¿Cómo mejorar la ‘adherencia’ a las apps de salud?

Sin espacios y lenguajes comunes se corre el riesgo de que la aplicación sea innovadora, pero sin una utilidad clara para el paciente.

Laura Chivato

No hace falta más que entrar en las distintas plataformas de descargas (como Apple Store o Play Store) para darse cuenta de que en la actualidad existen varios millones de aplicaciones móviles. De estas, se estima que más de 300.000 están relacionadas con la salud (mHealth), y surgen como una respuesta a la “mejora de la efectividad y la eficiencia en la dispensación de los cuidados” frente al creciente envejecimiento y, con ello, al aumento de la cronicidad, según José García Moros, catedrático de Ingeniería Telemática de la Universidad de Zaragoza. Sin embargo, nada de esto es útil si el paciente no usa de manera adecuada la aplicación, si no llega a fidelizarse con ella, algo que ocurre con frecuencia y uno de los retos a los que se enfrenta hoy la mHealth. Por ello, para mejorar en este aspecto es necesario crear espacios y lenguajes comunes entre profesionales sanitarios, pacientes y desarrolladores de tecnología, en los que cada uno de los actores ofrezca su visión y así la app se adapte de manera óptima a las necesidades del paciente, tal y como recalca el doctor José Francisco Ávila de Tomás, miembro del Grupo de Trabajo en Nuevas Tecnologías de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC).

“Los pacientes han de dar su visión y establecer sus necesidades, los sanitarios ofrecer el contenido en salud de calidad y los desarrolladores crear la aplicación. Sin estos espacios comunes se corre el riesgo de que el desarrollador de aplicaciones cree productos que pueden ser innovadores desde el punto de vista tecnológico, pero sin una utilidad clara para el paciente”, explica el doctor Ávila de Tomás.

“Se corre el riesgo de que el desarrollador de aplicaciones cree productos que pueden ser innovadores desde el punto de vista tecnológico, pero sin una utilidad clara para el paciente”

En este aspecto también coincide García Moros, quien además es miembro del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A). “¿Cómo logramos que los pacientes y los profesionales sanitarios utilicen de forma continuada las soluciones de mHealth? Algunas claves pueden estar orientadas a mejorar los siguientes aspectos: contar con pacientes y profesionales en el diseño de las soluciones, promover el uso de estándares y mecanismos de seguridad para eliminar las barreras tecnológicas y reguladoras indicadas, y construir evidencias de los beneficios e impacto de la mHealth (en la salud, economía, satisfacción, etc.)”, resalta.

También es importante tener en cuenta que deben ser aplicaciones fáciles de usar, en las que se logre un objetivo concreto “en pocos clicks” -como recuerda el doctor Ávila de Tomás-; y además tienen que enganchar, tienen que hacer que el paciente vea que son útiles y, por lo tanto, no dude en usarlas si esto le facilita, por ejemplo, el seguimiento de la medicación. “Para ello -subraya el doctor- existen técnicas como la gamificación (asociar elementos propios de los juegos que hagan que un proceso no lúdico adquiera mecánicas y dinámicas propias de los juegos para hacerlo más entretenido) o los recordatorios en forma de mensajes en nuestro teléfono, que nos recuerdan los logros obtenidos con el uso de la aplicación o nos recuerdan tareas o retos pendientes”.

Para conseguir que el paciente sea ‘adherente’ a la aplicación habría que mejorar en cada uno de estos aspectos, ya que se estima que solo un 5 por ciento de los usuarios de teléfonos inteligentes siguen usando una aplicación de manera activa 30 dí­as después de haberla instalado, y menos de un 10 por ciento lo sigue haciendo transcurrida una semana, según un estudio publicado recientemente por Apps Flyer. “Por ello, la clave no es tanto el número de descargas de una aplicación sino la tasa de retención del usuario, es decir, hacer que la aplicación tenga el interés o el ‘enganche’ suficiente para mantener una continuidad en su uso”, destaca el doctor Ávila de Tomás.

“La clave no es tanto el número de descargas de una aplicación sino la tasa de retención del usuario”

Adherencia y mHealth

Todo lo anterior es importante teniendo en cuenta que, si el paciente es ‘adherente’ a la aplicación, y por lo tanto la usa para controlar su enfermedad, podría también ser adherente a los tratamientos, que al final -entre otras cosas- es de lo que se trata.

Estas aplicaciones pueden ayudar a los pacientes crónicos a seguir el tratamiento de su enfermedad, a estar en contacto con el médico, a recibir recomendaciones para llevar una vida más saludable o incluso a comunicarse con otros pacientes para compartir experiencias.

En este sentido, para García Moros el punto fuerte reside en basar las soluciones de mHealth en herramientas disponibles que los usuarios ya usan a diario, como por ejemplo plataformas de mensajería del estilo de Whatsapp. “La clave estaría en que los pacientes utilicen de forma transparente dichas herramientas. Esta es la base de uno de los proyectos que estamos desarrollando para la mejora de la adherencia al tratamiento mediante la inclusión de recordatorios de toma de medicamentos y cuestionarios en una plataforma de mensajería donde el asistente virtual es un contacto más en su teléfono móvil”, señala.

El punto fuerte reside en basar las soluciones de mHealth en herramientas disponibles que los usuarios ya usan a diario, como por ejemplo plataformas de mensajería del estilo de Whatsapp

Las nuevas soluciones de mHealth (mobile Health) pueden ayudar a prevenir enfermedades, promover la salud, disminuir los costes sanitarios y hacer más eficiente el acceso al cuidado y la atención sanitaria. Sin embargo -según García Moros-, todavía existen retos y barreras a la implantación y adopción de estos servicios como la seguridad y privacidad de la información del paciente, la carencia de interoperabilidad y estandarización de las soluciones, la aceptación de la tecnología por el personal sanitario y por los pacientes, entre otros.”

Por ello, y tal y como augura el doctor Ávila de Tomás, solo sobrevivirán aquellas aplicaciones que muestren utilidad y sean atractivas a los usuarios y para ello hay que crear espacios comunes pacientes-sanitarios-desarrolladores para establecer necesidades, utilidad, usabilidad y diseño de las mismas.