La herramienta EBADE ayuda a identificar las barreras para después poder realizar intervenciones adaptadas
Laura Chivato Isabel
Las enfermedades crónicas requieren de ciertas actitudes por parte de los pacientes teniendo en cuenta que convivirán con estas durante toda la vida. Uno de los compromisos debería ser saber manejar y controlar la enfermedad y, en el caso de la diabetes mellitus tipo 2 (DM2), esto juega un papel fundamental. El paciente con DM2 debe ser consciente de la importancia que tiene el autocuidado para que no empeore su estado de salud y derive en peores consecuencias. Para que esto sea así, este tiene que “conocer y entender”, tiene que sentirse “útil e importante” a la hora de llevar a cabo el manejo de su enfermedad, tal y como sostiene María Teresa Marí Herrero, enfermera educadora en el Hospital de La Plana-Villareal-Castellón.
“El autocuidado empieza cuando el paciente te dice: ¡Ahora lo he entendido, voy a hacerlo!”, sostiene Marí Herrero, quien además forma parte del Grupo de Trabajo de Educación Terapéutica de la Sociedad Española de Diabetes (SED). Para esta especialista es clave personalizar el proceso educativo, ya que de esta manera el profesional podrá comunicar y escuchar al paciente de una manera más efectiva, “para averiguar lo que conoce, lo que hace, lo que cree y lo que siente cada persona de su enfermedad”.
“Es clave personalizar el proceso educativo, ya que de esta manera el profesional podrá comunicar y escuchar al paciente de una manera más efectiva”
EBADE, la herramienta que ayuda a identificar las barreras
Con este propósito, el Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA) ha desarrollado EBADE, una herramienta que ayuda a identificar las barreras para el autocuidado de las personas con DM2 para después poder realizar intervenciones adaptadas. Así, EBADE consta de 15 ítems auto cumplimentados por el propio paciente que aborda las principales áreas de autocuidado, como la alimentación, la actividad física, la prevención de complicaciones, la medicación, la relación con los profesionales y el sistema sanitario, el soporte social o el cuidado de los pies. El grupo “Cronicidad, Dependencia, Cuidados y Servicios de Salud”, perteneciente al área de Neurociencias, Cronicidad, Envejecimiento y Salud en Poblaciones Vulnerables del IBIMA, ha sido el encargado de diseñar este instrumento que ya lleva más de cinco años en marcha en 15 centro de Atención Primaria del Distrito Sanitario Málaga-Valle de Guadalhorce y del Distrito Costa del Sol.
Según José Miguel Morales Asencio, investigador responsable de dicho grupo, los conceptos relacionados con el autocuidado han sido abordados por numerosos cuestionarios internacionales, aunque estos, desde el punto de vista metodológico, tienen “importantes debilidades” o no aportan una “perspectiva global” del cuidado de la diabetes mellitus. “Sin embargo, EBADE solventa ambas cuestiones con métodos sólidos de validación siguiendo las recomendaciones de asociaciones internacionales y participando en sus distintas fases tanto profesionales de diversos ámbitos y especialidades, como personas con DM2 a través de métodos cualitativos”.
Esto último supone una ventaja ya que los propios pacientes han validado la herramienta en el contexto de Atención Primaria en condiciones de práctica clínica real, “por lo que su aplicabilidad es muy viable”.
“Supone una ventaja ya que los propios pacientes han validado la herramienta en el contexto de Atención Primaria en condiciones de práctica clínica real”
Las barreras en el autocuidado
Las principales barreras en el autocuidado que se han detectado con EBADE están relacionadas con las creencias que tienen los pacientes sobre las conductas que son favorables/desfavorables para el cuidado de la diabetes. Así, han mostrado tener un mayor peso en cuanto al número de ítems (7 de 15) las creencias relacionadas con qué se considera que es adecuado comer para evitar complicaciones, la importancia de realizar actividad física o los beneficios esperados de la medicación, entre otros.
Esto se ha podido evaluar gracias a la principal innovación de la herramienta, según Morales Asencio, y es que está basada en la Teoría de Conducta Planificada, una teoría que dispone de cuatro constructos con los que se pretenden predecir las razones que llevan a ejercer una determinada conducta, que en este caso era la adherencia en personas con DM2.
“Estos constructos tienen que ver con las creencias de la persona sobre su enfermedad, la conducta de control percibido (muy relacionado con el concepto de autoeficacia de Bandura), la denominada ‘norma subjetiva’ (influencia que ejerce el entorno en la toma de decisiones del paciente) y la intención conductual (que actúa como elemento que precede a la conducta y está modulada en gran medida por la motivación). Cada uno de los 15 ítems del instrumento permite evaluar alguno de estos cuatro constructos, lo cual aporta congruencia a la herramienta desde el punto de vista conceptual y una forma novedosa de aproximarnos al cuidado de esta población”, detalla el investigador.
