La opinión de Pilar Conde, directora técnica de Clínicas Origen, y Marian Barrantes, psicóloga sanitaria en Clínicas Origen
Tras siete semanas de confinamiento, y con el comienzo de la fase 0 de la desescalada, los españoles pueden realizar entrenamientos de manera individual al aire libre. Una actividad que debe realizarse dentro de los límites del término municipal y manteniendo las pertinentes medidas de distanciamiento social e higiene para la prevención del contagio del COVID-19 tal como indican las autoridades sanitarias.
El fin de semana del 2 y 3 de mayo supuso una explosión de alegría en muchas personas que esperaban impacientemente poder salir a la calle a pasear o hacer deporte.
Esta sensación se opone a la que durante el confinamiento se haya podido experimentar con una sintomatología relacionada con trastornos del sueño (insomnio, miedo, pesadillas, angustia) ya que es una reacción totalmente natural de nuestro organismo al experimentar un acontecimiento de alto impacto vital estresante.
“Esta sensación se opone a la que durante el confinamiento se haya podido experimentar con una sintomatología relacionada con trastornos del sueño (insomnio, miedo, pesadillas, angustia) ya que es una reacción totalmente natural”
En este caso hemos vivido una situación que ha provocado una prolongación del estrés durante bastante tiempo, por lo que es normal que esa acumulación de estrés tenga consecuencias negativas en nuestro organismo. Cuando más se alarga, más afecta al estado anímico y a la estabilidad psicológica.
Para trabajar la sintomatología ansioso-depresiva que podemos haber experimentado durante la cuarentena, ya sea miedo, preocupación, desconfianza, tristeza, negatividad… es muy importante que entendamos que estas emociones son respuestas naturales y de readaptación a un contexto nuevo y que, en la mayoría de los casos, acabará desapareciendo cuando nos familiarizaremos con la “nueva normalidad”.
Según Pilar Conde, directora técnica de Clínicas Origen, “si no desaparecen e impactan en nuestro día a día, es recomendable consultar con un psicólogo”.
“Si no desaparecen e impactan en nuestro día a día,
es recomendable consultar con un psicólogo”
Salir a la calle a pasear o realizar alguna actividad física nos puede ayudar mucho para retomar rutinas, perder el miedo a salir a la calle y evitar el síndrome de la cabaña. Volver a salir a la calle y estar de nuevo al aire libre, con la presencia del sol y el estar en movimiento, nos ayudará a reducir los niveles de estrés y ansiedad, nos revitalizará y nos mejorará el humor. También nos ayudará a dormir mejor y a estimular el cerebro ya que estaremos cambiando de escenario constantemente.
Es importante afrontar la desescalada con una exposición gradual, tratando de incorporar en la medida de lo posible nuestras anteriores rutinas y aceptando que es normal sentir alguna ansiedad ante un cambio. Sentir ansiedad no es una patología, es una emoción básica que aparece ante ciertas circunstancias.
Para gestionar mejor las emociones, en líneas generales, pueden ser muy útiles poner en práctica habilidades que ya tengamos y que en estos momentos nos servirán más que nunca: ser flexibles, críticos, tener capacidad de evadirnos, mantener cierta esperanza respecto al futuro, afrontar ciertas reacciones con naturalidad, y aprender a vivir con cierto nivel de incertidumbre.
La vida cómoda a la que estábamos acostumbrados se ha visto trastocada y debemos aprender a convivir con ello.