Infarma 2018 demuestra la importancia de la oficina de farmacia en la adherencia en enfermedades pulmonares crónicas
Carlos Rodríguez
La vía de administración de un fármaco condiciona parámetros tan importantes como la propia eficacia del medicamento, su rapidez de acción o su seguridad y efectos adversos. La vía inhalatoria es considerada hoy como la de elección para la administración de medicamentos en enfermedades pulmonares crónicas, como el asma o la EPOC. Se realiza a través de un amplio abanico de dispositivos existentes, y el éxito del tratamiento depende de una aplicación correcta y un manejo adecuado. Desde la aparición de la receta electrónica, los farmacéuticos han podido observar más directamente el fenómeno que ya ha quedado evidenciado en múltiples estudios: que la falta de adherencia a los medicamentos inhalados para enfermedades respiratorias crónicas es especialmente elevada. También han podido observar la huella que la Atención Farmacéutica puede dejar en pacientes, familiares y cuidadores, gracias a una intervención centrada en la adherencia.
La preocupación existente en torno al problema de la falta de adherencia se hizo un hueco en la mesa ‘Adherencia a inhaladores en pacientes con receta electrónica: importancia de la oficina de farmacia’, celebrada durante el Congreso Infarma 2018. “Como Estado, podemos invertir millones de euros en medicamentos para mejorar la salud y la calidad de vida, pero si no logramos mejorar la adherencia a los tratamientos, gran parte de ese dinero se habrá ido por el sumidero”, reconoció Óscar López, vocal de Titulares de Oficinas de Farmacia del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid.
En el caso de patologías como el asma o la EPOC, la falta de adherencia es mucho mayor que en otras patologías. Según los datos facilitados por Francisco García, jefe clínico del Servicio de Neumología del Hospital La Paz, de Madrid, entre un 30 y un 70 por ciento de estos pacientes no son adherentes y, lo que a su juicio es más grave, un 10 por ciento no toma nada.
Entre un 30 y un 70 por ciento de los pacientes con asma y EPOC no son adherentes y un 10 por ciento no toma nada
Hoy la evidencia sostiene que no cumplir adecuadamente los tratamientos prescritos tiene consecuencias negativas sobre la evolución de estas enfermedades, que es muy difícil de medir y que depende de muchos factores. Entre ellos, cobran especial importancia los relacionados con la enfermedad (por ejemplo, cuando los pacientes tienen disminución de la percepción sintomática) y los relacionados con los regímenes terapéuticos.
Administrarse un inhalador no es tan rutinario como tomarse una pastilla, y a ello se suma una oferta “abrumadora”, en opinión de este especialista, con distintos sistemas de funcionamiento que ni siquiera los propios facultativos conocen bien. “No es cuestión de Atención Primaria. Incluso en Especializada existe un profundo desconocimiento sobre el manejo preciso de todos los inhaladores”, aseguró.
El papel de la farmacia
La receta electrónica ha permitido que la farmacia contribuya a la generación del conocimiento en materia de adherencia a inhaladores, revelándose de paso como un agente clave para mejorar la situación. Hace apenas tres meses que el COF de Madrid puso en marcha un proyecto piloto en 28 oficinas de farmacia para conocer la adherencia a la medicación por vía inhalatoria en pacientes que lo tienen prescrito de manera crónica con receta electrónica. Si bien es pronto para ofrecer datos representativos, ya ofrece algunas pistas interesantes.
Los datos ofrecidos por Rebeca González, técnico del Centro de Información de Medicamentos del COFM y coordinadora del piloto, indican que, del total de los pacientes incluidos en el estudio (39, por el momento), el 25,6 por ciento no recoge la medicación cuando les toca, bien por olvido o bien por tener en casa, lo que apunta a un incumplimiento por pauta posológica. Además, un 43 por ciento no utiliza correctamente el dispositivo inhalador.
Una de las conclusiones provisionales que a fecha de hoy ofrece el piloto es la importancia de la intervención del farmacéutico para ayudar a los pacientes con el manejo de estos dispositivos y para reforzar la importancia del tratamiento prescrito. En total, el farmacéutico ha tenido que intervenir hasta ahora en un 64 por ciento de los pacientes, bien para recordarle la recogida de la medicación o bien para indicarle que su técnica no es correcta.
No es el único proyecto que muestra, no ya el potencial, sino el papel actual de la farmacia en la mejora de la adherencia. Hace meses, el COFM y Astra Zéneca decidieron lanzar el reto de mejorar la adherencia a inhaladores. Cristina Bañón, farmacéutica titular de oficina de farmacia de Madrid, respondió al mismo con una iniciativa bautizada con el nombre de A Pleno Pulmón, un proyecto que ha mejorado la adherencia de los pacientes y conseguido que la AF sea bien percibida, tanto por ellos como por sus pacientes, familiares y cuidadores.
La base de este proyecto es una encuesta de dos minutos a los pacientes en tratamiento crónico. Gracias a ella, el farmacéutico pudo saber qué inhalador usaba el paciente en el momento de entrar en la farmacia, si entendía su uso (además de decirlo, tiene que demostrarlo), si entendía las dosis que le quedan por utilizar o si se enjuagaba tras la inhalación.
Las respuestas arrojaron tres problemas fundamentales, que se atajaron por distintos medios. El primero de ellos indicaba que los pacientes tienen problemas a la hora de entender el uso de determinados dispositivos. Para ello, se procedió a ofrecer una explicación eficaz en el momento de la detección del problema. Pero las dudas persistían con el paso del tiempo, así que desde la farmacia se procedió a elaborar pegatinas a color que, adheridas al dispositivo, les indicaban los pasos a seguir. Pese a ello, algunos pacientes seguían manifestando problemas, lo que originó la elaboración de un vídeo que los usuarios, familiares o cuidadores pueden ver durante su visita a la farmacia o recibir en sus dispositivos electrónicos.
El segundo gran problema detectado tiene que ver, más que con el entendimiento de las dosis, con la falta de constancia respecto a la propia inhalación. La solución ideada en este caso fue la creación de un calendario que permite a los pacientes, familiares y cuidadores saber las inhalaciones que quedan; si el número de inhalaciones no cuadra con la fecha, es que el paciente ese día o a esa hora no ha llevado a cabo la inhalación.
El último problema detectado apunta a que los pacientes no son conscientes de los riesgos que conlleva el no enjuagarse la boca tras la inhalación. El recurso, para ellos, ha sido la elaboración de un folleto con imágenes y textos explicativos de dichos riesgos, que van desde el ardor hasta la aparición de hongos, pasando por la dificultad de deglución o la alteración del gusto.