La interoperabilidad de la historia clínica es una de las bases para mejorar la adherencia al tratamiento.
Laura Chivato
“La suma de todos aporta valor a la sanidad”. Así es como ha comenzado el doctor Luis Mayero, presidente del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (Fundación IDIS), la presentación del informe ‘Sanidad privada, aportando valor: Análisis de la situación 2018’, un trabajo en el que se ha hecho evidente la “necesaria” colaboración entre el sector público y privado, no solo relacionada con los recursos -tanto materiales como humanos-, sino también a la hora de abordar las diferentes patologías y la cronicidad, asociada al envejecimiento de los pacientes. Este aspecto pone sobre la mesa los diferentes retos asociados a la adherencia al tratamiento, ya que, junto con la vejez, aparecen más comorbilidades y, cuanto más pluripatológico es el paciente, menor tasa de adherencia presenta, puesto que el tratamiento también es más complejo.
En este sentido, la cronicidad es uno de los principales problemas sanitarios que existen ahora mismo en nuestro país debido a la gran cantidad de población envejecida, tanto que, según las predicciones del informe sobre el envejecimiento de la Comisión Europea de 2015, se espera que el gasto público en atención sanitaria en España aumente más de un 1 por ciento del PIB entre 2013 y 2060. En este contexto, la adherencia al tratamiento se convierte en uno de los mayores retos, no solo para quien padece la enfermedad, sino también para todos los agentes implicados en ella, pues al final todos deben unir fuerzas en beneficio del paciente. Algo similar ocurriría entre el sector público y el sector privado, dos ámbitos que, en contraposición al pensamiento de algunos sectores, deberían converger para hacer frente común, una idea que comparte el doctor Manuel Vilches, director general de la Fundación IDIS.
Para el doctor, una de las bases sería la aplicación de las tecnologías al seguimiento del paciente, para que este cuente con recordatorios y avisos de que se tiene que tomar la medicación pertinente. “Hay cuatrocientas mil aplicaciones de salud y casi cien mil en español. Esto da para imaginar la batería de oportunidades que tenemos para mejorar en este aspecto”, ha destacado.
Actualmente, desde el sector privado están trabajando fundamentalmente “en el tema básico” de la interoperabilidad de la historia clínica, el primer paso, según el doctor Vilches, para poder tener datos sobre adherencia al tratamiento, porque, como ha resaltado, si no se sabe lo que el paciente está tomando, difícilmente se va a saber si se lo ha tomado.
“Estamos trabajando, a partir de ahí, en una parte de la receta electrónica privada en la que se empezarán a tener en cuenta los seguimientos de la dispensación y las pautas, todo ello favoreciendo la adherencia terapéutica”, ha explicado el director general del IDIS, quien además ha recordado el gasto que supone que los pacientes no cumplan con el tratamiento prescrito, un gasto “superfluo o mal utilizado” que asciende a un total de 11.250 millones de euros.
Actualmente, desde el sector privado están trabajando fundamentalmente “en el tema básico” de la interoperabilidad de la historia clínica, el primer paso para poder tener datos sobre adherencia al tratamiento
Por todo ello, que ambas partes del sistema lleguen a entenderse y a encontrar soluciones comunes mediante la colaboración -considerada “imprescindible, necesaria y conveniente”– es clave para no caer en un país con dos modelos sanitarios diferentes, una “España con dos sanidades”. Por tanto, según el doctor, lo importante es buscar fórmulas para conseguir que los crecimientos de la sanidad privada engranen “perfectamente” con el tema público, para poder así buscar la sostenibilidad del futuro.
Hablar con las CCAA o con Sanidad
Recorrer este camino pasa por contar con el apoyo de la Administración, tanto central -por parte del Ministerio de Sanidad-, como autonómico -por parte de las Consejerías-. Sin embargo, este es otro de los problemas a afrontar cuando se trata la cronicidad, pues cada comunidad autónoma cuenta con su propio plan y, al final, cada una destina sus recursos de la forma que más correcta considera, llegando a establecer un mapa desigual entre ellas, tal y como afirman algunos expertos, entre los que se encuentran los miembros del Comité Científico del OAT.
Por ello, uno de los deseos que emanan desde el sector privado sería “poder sentarse a hablar”, ya sea con las comunidades autónomas o con el propio Ministerio (y que luego se extrapolase al resto del país), para así poder abordar y realizar un proyecto conjunto que redujera los datos negativos actuales existentes en relación a la adherencia.