Del “hospitalocentrismo” al equilibrio entre Atención Primaria y Hospitalaria

La doctora Quesada abogaba por la comunicación entre AP y Medicina Interna a la hora de dar el alta

Laura Chivato Isabel

La coordinación entre Atención Primaria y Hospitalaria es uno de los puntos clave en el que la mayoría de los expertos coincide si se habla de mejorar la asistencia sanitaria. No obstante, durante los días más duros de la pandemia (aproximadamente en el mes de abril), el papel que jugó AP fue más “desde la retaguardia” aunque igual de fundamental, según la doctora Enriqueta Quesada, médico de Familia en el Hospital El Toyo (Almería). Y es que, para esta especialista, lo ideal hubiera sido encontrar un equilibrio entre ambos niveles asistenciales teniendo en cuenta los diferentes escenarios existentes según el tipo de paciente, tal y como subrayaba durante el webinar ‘He superado la COVID-19: y ahora, ¿qué?’, organizado por la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).

“Cuando desde algunas CCAA se ha hecho una política de gestión centrada en el hospital, los resultados en salud dependían directamente de la estructura sanitaria que se ha tenido que hacer de nuevo o de la que ya había en el momento del pico en la curva de contagio. Incluso en IFEMA, aunque hubo un llamamiento a los especialistas de familia, se ejerció una medicina muy hospitalaria, no comunitaria. Quizá como todo en la vida, el equilibrio esté en el punto medio”, detallaba la doctora Quesada.

“Incluso en IFEMA, aunque hubo un llamamiento a los especialistas de familia, se ejerció una medicina muy hospitalaria, no comunitaria”

Esto es lo que el doctor Nicasio Marín, internista clínico titular en el Complejo Hospitalario Torrecárdenas (Almería), definía durante su intervención en el webinar como “hospitalocentrismo”, un aspecto de gestión que para él fue “un error”.

“La pandemia sigue siendo un problema comunitario, pues los médicos de familia son los que tienen ahora el timón, aunque en realidad deberían haberlo tenido desde el principio si se les hubiera permitido dotándoles de equipo y medios. Esto hubiera evitado parte de lo que vivimos, del colapso de la capacidad de absorción del sistema sanitario hospitalario”, señalaba el doctor Marín.

“La pandemia sigue siendo un problema comunitario, pues los médicos de familia son los que tienen ahora el timón”

Siguiendo esta línea, la doctora Quesada explicaba cómo fue el trabajo desarrollado por AP en los diferentes puntos de la pandemia: “En la fase aguda fuimos muy conscientes de que no podían saturarse los hospitales y que la contención tenía que llevarse a cabo desde Atención Primaria atendiendo a todos aquellos que lo demandaban de una manera otra. En este sentido, hemos hecho todo lo que hemos podido para que el paciente estuviese en su entorno, en su hogar, pero explicando qué hacer para tener garantía de que el resto de sus miembros no se contagiasen”.

“Ahora en esta segunda fase -añadía- tenemos que hacernos cargo de todos aquellos pacientes que se quedaron en su casa con síntomas más o menos leves y de todos aquellos otros que ingresaron y que ahora están de vuelta, con más o menos secuelas, pero que al final vuelven a Primaria”.

Para mejorar esta situación, la doctora Quesada abogaba por la comunicación entre AP y Medicina Interna a la hora de dar el alta, tanto a través de la historia digital como de manera telefónica y directa. “En las residencias de ancianos sí que ha habido una comunicación estrechísima del internista de referencia con el médico de familia, de tal manera que se tenía todo previsto antes de que el paciente regresase al domicilio”, apuntaba.

La doctora Quesada abogaba por la comunicación entre AP y Medicina Interna a la hora de dar el alta, tanto a través de la historia digital como de manera telefónica y directa