La opinión de la doctora Ana Gutiérrez Casbas, vicepresidenta del Grupo Español de Trabajo en Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa (GETECCU)
La pandemia COVID constituye, sin lugar a dudas, el mayor reto sanitario al que nos hemos enfrentado. Su impacto en la asistencia se ha reflejado de muchas maneras: ha obligado a deshacer plantillas habituales, a que muchos de nosotros nos hayamos dedicado a una patología infecciosa fuera del ámbito de nuestra especialidad, saliendo de nuestra zona de confort, y a suspender actividad programada tanto en consultas como en exploraciones complementarias. En nuestro caso concreto como gastroenterólogos, esto ha afectado especialmente a los procedimientos endoscópicos, en los que ya existían previamente listas de espera en muchos hospitales. Y ahora que, afortunadamente, la ola ha pasado, debemos organizarnos para programar cómo será la actividad en los próximos meses y en un futuro no tan cercano; para, por una parte, efectuar todo aquello que fue postpuesto y, por otra, reflexionar acerca de la oportunidad de mejora que inevitablemente viene aparejada a una crisis de esta envergadura.
Centrándonos en la atención a los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal (EII), la pandemia por COVID ha puesto en valor, si cabe, aún más, ciertos aspectos asistenciales que son el fruto de muchos años de trabajo impulsados desde nuestro grupo de trabajo GETECCU (siglas de Grupo Español de Trabajo en Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa). Nos referimos, en concreto, al programa de certificación de las Unidades de Atención Integral a pacientes con EII. El papel de estas Unidades ha sido capital durante la crisis con todos sus recursos puestos al servicio de los pacientes: enfermería como un nexo esencial entre los médicos y los pacientes, y consultas telefónicas que han funcionado más que nunca para resolver dudas y miedos transmitiendo la garantía de la administración segura de los fármacos imprescindibles en esta enfermedad crónica, por citar algunos ejemplos. Este programa de acreditación, algo único y exclusivo de nuestro país y de GETECCU, ha permitido que más de 50 unidades de EII se hayan certificado y que otras 15 estén en el proceso de lograrlo.
“El papel de estas Unidades ha sido capital durante la crisis con todos sus recursos puestos al servicio de los pacientes: enfermería como un nexo esencial entre los médicos y los pacientes, y consultas telefónicas que han funcionado más que nunca”
Si, como mencionaba anteriormente, de las amenazas pueden brotar oportunidades, un claro ejemplo ha sido la colaboración entre especialidades, destacando en el caso concreto de pacientes con EII la relación con la farmacia hospitalaria. Se ha puesto en marcha en muchos hospitales un sistema de dispensación domiciliaria de fármacos a pacientes con esta patología crónica que ha evitado el desplazamiento de los enfermos a los centros hospitalarios (circunstancia muy bien valorada por nuestros pacientes crónicos) como ejemplo de lo que podemos conseguir remando todos en la misma dirección. Es uno de esos avances que deseamos que hayan llegado para quedarse por el bien de los pacientes.
Otro de los aspectos positivos que podemos sacar de esta terrible crisis sanitaria es el uso de la telemedicina. Este término ha adquirido un especial protagonismo en estos últimos meses. Su aplicación va mucho más allá de las consultas telefónicas o de la atención vía mail, incluyendo la posibilidad de realizar videollamadas o de sistemas específicos que permitan recibir mensajes, actualizar el estado de los pacientes o efectuarse una determinación de calprotectina desde el domicilio del paciente mediante una app sencilla y sin tener que acudir al hospital. Por ello, proyectos de telemedicina como TECCU, desarrollado en el seno de GETECCU desde hace años, cobran especial interés en estos tiempos. Somos conscientes de que la consulta presencial es insustituible, pero el beneficio de la combinación con la asistencia telemática es innegable.
“Somos conscientes de que la consulta presencial es insustituible, pero el beneficio de la combinación con la asistencia telemática es innegable”
Aunque es imposible predecir, ni siquiera a corto plazo, cuál será la evolución epidemiológica de esta situación, podemos y debemos extraer las oportunidades de cambio de lo que hemos vivido y que redunden en una mejor atención a los pacientes con EII.