Adherencia e inmunoterapia

La opinión de doctor David González de Ólano, médico adjunto del Servicio de Alergia del Hospital de Fuenlabrada y miembro de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC)

Los fármacos no funcionan si la gente no se los toma” (C. Everett Koop, antiguo comisario de Salud Pública en EE.UU.). Bajo esta afirmación tan evidente subyace el problema que supone el incumplimiento terapéutico. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el 50 por ciento de los pacientes que sufren enfermedades crónicas no siguen las recomendaciones recibidas respecto a su tratamiento, tanto sobre lo que se refiere a la toma del mismo, como a su frecuencia o duración. No seguir las indicaciones de los profesionales sanitarios correctamente, además de los efectos negativos que pueda tener para la salud del paciente, puede tener repercusiones en la salud pública o en la sociedad de un país.  Los motivos generales que habitualmente se argumentan para no cumplir son variados y pueden abarcar desde el olvido a la hora de tomar la medicación (que a veces se traduce como olvido de su enfermedad), el miedo a los efectos secundarios o la imposibilidad de pagar el tratamiento.

“Además de los efectos negativos que pueda tener para la salud del paciente, puede tener repercusiones en la salud pública o en la sociedad de un país”

Muchas de las enfermedades alérgicas, como la rinitis o el asma, son enfermedades de larga duración. Por lo tanto, el problema del cumplimiento terapéutico es igualmente aplicable a ellas. A la dificultad que supone realizar correctamente un tratamiento en una enfermedad crónica cuando ésta no da molestias (por ejemplo, cifras elevadas de colesterol), se añade el hecho de que, en muchas ocasiones, los síntomas de estas enfermedades alérgicas son estacionales. Recomendar un tratamiento mantenido para una enfermedad que se presenta únicamente 3-4 meses al año es un factor de riesgo añadido para que el paciente lo abandone cuando no tenga síntomas. Este es el caso de la inmunoterapia, que es una alternativa al tratamiento sintomático convencional para la rinitis y el asma alérgicas, y que permite modificar progresivamente la evolución de la enfermedad hasta llegar a conseguir que desaparezcan sus síntomas en muchos casos.

Para ello, se administra dicho tratamiento de forma mantenida durante un mínimo de 3 años, incluyendo períodos en los que el paciente no está expuesto a la causa de su alergia. La inmunoterapia se puede administrar por vía subcutánea o sublingual, pero ambas formas de tratamiento tienen altas tasas de abandono (entre el 20% y el 80% según diferentes estudios), fundamentalmente tras el primer año. Los principales motivos que argumentan los pacientes para el abandono de este tratamiento son la poca comodidad del mismo, su duración, la no percepción de una mejoría inmediata, el coste y los efectos secundarios.

“Los principales motivos que argumentan los pacientes para el abandono de este tratamiento son la poca comodidad del mismo, su duración, la no percepción de una mejoría inmediata, el coste y los efectos secundarios”

Dentro de las estrategias que han demostrado ser eficaces para disminuir las elevadas cifras de incumplimiento actuales, destacan sobre otras la información y educación del paciente, así como implicarle o ayudarle a elegir el tipo de tratamiento que prefiere. En este sentido, una de las iniciativas llevadas a cabo por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) es la realización de cuestionarios para valorar el conocimiento del paciente asmático sobre su enfermedad (proyecto Valesca), como un primer paso para la educación que ayude a conseguir un mejor cumplimiento.