La POP ha propuesto la creación y difusión de una guía de recursos sociales para profesionales sanitarios
Redacción
La Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) alerta, mediante su ‘Estudio del impacto de la discapacidad y/o la enfermedad crónica en las personas mayores y sus familias’, de que los trastornos que más afectan a las personas mayores que viven en situación de cronicidad son la ansiedad, la depresión y estrés que se dan especialmente en el momento del diagnóstico de la enfermedad. Esta es una de las conclusiones extraídas del informe realizado en colaboración con el Real Patronato Sobre Discapacidad y en el cual se ha llevado a cabo el análisis de diferentes aspectos relacionados con la enfermedad crónica en la población de personas mayores de 65 años, como son la atención sanitaria y social de las personas mayores afectadas por una o varias patologías crónicas, el impacto psicosocial ejercidos por estas y la soledad en este grupo de población.
El documento ha sido desarrollado por la POP con el objetivo de reflejar el impacto que produce la enfermedad crónica en las personas mayores y en su familia, aportando tanto la perspectiva de la persona afectada, como la de sus familiares, los profesionales sanitarios y sociales y las organizaciones de pacientes.
El documento ha sido desarrollado por la POP con el objetivo de reflejar el impacto que produce la enfermedad crónica en las personas mayores y en su familia
Atención sociosanitaria
En lo que se refiere al correcto abordaje de la patología crónica en las personas mayores, los profesionales sanitarios que han participado de este estudio han puesto de relieve la necesidad de tratar de forma global la pluripatología que se da mayormente en este colectivo y atenderla a partir de una perspectiva biopsicosocial teniendo en cuenta su situación clínica, emocional y social.
“Es importante que a la hora de atender a los pacientes se tengan en consideración todas sus circunstancias, desde las clínicas a las emocionales o sociales”, ha apuntado Carina Escobar, presidenta de la POP.
En este sentido, los profesionales sanitarios también han expuesto la necesidad de dotar a la Atención Primaria de mayores recursos para atender no solo las necesidades sanitarias de las personas mayores, sino también las sociales, integrando la figura del trabajador social en sus equipos, así como crear espacios de comunicación en los que estas puedan canalizar sus demandas y necesidades sanitarias. Aunque los servicios sociales en el marco de la Ley de Dependencia también ponen a disposición de las personas mayores con enfermedad crónica diversos recursos, en este estudio se ha observado una dificultad por parte de la mayoría de las personas mayores para acceder a los mismos. Esta inaccesibilidad provoca el desarrollo de situaciones de gran fragilidad que afectan, especialmente, a pacientes crónicos que, con frecuencia, requieren estancias hospitalarias fuera de su entorno habitual de residencia y sus familiares.
En este estudio se ha observado una dificultad por parte de la mayoría de las personas mayores para acceder a los mismos
En cuanto a la coordinación entre los sistemas sanitario y social, también se ha comprobado la existencia de una desconexión y falta de comunicación. “Las personas mayores tienen serios problemas para acceder a los recursos sociales, y esto se debe, entre otras cuestiones, al desconocimiento que tienen acerca de la oferta de servicios y prestaciones sociales, así como a la complejidad de los trámites administrativos para su obtención o al temor a la pérdida de prestaciones. Es muy importante que exista esa coordinación entre el sistema sanitario y social favoreciendo la accesibilidad a la información para este colectivo”, ha explicado Escobar.
Ante tales circunstancias, la POP ha propuesto la creación y difusión de una guía de recursos sociales para profesionales sanitarios, así como la difusión de los servicios sociales entre las personas mayores y la formación al personal de las administraciones públicas para favorecer su compresión acerca de los procesos de salud.
Impacto psicosocial
El ‘Estudio del impacto de la discapacidad y/o la enfermedad crónica en las personas mayores y sus familias’ ha determinado, que, principalmente, las fuentes de apoyo emocional y social de las personas mayores son fundamentalmente la familia, así como las amistades y las organizaciones de pacientes.
Principalmente, las fuentes de apoyo emocional y social de las personas mayores son fundamentalmente la familia
Así mismo, este informe ha reflejado que la duración de la enfermedad, el déficit de recursos sociosanitarios, la estigmatización social de determinados problemas de salud, el género y la situación de soledad de las personas mayores son algunos de los factores que más afectan a su impacto emocional. Sin embargo, y a pesar de esta situación, la atención psicológica se muestra, para este colectivo, como un recurso limitado en el sistema sanitario público, ya que las personas mayores no suelen ser derivadas por sus profesionales de referencia a este servicio.
Por ello, se propone la universalización de la atención psicológica en el sistema público de salud y la incorporación de las necesidades particulares de las personas mayores y sus familiares en el diseño de los protocolos de intervención psicológica.
Soledad no deseada
El estudio también ha determinado, igualmente, que la soledad física y emocional en este grupo de pacientes crónicos está provocada, principalmente, por la escasez de recursos económicos, la dificultad de acceso a los recursos sociosanitarios del sistema público y por residir en un entorno rural. Así mismo, actualmente la pandemia por la COVID-19 constituye una nueva variable que influye en el proceso de aislamiento social que afecta a las personas mayores.
Actualmente la pandemia por la COVID-19 constituye una nueva variable que influye en el proceso de aislamiento social que afecta a las personas mayores
Por ello, y con el fin de mitigar el deterioro emocional de estas personas, los profesionales consultados han propuesto, por un lado, la creación de unidades de convivencia para la tercera edad alternativas al modelo actual de residencias, y, por otro, el diseño de intervenciones de integración de las personas mayores crónicas en su comunidad.