Fernando Mugarza, director de desarrollo corporativo y comunicación de la Fundación IDIS y director técnico y coordinador del Comité Científico del Grupo OAT
Laura Chivato
Si se trata de ser el director de orquesta durante algún evento del Grupo OAT, no cabe duda de que Fernando Mugarza es la persona elegida. El director de desarrollo corporativo y comunicación de la Fundación IDIS fue quien presentó y condujo la gala de entrega de la I Edición de los Premios OAT Adherencia y el encargado, además, de dirigir las VII Jornadas de Adherencia al Tratamiento. Para él uno de los principales problemas a la hora de abordar la falta de adherencia es la comunicación, ámbito en el que desarrolla su carrera profesional y en el que tiene claro que todavía quedan muchas cosas por hacer para que ésta mejore en la consulta.
Pregunta. ¿Cómo valora el trabajo que se lleva a cabo desde el Comité Científico del OAT?
Respuesta. La labor que realizan todos y cada uno de sus miembros es fundamental una vez que todos los proyectos que desarrolla el OAT no solo llevan su marchamo sino además su implicación, empeño y esfuerzo, los estudios realizados hasta el momento, las jornadas, premios, encuentros y demás actividades son objeto de su especial atención y participación activa. Pocas son las organizaciones en el sector que cuentan con la representación de todos los profesionales implicados en el cuidado de la salud y mejora del bienestar de los ciudadanos, desde la atención primaria, pasando por la especializada, la enfermería, y la farmacia, todos ellos aportan lo mejor de cada cual en beneficio de conseguir el objetivo institucional: sensibilizar a la población, a la administración, a la profesión y a otros grupos de interés implicados sobre el grave problema de salud pública que supone la falta de adherencia a los tratamientos interpuestos y las fórmulas más adecuadas para atajarla.¡
P. En España, tal y como se reflejó en el Análisis Nacional de Adherencia en Patologías Crónicas realizado por el Grupo OAT, el 50 por ciento de los pacientes crónicos no es adherente a los tratamientos, un dato más que conocido. Sin embargo, ¿cuál diría que es el principal factor que influye en que esto sea así?
R. Desde mi punto de vista el problema es multifactorial y cada cual tiene su parte de responsabilidad. Si tuviera que hacer una gradación de las causas sin duda considero que la comunicación entre el profesional y el paciente es francamente mejorable, de hecho hay trabajos publicados recientemente que hacen referencia a la importancia de la comunicación emocional, otros aspectos que influyen en la falta de adherencia son la educación sanitaria y sociosanitaria, la consideración y el trato impersonal del paciente (síndrome del “café para todos o el Prêt-à-porter”), la utilización de metalenguaje no adaptado a la capacidad comprensiva de cada individuo, la dedicación de escaso tiempo en cada consulta, la tecnificación como filosofía (tecnocracia) por delante del humanismo inherente a la profesión, la no monitorización sistematizada de la adherencia en toda consulta y proceso asistencial, la no inclusión de los datos relativos a adherencia en la historia clínica electrónica, la tendencia a la automedicación y al hecho de ser autodidacta por parte del paciente y por último la no utilización de sistemas de dosificación personalizada o de herramientas de todo tipo que sirvan de apoyo y faciliten el seguimiento de los tratamientos por parte los pacientes, me refiero a los programas de intervención que tanto pueden ayudar a mejorar notablemente la adherencia y persistencia del tratamiento como así lo han demostrado experiencias dentro y fuera de nuestras fronteras.
“Los programas de intervención pueden ayudar a mejorar notablemente la adherencia y persistencia del tratamiento como así lo han demostrado experiencias dentro y fuera de nuestras fronteras.”
P. Es bien sabido que la falta de tiempo en la consulta es uno de los principales problemas a la hora de concienciar al paciente para que éste sea capaz de controlar su enfermedad. ¿Qué actitud deberían adoptar tanto médico como paciente para sacar el máximo partido al tiempo del que disponen?
