Importante papel de la enfermería en los equipos multidisciplinares de las Unidades de Trastornos del Movimiento

 La opinión de Antonia Campolongo, enfermera y coordinadora de la Unidad de Trastornos del Movimiento del Servicio de Neurología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (Barcelona), y Beatriz González, enfermera y coordinadora de la Unidad de Trastornos del Movimiento del Servicio de Neurología del Hospital Universitario de la Princesa en Madrid.

Los trastornos del movimiento forman parte de un conjunto de enfermedades que se caracterizan principalmente en un aumento o bien disminución de la velocidad de los movimientos corporales. Dentro de este grupo, la enfermedad de Parkinson, un trastorno neurodegenerativo, crónico e invalidante y de causa desconocida, es de las más frecuentes. Concretamente, la enfermedad de Parkinson se estima que afecta a unos 300 casos por 100.000 habitantes, de los cuales un 37% presenta la enfermedad en estadios avanzados y, de estos, un 19,5%[1] está en tratamiento con una terapia de segunda línea. Se trata de una patología compleja que cursa con una serie de síntomas, motores (lentitud de movimientos, temblor, rigidez, inestabilidad postural) y no motores (trastornos del sueño, estreñimiento, problemas visuales, respiratorios, urinarios, cognitivos o problemas psicológicos) que suelen aumentar en número y gravedad con la progresión de la enfermedad. La enfermedad de Parkinson al ser una afección neurodegenerativa y compleja requiere, especialmente en las fases avanzadas, un abordaje multidisciplinar.

Desde las Unidades de Trastornos del Movimiento se atienden a una gran parte de estos pacientes, proporcionando una atención sanitaria de calidad y un tratamiento integral a pacientes que, en muchas ocasiones, requieren de un mayor tiempo de exploración, pruebas diagnósticas específicas y tratamientos individualizados y adaptados a sus necesidades. En este sentido, la enfermería juega un papel muy importante como gestora de casos, haciendo de enlace entre diferentes especialistas, detectan síntomas, en muchos casos, con la observación clínica y el Proceso de Enfermería (PE: Valoración, Recogida de datos, Diagnóstico, Planificación, Ejecución, Evaluación), atendiendo así a los pacientes de una manera global y holística.

“La enfermería juega un papel muy importante como gestora de casos, haciendo de enlace entre diferentes especialistas, detectan síntomas, en muchos casos, con la observación clínica y el Proceso de Enfermería”

Además, el personal de enfermería es clave en la actividad de acompañamiento (tanto al paciente como al cuidador), educación sanitaria, seguimiento y prevención de complicaciones, adecuándose al estadio en el que se encuentre el paciente, y ayudándole a conocer y controlar mejor la enfermedad. De esta forma, facilitan a los pacientes y cuidadores/as un aprendizaje en torno a la enfermedad, su evolución, síntomas, nutrición, tratamiento, etc. permitiendo conseguir objetivos importantes como la correcta implementación y la adherencia al tratamiento, ganar la mayor calidad de vida del paciente y por ende de su cuidador/a.

[1] Pringsheim T, et al, The prevalence of Parkinson´s Disease: A systematic review and meta-analysis. Mov Disord 2014; 29: 1583-90