¿Por qué 2018 es un año estratégico para las enfermedades crónicas?

La agenda global frente a las ENT se mueve para hacer posible el tercer Objetivo de Desarrollo Sostenible

Redacción

El 2018 puede ser recordado como un hito en la batalla mundial contra las enfermedades no transmisibles (ENT), también conocidas como enfermedades crónicas. Desde 2010, estas patologías se han situado en el primer plano de las agendas políticas gracias a compromisos tales como la Declaración de Naciones Unidas de 2011 y el Plan de Acción 2013-2020 de la Organización Mundial de la Salud. Los objetivos globales pasan por reducir un 25 por ciento las muertes para 2025, y un 33 por ciento para el año 2030. Pero, a fecha de hoy, este último objetivo, el tercero de la Agenda para el Desarrollo Sostenible adoptada en la 70ª Asamblea General de las Naciones Unidas, es totalmente inalcanzable, según reconocen los propios jefes de Estado y de Gobierno. Se hace precisa una acción política coherente que involucre a todos los agentes. Todas las miradas están puestas en Nueva York, donde a finales de 2018 tendrá lugar el gran cónclave de la ONU para evaluar los progresos obtenidos en torno a los objetivos globales contra la cronicidad.

Las enfermedades no transmisibles incluyen el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, las enfermedades respiratorias crónicas y la diabetes, además de un amplio abanico de condiciones que incluyen la salud mental; desórdenes neurológicos como la demencia; procesos inflamatorios y autoinmunes como la psoriasis, el lupus y la endometriosis; patologías osteomusculares y reumatológicas como la osteoporosis y la artritis; enfermedades renales, oculares, auditivas…  Juntas, conforman la principal causa de muerte a nivel mundial: 40 millones de fallecimientos anuales, el 70 por ciento del total.

No son las únicas cifras que ayudan a comprender la gravedad de una amenaza de salud pública reconocida para el siglo XXI, en general en todos los países, pero más todavía en aquellos con menos recursos. Muchas de estas muertes son prematuras, y achacables en un 80 por ciento a cuatro grupos: enfermedades cardiovasculares, cáncer; enfermedades respiratorias y diabetes. Juntas, estas patologías, sumadas a los trastornos mentales, representaron una pérdida del 75 por ciento del PIB global en 2010, según datos de la Alianza por las Enfermedades No Transmisibles (NCD Alliance), quien también apunta que, entre 2011 y 2021, podrían contribuir a una pérdida acumulada de 47 trillones de dólares.

El Objetivo 3: avance insuficiente

¿En qué estado se encuentra hoy la consecución del tercer Objetivo de Desarrollo Sostenible? Los progresos, según el balance 2017 de la OMS (que hace referencia a su vez a datos de 2015), no son optimistas. Las muertes prematuras imputables a enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias crónicas o diabetes alcanzaron a 13 millones de personas, un 43 por ciento de todas las muertes prematuras a nivel mundial. Entre los años 2000 y 2015, el riesgo de morir entre 30 y los 69 años por una de esas cuatro causas disminuyó del 23 al 19 por ciento, pero sigue sin ser suficiente para alcanzar el objetivo global de reducir en un 33 por ciento la mortalidad por ENT. En la misma línea, cerca de 800.000 personas (el doble de hombres que de mujeres) se suicidaron en 2015, lo que apunta a una necesidad de mejorar el abordaje de trastornos mentales, como la depresión.

Las muertes prematuras imputables a enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias crónicas o diabetes alcanzaron a 13 millones de personas, un 43 por ciento de todas las muertes prematuras a nivel mundial.

Las enfermedades crónicas resultan de una combinación de factores genéticos, fisiológicos, ambientales y conductuales. El consumo de tabaco, la inactividad física, el abuso del alcohol y una mala alimentación aumentan el riesgo de padecerlas, pero también aquí los avances son insuficientes. Por ejemplo, y a pesar de que el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco ha sido ratificado por 180 partes, que representan el 90 por ciento de la población mundial, más de 1.100 millones de personas se declararon consumidores de tabaco en 2015. Y el consumo promedio de alcohol a partir de los 15 años es, según los últimos datos disponibles, de 6.4 litros por persona y año.

