La fatiga pandémica se asocia a mala higiene del sueño y problemas de insomnio

La opinión de la Doctora Olga Mediano, neumóloga y coordinadora del Área de Sueño de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR)

La larga duración de la pandemia de COVID-19 y las restricciones asociadas a esta para combatirla han ocasionado la denominada fatiga pandémica, asociada a su vez con síntomas y enfermedades como los trastornos del sueño. En concreto, la fatiga pandémica ha producido mala higiene del sueño en muchas personas y distintos tipos de insomnio, como son el insomnio de conciliación, insomnio de mantenimiento e insomnio de despertar precoz.

“La fatiga pandémica ha producido mala higiene del sueño en muchas personas

y distintos tipos de insomnio”

Ante esta situación, es posible combatir la pandémica y mejorar los hábitos y la calidad del sueño, poniendo por delante la seguridad y el respeto a las normas, siguiendo estas recomendaciones:

  • Salir a pasear solos o con el grupo de convivencia y con mascarilla, para exponerse a la luz solar y beneficiarse de los efectos positivos de la luz natural durante las horas de sol.
  • Realizar ejercicio adecuado a las condiciones físicas de cada persona, preferiblemente por la mañana y, si es por la tarde, no dejarlo nunca para última hora de la tarde o por la noche, puesto que el ejercicio físico intenso produce descargas adrenérgicas que impiden quedarse dormido.
  • Seguir cuidando los horarios de comidas y de sueño, aunque se esté en casa y no en el trabajo. Las comidas se deben realizar siempre a la misma hora, preferiblemente siguiendo el horario inglés o cenando, como muy tarde, a las 21 o 21:30 horas, siempre una hora y media antes de acostarse para que dé tiempo a hacer la digestión.
  • La cena debe ser ligera, para evitar que provoque reflujo gastroesofágico o la digestión sea muy pesada e impida conciliar el sueño.
  • La siesta, sí se hace, debe realizarse siempre a la misma hora y no exceder los 20 o 30 minutos.
  • Evitar las pantallas a última hora, lo que incluye el móvil, porque producen una luz azul que inhibe la melatonina, que es la hormona que produce nuestro cerebro para ayudar a conciliar el sueño. Al exponerse a las pantallas y a esta luz azul -no natural- no se produce esta hormona y se retrasa el momento de la presión del sueño. La melatonina tarda en hacer efecto entre una hora y hora y media.

El impacto de la fatiga pandémica en la salud de las personas se manifiesta también mediante síntomas y enfermedades, como la irritabilidad, los dolores de cabeza, la ansiedad, la depresión y numerosos trastornos del sueño.

Aunque afecta a toda la población, no lo hace por igual en todos los colectivos. Los adolescentes y jóvenes se encuentran más afectados por la fatiga pandémica porque tienen menor tolerancia a las restricciones relativas a no salir y a otras normas que hay que cumplir. El impacto de la pandemia tampoco es el mismo para las personas que han logrado mantener su trabajo y salir a la calle a trabajar que aquellas que han tenido que teletrabajar y han perdido las relaciones sociales, ya que están más afectadas. La pandemia ha acrecentado el miedo a resultar infectado, especialmente en aquellas personas que tienen más enfermedades concomitantes, por lo que se asustan más. Estas sensaciones las puede sufrir cualquiera, incluso, nosotros mismos, los sanitarios.

“Los adolescentes y jóvenes se encuentran más afectados por la fatiga pandémica porque tienen menor tolerancia a las restricciones relativas a no salir y a otras normas

que hay que cumplir”