La complejidad inherente a la adherencia pasa factura en Países Bajos

Un informe oficial pide analizar el porqué del escaso número de proyectos en el área de adherencia implantados a través del programa nacional de uso racional.

Redacción

La adherencia al tratamiento es un fenómeno complejo, condicionado por múltiples factores, y esa complejidad puede ser un factor determinante para el éxito de los planes y proyectos que se puedan implementar en esta área. Así lo ha podido constatar el Ministerio de Sanidad, Bienestar y Deporte de Países Bajos. Hace años que las autoridades sanitarias de este país identificaron que la falta de adherencia debía ser una de las prioridades políticas a afrontar a través de un programa para promover un uso racional de los medicamentos. Años después, la evaluación de lo conseguido por dicho programa ha puesto de manifiesto un escasísimo número de proyectos realizados para hacer frente a esa prioridad… Tanto, que un informe oficial ha trasladado al Ministerio que, si quiere seguir considerando prioritario el campo de la investigación en adherencia, sería preciso identificar las barreras que impiden llevar a cabo más proyectos en esta área y poner en marcha las acciones correctivas oportunas.

Sería preciso identificar las barreras que impiden llevar a cabo más proyectos en esta área y poner en marcha las acciones correctivas oportunas.

Los nuevos medicamentos han cobrado en los últimos años una fuerza espectacular a la hora de mejorar la asistencia sanitaria. Pero hacer un buen uso de los fármacos existentes, por ejemplo, afrontando problemas de adherencia o conociendo mejor qué pacientes se benefician de un tratamiento en particular, es igual de importante. Este fue el motivo por el cual, en 2010, la Organización Holandesa para la Investigación y el Desarrollo de la Salud (ZonMw, por sus siglas en neerlandés), el organismo oficial que en Países Bajos financia la investigación sanitaria y promueve el uso de los resultados de la investigación, preparó un informe para el Ministerio de Sanidad. En él, identificó varios ‘gaps’ de conocimiento en el campo de la Farmacoterapia Racional que podían tener consecuencias en la efectividad de la asistencia. Estas lagunas se concretaron en cuatro preguntas: ¿Se prescribe la medicación cuando se necesita? ¿Se prescribe la medicación precisa, en la dosis justa? ¿Se utilizan los medicamentos para otras indicaciones para las cuales se considera que son efectivos? ¿Se usa la medicación correctamente?

Un estudio a fondo de estos ‘gaps’ de conocimiento mostró a su vez una escasa investigación sobre los medicamentos antiguos; una fragmentación de la infraestructura investigadora; una ausencia de implementación del conocimiento adquirido y serios problemas para financiar este tipo de investigaciones. Como respuesta, el ministerio encargó al ZonMw un programa, bautizado en neerlandés con las siglas GGG (Programa para el Buen Uso de los Medicamentos), cuya misión era asegurar los tratamientos existentes se utilizan de una forma segura, efectiva y eficiente, asegurando que se lleva a cabo una farmacoterapia racional.

Un estudio a fondo de estos ‘gaps’ de conocimiento mostró a su vez una escasa investigación sobre los medicamentos antiguos.

El programa se lanzó en el año 2012. Cinco años después se ha llevado a cabo una evaluación, publicada a finales de 2017, para determinar su nivel de eficiencia y efectividad en todas las áreas que habían sido identificadas como prioritarias: Eficiencia y Efectividad; Farmacoterapia Personalizada; Adherencia Terapéutica & Polifarmacia y, por último, Otras Indicaciones. Todas y cada una de estas prioridades han sido abordadas a través de distintos proyectos, si bien el balance dista mucho de ser equitativo.

Adherencia & Polifarmacia

De 142 proyectos analizados en las cuatro modalidades, casi un tercio de los proyectos (un total de 51) se llevaron a cabo en el área temática de Eficiencia y Efectividad. Por el contrario, sólo nueve se circunscribieron en el área de Adherencia Terapéutica & Polifarmacia.

Este reparto también se ha hecho palpable en relación a la dotación económica aportada para cada área. Hasta mayo de 2017, el programa GGG en su totalidad había sido dotado con 45,5 millones de euros. De ellos, un total de 16,9 millones han ido dirigidos a los proyectos encaminados a asuntos relativos a la eficiencia y efectividad de la farmacoterapia. En cambio, los programas de cumplimiento sólo han recibido 3,2 millones de euros.

Dado que la evaluación no incluía un análisis cualitativo, sus autores no pueden establecer las causas de estas diferencias, pero sí ofrecen varias teorías al respecto. Una posible explicación, señalan, es que, en comparación a las otras áreas, la calidad de los proyectos propuestos en materia de adherencia era menor. Dicha explicación está parcialmente apoyada por la observación de que la ratio de éxito en comparación al número de propuestas presentadas por cada una de las áreas también era más baja. Por último, algunos expertos entrevistados cuya opinión ha sido incluida en el informe sugieren que, en general, los asuntos relativos al área de la adherencia y la polifarmacia son tan complejos que no es posible hacerles frente a través de investigaciones estándar.

En comparación a las otras áreas, la calidad de los proyectos propuestos en materia de adherencia era menor.

De hecho, hasta la fecha, sólo dos proyectos en el campo de la adherencia han finalizado. Uno ha permitido demostrar el coste efectividad de la intervención multidisciplinar a la hora de reducir la polifarmacia en residencias de ancianos; otro ha conseguido desarrollar, con éxito, un Índice de Elección de Medicamentos Anti-psicóticos para mejorar la falta de adherencia de estos pacientes.

De otros dos proyectos sólo se tienen resultados provisionales. El primero busca optimizar la farmacoterapia mediante una redefinición del rol del farmacéutico, determinando cómo su integración en el equipo de Atención Primaria podría dar lugar a intervenciones más eficientes sobre los pacientes, algo que hasta la fecha no había sido objeto de estudio en Países Bajos. El segundo pretende desarrollar una aplicación para dispositivos móviles que mejore las tasas de adherencia a una medicación crónica concreta, como son los inhaladores, y dentro de una población específica, como son los adolescentes.