“El resultado -añade- es una evaluación que permite a los profesionales identificar qué barreras interfieren en el desarrollo de la conducta de autocuidado del paciente, de forma totalmente individualizada y, por tanto, consensuar con el propio paciente un abordaje individualizado de su cuidado”.
“El resultado es una evaluación que permite a los profesionales identificar qué barreras interfieren en el desarrollo de la conducta de autocuidado del paciente, de forma totalmente individualizada”
Cómo superar las barreras
Una vez que se han identificado estas barreras, los profesionales deben desarrollar un plan de cuidados específicos para el paciente. Para ello, desde el IBIMA han propuesto diferentes intervenciones previamente revisadas sistemáticamente para saber cuáles son más efectivas.
“El proceso consiste en evaluar en primer lugar cuáles son las barreras de autocuidado que la propia persona identifica, para a continuación ofrecerle un plan de cuidados específico y adaptado a su situación. De esta forma, se pretende que las intervenciones sean más efectivas, pues cuenta como base con la perspectiva autoidentificada por la persona e implicaría un plan adaptado y personalizado”, explica Morales Asencio.
Además, para garantizar la homogeneidad y el uso de estas, se ha desarrollado una aplicación integrada en los ordenadores de las consultas de Enfermería de los Centro de Salud con el objetivo de que dichas intervenciones estén clasificadas según la Nursing Intervention Classification, de tal manera que la actividad se denomine igual sin tener en cuenta el proveedor que la lleva a cabo.
“De este modo, para cada barrera los profesionales disponen de un ‘catálogo de intervenciones y actividades’ en función de las barreras identificadas y agrupadas según el constructo de la Teoría de Conducta Planificada que la propia persona con DM2 haya identificado como más difícil de superar. La aplicación tiene incorporado un algoritmo por el que se propone el número de ‘dosis de intervención’ que deben conformar el plan de cuidados, en función del nivel de barreras de autocuidados identificadas. Adicionalmente, cada intervención viene acompañada por material educativo de soporte específico para cada área de autocuidado”, resalta el investigador.
“La aplicación tiene incorporado un algoritmo por el que se propone el número de ‘dosis de intervención’ que deben conformar el plan de cuidados”
El Estudio EDEP-Ti
Todo ello, además, forma parte de un estudio clínico multicéntrico aleatorizado por cluster: el Estudio EDEP-Ti. Este ha sido financiado por el Instituto de Salud Carlos III y por la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía y en él colaboran 35 centros de Atención Primaria y más de 150 enfermeras pertenecientes al Distrito Sanitario Málaga-Valle del Guadalhorce y a las Áreas de Gestión Sanitaria, Serranía de Ronda, Norte de Málaga y Axarquía, del Servicio Andaluz de Salud.
“Es importante resaltar -comenta Morales Asencio- que esta línea de investigación (que lleva más de 5 años en marcha) es posible gracias al esfuerzo continuado de nuestro grupo de investigación, perteneciente al Instituto de Investigación Biomédica de Málaga y a la financiación recibida por el ISCIII y la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía. No es fácil desarrollar investigación en servicios de salud debido a las dificultades para obtener financiación en nuestro país en este terreno y, por tanto, sin ese apoyo financiero nunca podríamos haber llegado a este nivel de desarrollo”.
“No es fácil desarrollar investigación en servicios de salud debido a las dificultades para obtener financiación en nuestro país en este terreno”
La muestra, compuesta por más de 400 personas con DM2, ya ha sido totalmente reclutada y se han tomado sus determinaciones basales, que la componen variables clínicas (HbA1c, tensión arterial, perfil lipídico, índice de masa corporal, perímetro abdominal y riesgo cardiovascular), así como su nivel de barreras para el autocuidado, además de su adherencia a la dieta mediterránea, su calidad de vida relacionada con la salud o su nivel de actividad física.
“Por un lado, el grupo intervención recibe este modelo de atención basado en el desarrollo de intervenciones adaptadas a las barreras de autocuidado, mientras que el grupo control recibe la atención convencional que se viene proporcionando en las consultas de Atención Primaria”, apunta este experto.
“En estos momentos -añade- se está realizando el seguimiento semestral de la población incluida. Así, el estudio tendrá un seguimiento final de 18 meses, con otra determinación de variables a los 12 meses”.
Una vez finalizado el estudio, desde el IBIMA pretenden analizar cuáles han sido las intervenciones más usuales y qué efectividad tienen sobre la calidad de vida, el perfil metabólico, el peso corporal y el perfil cardiovascular; y en caso de obtener resultados clínicamente relevantes, la intervención se extendería a todos los Centros de Salud.