R. El tiempo adecuado para cada paciente en consulta es fundamental y la forma en que se utiliza ese tiempo es clave y para ello los responsables de la adopción de medidas son quienes han de dotar al profesional sanitario de los elementos necesarios para desarrollar adecuadamente su labor incluido especialmente el tiempo que está íntimamente relacionado con la carga asistencial y la burocracia. Respecto a la actitud del médico creo que no hay otra que ser consciente del problema que genera la falta de adherencia al tratamiento y tratar de aportar las soluciones adecuadas a cada una de las causas que he reflejado en la cuestión anterior. El paciente por su parte además de ser consciente de la importancia de seguir las indicaciones de su facultativo en todo lo relacionado con el tratamiento y los hábitos saludables es importante que antes de acudir a la consulta tenga claras las cuestiones a plantear, las dudas, las carencias de información, etc… y todo ello incluso lo anote para que no se le olvide, y especialmente si es una persona mayor con una complejidad terapéutica relevante vaya acompañada por una persona de su entorno que le complemente a la hora de comprender todas las indicaciones vertidas en la consulta por el facultativo.
P. ¿Y consideraría útil iniciativas como la formación a través del ‘coaching’ en adherencia para aprovechar el poco tiempo que hay en consulta con el fin de empoderar al paciente?
R. No cabe ninguna duda que es una medida excelente y necesaria, de eficacia contrastada. Hemos de tener en cuenta que en las facultades de ciencias de la salud en nuestro país se enseñan abundantes conceptos directamente relacionados con la enfermedad, su abordaje y sus consecuencias pero no se enseña, o al menos, no es frecuente encontrar en los programas curriculares y académicos materiales docentes relacionados con habilidades de comunicación, formación en comunicación emocional y valores, psicología de las relaciones humanas, etc… por otro lado tampoco hay una formación específica en temas de extraordinaria relevancia como este que nos ocupa. Por todo ello, considero que la formación a través del “coaching” en este aspecto de salud pública es fundamental al igual que también lo es el programar y desarrollar una adecuada educación para la salud dirigida al paciente en concreto y al ciudadano en general, formación que debería partir ya desde la edad infantil en los centros educativos.
“Considero que la formación a través del coaching en este aspecto de salud pública es fundamental al igual que también lo es el programar y desarrollar una adecuada educación para la salud”
P. Este último dato y todos los relacionados con el coste que genera la falta de adherencia son repetidos en los diferentes foros y debates. Esta mención y supuesta preocupación, ¿es proporcional a las iniciativas y estrategias que se llevan a cabo para intentar atajar este problema o todavía es un tema en el que hay mucho trabajo por hacer?
R. No cabe ninguna duda que cada vez hay más información al respecto pero los datos son cicateros, en EE.UU se producen 125.000 muertes prematuras achacables a problemas de adherencia a los tratamientos interpuestos, en Europa son 200.000 personas las que fallecen aproximadamente por esta causa (más de 18.000 en España). En EE.UU cerca de tres cuartas partes de la población es no adherente y un tercio de los ingresos hospitalarios se deben a esta causa, en Europa uno de cada dos pacientes no sigue adecuadamente las indicaciones realizadas por el profesional sanitario. El coste estimado de la falta de adherencia es de 300 billones de dólares (millardos) en Estados Unidos y de 125.000 millones de euros en Europa (en España 11.250 Mio. €). Estos datos son suficientes para contestar a la pregunta, desde luego que existe una clara asimetría entre la información disponible acerca del impacto de la falta de adherencia y las estrategias que se ponen en marcha las cuales a su vez están directamente relacionadas con los recursos asignados a este aspecto tan relevante.
P. ¿Y qué herramientas serían las más adecuadas para trabajar en este campo y, por tanto, mejorar la salud de los pacientes?
R. Creo que lo más importante es concienciar a todos sobre la importancia de este problema de salud pública y atajar todas las posibles causas algunas de las cuales las he reflejado en una cuestión anterior. Independientemente de esto creo que el sumatorio de educación a pacientes y cuidadores y formación a profesionales (coaching), sistemas de dispensación personalizada, proyectos de intervención dirigidos al paciente que permitan ejercer una función de ayuda y soporte, monitorización rutinaria en consulta, utilización de herramientas tecnológicas de diversa índole y condición que contribuyan a una mejor información, seguimiento y control del tratamiento, y los hábitos saludables recomendados son fundamentales para alcanzar una mejoría en los niveles de adherencia y persistencia terapéutica. Un apunte final, la implicación y la búsqueda de sinergias entre los diferentes profesionales del ámbito de la salud es esencial ante este problema que alcanza dimensiones tan preocupantes.
P. Teniendo en cuenta que ha sido moderador tanto en la I Edición de los Premios OAT Adherencia como en las VII Jornadas de Adherencia al Tratamiento, ¿qué piensa que aportan este tipo de eventos? ¿son necesarios?
