La opinión de Jaime Espolita, secretario de la Sociedad Española de Farmacia Rural (SEFAR)
Vivimos en una época donde, gracias al avance de la Ciencia, la esperanza de vida se sitúa en niveles nunca vistos hasta ahora. Pero, como siempre sucede, este positivo hecho tiene una consecuencia negativa, desde el punto de vista sanitario, que es la cronificación de la enfermedad. Cada vez es mayor el número de pacientes crónicos (y polimedicados) y, si cabe, este hecho se acentúa aún más en las áreas rurales cuya población está más envejecida que la de zonas urbanas.
La singularidad de la Oficina de Farmacia Rural hace que, a priori, parezca más sencillo el abordaje de la cronicidad debido al menor número de pacientes atendidos así como a la estrecha relación que se establece en estos núcleos de población entre el farmacéutico y los pacientes. El farmacéutico rural “medio”, como vecino que es de estos pueblos, tiene un detallado conocimiento de todos sus pacientes, sus patologías y sus tratamientos. No podemos olvidar que, en muchos casos, el único profesional sanitario presente en estas localidades es el farmacéutico.
No podemos olvidar que, en muchos casos, el único profesional sanitario presente en estas localidades es el farmacéutico
Podríamos decir que asuntos tan en boga hoy en día como son la Atención Farmacéutica o el abordaje del paciente crónico no reflejan más que lo que se lleva haciendo en estas pequeñas farmacias desde siempre. Temas como la detección de duplicidades, intolerancias o alergias previas y errores en las pautas prescritas son el pan nuestro de cada día en estas oficinas de farmacia. Es frecuente en este tipo de pacientes, debido a su edad y al elevado número de fármacos que tienen prescritos, los errores de medicación; más aún cuando se les modifica algún tratamiento por lo que la actuación desde la Farmacia Rural es clave para un adecuado abordaje de la enfermedad.
Pero dicho todo lo anterior, también es cierto que la Farmacia Rural tiene sus propias debilidades en el abordaje del paciente crónico derivadas, principalmente, de las características demográficas (poblaciones muy dispersas donde es frecuente que no sea el propio paciente el que recoja su medicación) y económicas (las distintas medidas de ahorro impuestas por la Administración en los últimos años han llevado a una asfixia tal a la pequeña Farmacia Rural que es realmente difícil poner en marcha cualquier nuevo proyecto destinado a mejorar la salud de los pacientes).
Desde la propia SEFAR se vienen impulsando diferentes proyectos con el fin de transferir información, conocimiento y habilidades relacionadas con la salud a las personas que viven en núcleos rurales de modo que el paciente crónico reciba una información útil y fiable que le ayude a la hora de entender y comprender su enfermedad y su tratamiento. Cabe destacar, desde este punto de vista, el proyecto “Salud y Comunidad Rural” donde se imparten diferentes charlas y se realizan diferentes actividades relacionadas con la salud y que tienen lugar en diferentes zonas rurales de nuestro país. Esta actividad, apoyada tanto por los propios farmacéuticos de estas zonas como por reputados profesionales sanitarios, tiene como objeto el empoderamiento ciudadano en el cuidado de su propia salud.
Desde la propia SEFAR se vienen impulsando diferentes proyectos con el fin de transferir información, conocimiento y habilidades relacionadas con la salud a las personas que viven en núcleos rurales