La importancia del tercer Objetivo de Desarrollo Sostenible está mundialmente reconocida, y los obstáculos a los que se enfrenta están plenamente identificados. Entre ellos, destacan una falta de capacidad para abordar eficazmente los objetivos de salud pública cuando entran en conflicto con los intereses del sector privado; una insuficiente apuesta por la prevención, el diagnóstico y la gestión de las ENT y una débil promoción de la salud, como parte de los esfuerzos para lograr una cobertura sanitaria universal y reducir las inequidades sanitarias.

Todo ello debería hacer que las ENT constituyeran una prioridad relevante, pero parece que, aunque las políticas están redactadas, las estructuras para implementarlas son escasas. “A menos que se acelere una acción política coherente para hacer frente a estos obstáculos, con el involucramiento de todos los sectores y de todos los actores, la tasa actual de disminución de la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles es insuficiente para satisfacer la meta de los ODS antes de 2030”, reconocieron los jefes de Estado y de Gobierno y los ministros y representantes estatales y gubernamentales que participaron en la última Conferencia Mundial de la OMS sobre las ENT, celebrada en Montevideo (Uruguay) entre el 18 y el 20 de octubre de 2017.

Todo ello debería hacer que las ENT constituyeran una prioridad relevante, pero parece que, aunque las políticas están redactadas, las estructuras para implementarlas son escasas.

Esta cita permitió aprobar una hoja de ruta sobre estas enfermedades, que pasa por revigorizar la acción política; dotar a los sistemas de salud de capacidad para responder más eficazmente al reto de las enfermedades crónicas; aumentar significativamente la financiación de las respuestas nacionales a las ENT y la cooperación internacional; buscar medidas para abordar el impacto negativo de los productos y los factores ambientales nocivos para la salud y fortalecer la contribución y la rendición de cuentas del sector privado y de otros agentes estatales y aumentar los esfuerzos para involucrar a sectores más allá del sector salud y reforzando el papel de los actores no estatales.

Enlace a la hoja de ruta:

http://www.who.int/conferences/global-ncd-conference/Roadmap-ES.pdf

Pero, si bien los firmantes de esta hoja de ruta son conscientes de la necesidad de “empoderar a las personas” y proporcionarles recursos y conocimientos, a fin de posibilitar elecciones saludables y estilos de vida activos, las organizaciones de pacientes no aparecen mencionadas entre este listado de “actores no estatales”. Sí lo están, en cambio, las organizaciones no gubernamentales, las entidades del sector privado, las fundaciones filantrópicas y las instituciones académicas.

Reclamando un sitio para los pacientes

La sociedad civil ha comenzado a moverse para cubrir este hueco. Tras un encuentro de tres días, la Alianza por las ENT, que reúne a unas 2.000 organizaciones de más de 170 países, publicó en diciembre una Agenda de Acción para las personas que viven con Enfermedades No Transmisibles, y en la cual cristalizan las recomendaciones de los pacientes crónicos en el marco de la agenda global. Para configurarla, se llevaron a cabo 72 encuentros en 16 países, así como una consulta. Las casi 1.000 respuestas recibidas fueron debatidas en un workshop que contó con la participación de 34 pacientes de 22 países… En total, 1.893 inputs de un total de 76 países.

La agenda, a la que recientemente se ha sumado la Alianza Europea por las Enfermedades Crónicas (ECDA, por sus siglas en inglés), hace un llamamiento a la acción en cuatro áreas clave —justicia social, prevención, participación y tratamiento—, que tiene como meta contribuir a reducir la carga asociada a las ENT y recordar la importancia de que la sociedad civil esté presente en el debate. Recuerda que, en 2018, Naciones Unidas mantendrá su Tercera Asamblea General en ENT, donde los líderes discutirán el progreso nacional contra los objetivos globales y los pacientes consideran “imperativo” que estén representados, entre los líderes y decidores de todo el mundo, como cualquier otro agente sanitario. “Ningún conocimiento técnico puede reemplazar el punto de vista de la experiencia vital”, señala el documento.