R. Creo que es una iniciativa de gran relevancia una vez que permite conocer y compartir experiencias y proyectos de éxito implantados en diferentes entornos, contextos y territorios. Por otro lado, es muy importante explicar y dar a conocer los éxitos, es una de las grandes enseñanzas de esta primera edición de estos galardones. Un aspecto que me gustaría destacar en este punto es el de que el acto de entrega no finaliza en este caso en la Real Casa de Correos, sino que después a través de los medios de comunicación y las redes sociales la información fluye y adquiere si cabe mayor relevancia incidiendo en una mayor sensibilización social respecto de esta problemática que nos afecta a todos. Por último, y no por ello menos importantes, iniciativas de este tipo promueven a su vez estímulos entre los diferentes profesionales sanitarios para plantear y acometer nuevos proyectos en esta materia. En definitiva, impulsar estos reconocimientos en el futuro influirá en que todos nos sintamos más implicados y en que veamos en la mejora de la adherencia a los tratamientos y los hábitos saludables como objetivos clave que acometer en nuestra sociedad.
“Iniciativas de este tipo promueven a su vez estímulos entre los diferentes profesionales sanitarios para plantear y acometer nuevos proyectos en esta materia”
P. Forma parte de la Fundación IDIS como director de Desarrollo Corporativo y Comunicación, y uno de los temas que se mencionó en estas VII Jornadas de Adherencia fue la disyuntiva que parece haber entre Sanidad pública y privada. ¿Cómo habría que abordar este binomio para que no tengamos una “España con dos sanidades”?
R. La sanidad en España es única con dos titularidades, pública y privada, y al igual que en el resto de los países de nuestro entorno debe haber la máxima complementariedad entre ambas de tal forma que se utilicen todos los recursos disponibles en beneficio del paciente y el ciudadano y se eviten redundancias, duplicidades e ineficiencias. En Europa existen dos modelos de sanidad, el modelo Bismark y el modelo Beveridge, el primero lo tienen implantado países como Alemania, Bélgica, Francia, Suiza, Austria y el segundo es seguido en Suecia, Finlandia, Noruega, Dinamarca, Islandia, España, Italia y Portugal, en ambos la iniciativa privada ocupa su lugar, aunque articulada de una forma diferente. En nuestro país cerca de 11 millones de personas tienen un seguro privado de salud, eso supone una descarga muy importante de presión financiera y asistencial del sistema público de salud, es más, en términos asistenciales el 30% de las cirugías o el 23% de las altas, ingresos y urgencias se desarrollan en el sistema privado de salud, así como el 39% de las Resonancias (RM), el 21% de los PET, el 16% de los TAC o el 14 % de las SPECT. En las condiciones actuales sería inabordable que el sistema público de salud tuviera que asumir hipotéticamente la asistencia de esos once millones de personas, tenga en cuenta que el sistema privado de salud cuenta con 451 hospitales (57%), más de 51.000 camas (33%) y 261.000 profesionales.
Un último dato, los únicos que tienen posibilidad de decidir si quieren estar cubiertos por la sanidad de titularidad publica o privada son los funcionarios de la administración central a través de las mutualidades Muface, Isfas y Mugeju, pues bien, el 85% de ellos eligen año tras año sanidad privada, por algo será. En definitiva, la forma de abordar esta realidad es tratando de que ambos sistemas estructuren y planteen sinergias, estrategias conjuntas, cooperen y colaboren bien mediante modelos tradicionales (conciertos, concesiones, mutualismo administrativo) o bien a través de otras fórmulas novedosas donde las tecnologías de la información y la comunicación tienen mucho que ver, siempre en beneficio del paciente, procurando los mejores resultados de salud y con los máximos estándares de calidad, seguridad, eficacia, eficiencia y efectividad.
En definitiva, es necesario un sistema privado sólido y bien asentado para que el sistema de titularidad pública alcance las cotas de solvencia y sostenibilidad que precisa en aras a mejorar de forma continua los resultados de salud en base a indicadores de acceso, eficiencia, calidad y seguridad y resolución asistencial entre otros. Ocupemos la posición de liderazgo que nos corresponde como país en materia sanitaria y hagamos realidad el hecho de que mediante la suma de todos es como realmente se aporta valor a la sanidad en su conjunto. Un último apunte al respecto, el sector sanitario privado no forma parte del problema, sino que es parte de la solución ya en el presente y también a la hora de configurar el nuevo modelo de sanidad que nuestro país precisa.
