‘Es hora de actuar’ ante las enfermedades crónicas

El informe de la Comisión Independiente de Alto Nivel sobre ENT de la OMS establece seis recomendaciones clave para progresar en la meta 3.4 de los ODS.

Laura Chivato

Mil millones de personas en todo el mundo están afectadas por enfermedades no transmisibles (ENT) -o más conocidas como ‘crónicas’- en todas las etapas de la vida, desde la misma infancia hasta la vejez. De estas, son cuatro las que ‘recogen’ la mayor carga: enfermedades cardiovasculares, enfermedades crónicas respiratorias, cáncer y diabetes. Esto trae consigo, no solo gastos elevados, sino también muertes que podrían prevenirse en gran medida. Sin embargo, a pesar de que el compromiso de los países por mejorar esta situación debería ser crucial, la falta de progresos mundiales en la lucha contra las ENT propició que, en octubre de 2017, Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, estableciera la Comisión Independiente de Alto Nivel sobre Enfermedades No Transmisibles.

Esta Comisión fue convocada por Ghebreyesus para asesorarle sobre cómo los países podrían acelerar el progreso hacia el logro de la meta 3.4 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) (“Reducir la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles”) acordados en el año 2015, y dentro del objetivo 3 de “garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos a todas las edades”. Además, también se tuvo en cuenta la “enorme” incidencia de las ENT y los trastornos de salud mental durante todo el ciclo de la vida y “el incalculable sufrimiento que ocasionan, especialmente sus efectos en los niños y los jóvenes”, según la OMS.

No es la primera acción que la organización mundial lleva a cabo para luchar contra las ENT. En 2014, los Estados miembros adoptaron un documento, en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde se incluían cuatro compromisos: establecer metas nacionales con respecto a las enfermedades no transmisibles; elaborar un plan nacional; reducir los factores de riesgo de enfermedades no transmisibles; y fortalecer los sistemas de salud para responder a las enfermedades no transmisibles.

Sin embargo, hasta 2017, 83 países habían realizado progresos “insuficientes o nulos” en todo aquello relacionado con el cumplimiento de estos; y ninguno alcanzó “plenamente” los 19 indicadores de progreso establecidos.

“Los compromisos contraídos no se han traducido en medidas legislativas y reglamentarias, inversiones constantes o financiación de programas contra las enfermedades no transmisibles de manera coherente entre los Estados Miembros”, subrayan desde la OMS. “Aun cuando existen numerosas intervenciones contra las ENT, muchos países se están quedando rezagados en su aplicación”, añaden.

“Los compromisos contraídos no se han traducido en medidas legislativas y reglamentarias, inversiones constantes o financiación de programas”

Algunos de los obstáculos son la falta de voluntad política, compromiso, capacidad y medidas; repercusiones de factores económicos, comerciales y de mercado; o la falta de políticas y planes concernientes a enfermedades crónicas. Además, hay que tener en cuenta que, a parte de la ‘vaga’ predisposición de los diferentes países, muchos de estos carecen de conocimientos técnicos, recursos o capacidad de investigación para hacer frente a los retos que plantean las ENT.

Claves para progresar

Por todo ello, el pasado 1 de junio, la Comisión elaboró el informe ‘Es hora de actuar’, en el que se incluían seis recomendaciones dirigidas a los Jefes de Estado y de Gobierno y las instancias normativas de todos los sectores gubernamentales.

Desde la Comisión, con el objetivo de que esto no se quedase en papel mojado por ser un asunto inviable o que no se pudiera abarcar, acordaron ciertos criterios para incluirlos en las sugerencias: deben ser viables, innovadoras, transformadoras en el logro de repercusiones sanitarias sustanciales, y factibles de poner en práctica en cualquier contexto.

Las recomendaciones son:

  1. Comenzar desde el principio: Los líderes políticos de todos los niveles, incluidos los de nivel “subnacional” y ministros, deben supervisar el proceso orientado a generar conciencia, en el ámbito nacional, respecto de las enfermedades no transmisibles y la salud mental; y deben asumir la responsabilidad de las acciones locales integrales.
  2. Priorizar e intensificar: Los Gobiernos deben identificar e implementar un conjunto específico de prioridades dentro de la agenda ENT y de salud mental, basada en las necesidades públicas de salud.
  3. Integrar y ampliar: enfermedades no transmisibles en los sistemas de salud y la cobertura sanitaria universal: Los gobiernos deberían reorientar los sistemas de salud, en función de los contextos y las necesidades nacionales, con el fin de incluir en sus políticas y planes de cobertura sanitaria universal la promoción de la salud, la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles, y los servicios de salud mental.
  4. Colaborar y reglamentar: Los gobiernos deberían intercambiar experiencias y problemáticas, en particular sobre los modelos normativos más efectivos, y fortalecer la reglamentación eficaz y la apropiada interacción con el sector privado, los círculos académicos, la sociedad civil y las comunidades, sobre la base de un enfoque de las enfermedades no transmisibles que abarque a toda la sociedad.
  5. Financiación: Los gobiernos y la comunidad internacional deberían desarrollar un nuevo paradigma económico para financiar acciones en materia de ENT y salud mental.
  6. Promover la concienciación: Los gobiernos deben fortalecer la responsabilidad de los ciudadanos para que tomen conciencia contra las ENT.

Crecimiento económico y ENT

Si todo esto se cumpliera, es evidente que los datos en relación a las enfermedades no transmisibles mejorarían. Sin embargo, actualmente, suponen una de las “mayores amenazas”, ya no solo para la salud, sino también para el desarrollo.

En este sentido, en una publicación reciente en The Lancet Taskforce on NCDs and Economics se revelaba una estrecha relación entre el crecimiento económico y el control de las enfermedades no transmisibles.

Es más, desde la OMS argumentan que, para 2030, la inversión realizada en ENT supondrá en países de ingresos bajos y medianos un retorno de 7$ (6€ aprox) por persona por cada dólar invertido.

Pero esto no será posible hasta que los países asuman su responsabilidad y den prioridad a las enfermedades no transmisibles. Por lo que, como destacan desde la Organización Mundial de la Salud, “no hay excusa para la inacción toda vez que disponemos de soluciones basadas en pruebas científicas”.