algo similar, ya que hoy es raro no oír hablar de los superalimentos o de ‘la moda’ en la que se ha convertido, por ejemplo, correr. “Lo importante es que todo esto se realice bajo una supervisión médica y unos estudios que avalen esas dietas, o incluso individualizarlas, que puede favorecer también”, apuntó la directora del CS Montesa. “En cuanto al ejercicio físico, está de moda y es beneficioso, pero hay que tener cuidado, porque esto puede pasar a convertirse en una adicción y llevar a que, si carecemos de este, se pueda desencadenar una crisis de ansiedad. Además, esta adicción también lleva a reducir otro tipo de actividades incluso reconociendo que la actividad física le está provocando desordenes físicos o en sus relaciones interpersonales”, explicó González.

“Lo importante es que todo esto se realice bajo una supervisión médica y unos estudios que avalen esas dietas, o incluso individualizarlas, que puede favorecer también”

Por lo tanto, ¿cómo prevenir esa dependencia? Para esta experta hacen falta cuatro ítems: información, dando una buena información sobre cuál es el ejercicio más adecuado, qué es lo que se tiene que hacer o qué beneficios tiene; formación sociosanitaria sobre estilos de vida; “sentido común” y siempre supervisado por un profesional sanitario, que es quien tiene que “estar detrás” de todos estos hábitos.