P. ¿Y cómo podría ayudar a mejorar los datos relacionados con la cronicidad y el envejecimiento?
R. Es reseñable que el sector privado, a través de su extensa red de centros y profesionales, asume actualmente buena parte de la presión social y asistencial que generan las situaciones de dependencia y cronicidad, de manera que se encuentra perfectamente preparado para afrontar el reto derivado de estas situaciones, ya que en los últimos años ha sido especialmente patente su apuesta por la calidad, los resultados y la eficiencia.
Los datos de varios estudios económicos establecen que para ofrecer una cobertura universal en condiciones de equidad a este segmento de la población será necesario al menos doblar el gasto sanitario, lo cual plantea el reto de generar nuevas estructuras o reconvertir eficazmente los servicios existentes. Según el informe “El reto de los cuidados sociosanitarios intermedios” realizado por IDIS en colaboración con la Fundación Edad&Vida, España tiene aún un largo recorrido por delante si quiere situarse al nivel de los países de su entorno respecto al tejido de los cuidados sociosanitarios intermedios, un concepto que engloba las prestaciones y actividades que requieren los pacientes en transición entre el hospital de agudos y su domicilio, caracterizadas fundamentalmente por una situación de dependencia médica y social.
El documento muestra un panorama sanitario en el que el 45% de las altas médicas anuales se producen en pacientes mayores de 65 años, buena parte de los cuales serían claros beneficiarios de los cuidados sociosanitarios intermedios (recuperación del paciente de fracturas de cadera o de episodios cerebrovasculares son algunos ejemplos que podrían ser atendidos en un entorno de “cuidados intermedios”), en el que se ofrecen servicios de enfermería, rehabilitación y actos médicos de baja complejidad para ayudar al enfermo a recuperar su funcionalidad.
“El 45% de las altas médicas anuales se producen en pacientes mayores de 65 años”
La situación de nuestro país es claramente deficitaria en relación a otros países de nuestro entorno como Alemania, Suiza o Francia que ofrecen una cobertura en servicios sociosanitarios intermedios -basada en centros específicos, unidades residenciales debidamente acreditadas y una atención domiciliaria suficientemente formada y dotada- hasta siete veces mayor. Para hacer frente a las necesidades de los pacientes con cuidados sociosanitarios intermedios se precisarían unas 19.624 plazas adicionales en centros o 161.162 plazas de atención hospitalaria a domicilio, según las conclusiones del Informe IDIS.
En este sentido, la inexistencia de los recursos sociosanitarios requeridos por este perfil de usuario está causando, según destaca el informe, además de ineficiencias asistenciales derivadas del alargamiento de la estancia de estos usuarios en hospitales de agudos, un gasto estimado de 884,8 millones de euros, equivalentes a 4.300 camas de hospitalización. También se detectan carencias derivadas de altas tempranas seguidas del posterior ingreso en centros residenciales privados o de la marcha al domicilio; entornos que en muchas ocasiones tampoco disponen de los recursos necesarios para ofrecer una buena rehabilitación del paciente.
El informe revela que los servicios sociosanitarios intermedios mejoran la satisfacción del paciente que demanda una atención más integral, reducen el número de readmisiones hospitalarias y la utilización de otros servicios sanitarios (visitas y urgencias), además de aliviar la carga asistencial de los centros de hospitalización de agudos. Asimismo, estos servicios intermedios obtienen los mismos resultados en términos de mortalidad y recuperación funcional de los pacientes que los que se obtienen en centros de hospitalización de agudos.
Todos estos datos instan a los expertos a reclamar una serie de medidas de implantación urgente para hacer posible el desarrollo de un sistema de cuidados intermedios al mismo nivel que los países de nuestro entorno, basado en centros específicos, unidades residenciales debidamente acreditadas y una atención domiciliaria suficientemente formada y dotada. Y, en este escenario, el sector sanitario privado es un aliado imprescindible del sistema sanitario público, para articular el conjunto de medidas necesarias y asumir el reto de manera exitosa.
“Todos estos datos instan a los expertos a reclamar una serie de medidas de implantación urgente para hacer posible el desarrollo de un sistema de cuidados intermedios al mismo nivel que los países de nuestro entorno”
Es necesario establecer los cuidados sociosanitarios como una prioridad política. Además, hay que desarrollar un sistema de acreditación de centros para asegurar la calidad de los servicios y apostar por un desarrollo normativo que defina el perfil del beneficiario, la cartera de servicios y las bases del modelo asistencial para asegurar la equidad asistencial.