La agenda tiene como meta contribuir a reducir la carga asociada a las ENT y recordar la importancia de que la sociedad civil esté presente en el debate.

Este encuentro es una oportunidad única para que los gobiernos muestren cómo han progresado en la materia. Será, además, el momento de asumir nuevos compromisos. Las negociaciones sobre el contenido de la reunión no se esperan hasta mayo. Unas semanas después, a principios de junio, se publicará el primer informe de la Comisión Independiente de Alto Nivel en ENT reunida por la OMS. Se trata de un grupo compuesto por jefes de estado, ministros y líderes en el ámbito de la salud, cuya tarea es asegurar que el mundo logre enfrentar los desafíos globales en 2030, iniciando un movimiento que atraiga a todos los sectores del gobierno, de la sociedad civil y del sector privado hacia la prevención y el control de las ENT y la promoción de la salud mental.

Este grupo finalizará su labor en octubre de 2019. Su primera fase de trabajo, precisamente, se cierra con la Tercera Asamblea de la ONU. Para ello, ha lanzado una consulta pública, con el objetivo final de llevar una serie de recomendaciones al foro de Nueva York. Su aceptación podría ser clave para recalibrar el compromiso global con el abordaje de las patologías crónicas.

Enlace a la Agenda:
https://ncdalliance.org/sites/default/files/resource_files/AdvocacyAgenaPLWNCDs_English_0.pdf

Apoyo: La Agenda de Acción para las personas que viven con ENT

  1. En el ámbito de la justicia social
    1. Acceso a una asistencia sanitaria universal y de calidad
    2. Derecho a ser tratado con respecto y dignidad
    3. Hacer frente al estigma y a la discriminación
    4. Elección informada sobre las distintas opciones de tratamiento
    5. Derecho a participar en los procesos de toma de decisiones
    6. Mejorar la accesibilidad
  1. En el ámbito de la prevención
    1. Campañas de concienciación al público sobre las ENT y sus factores de riesgo
    2. Acceso a una alimentación saludable
    3. Lugares de trabajo que promuevan y protejan la salud de sus empleados
    4. Hacer frente a la pobreza y a otras causas que determinan la enfermedad
    5. Promoción del ejercicio físico
    6. Etiquetado que facilite conocer el contenido nutricional de alimentos y bebidas
    7. Restricciones al consumo de tabaco, alcohol y alimentos poco saludables para niños y adolescentes
    8. Espacios libres de humo
    9. Prohibir la publicidad del tabaco
    10. Acceso equitativo a vacunas asequibles para prevenir ENT
    11. Entornos rurales y urbanos saludables
  1. En el ámbito del tratamiento
    1. Incrementar el acceso al diagnóstico temprano
    2. Tratamiento asequible y protección financiera para quienes sufren alguna ENT
    3. Acceso a una asistencia de calidad en todos los niveles
    4. Acceso universal y equitativo al tratamiento
    5. Asistencia integral
    6. Acceso a nuevas opciones de tratamiento y ensayos clínicos
    7. Educación en el manejo de la enfermedad
    8. Mejorar el acceso a la atención psicológica
    9. Hacer frente a los cuidados paliativos para ENT
  1. En el ámbito de la participación
    1. Oportunidades para el desarrollo en las tomas de decisiones
    2. Entrenamiento, formación e información para reforzar habilidades personales
    3. Mayor visibilidad pública
    4. Flexibilidad en las oportunidades de participación
    5. Organizaciones más fuertes
    6. Redes de gente que vive con ENT
    7. Liderazgo y oportunidades de portavocía