La opinión de Jordi Giner, enfermero del servicio de Neumología y Alergia del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau y experto en terapia inhalada
En el marco de la campaña ‘Cómo usar correctamente tu inhalador’ de Chiesi
La adhesión a cualquier tratamiento es fundamental para solucionar un problema médico de cualquier índole, ya sea un paciente diabético, hipertenso o con cualquier otra patología. En el caso de las enfermedades respiratorias, como el asma y la EPOC, en las que no conseguiremos solucionar el problema, sino que el objetivo del tratamiento es el control de la enfermedad, tiene una mayor importancia por la forma de utilizarla. A diferencia de otras medicaciones, en el caso del asma o la EPOC esta se administra por vía inhalada, lo conlleva que el paciente deba tener una destreza en el uso de los dispositivos con los que se administra, los inhaladores. Hay diferentes modelos y cada uno de ellos tiene unas características de funcionamiento diferente. Además, la forma de inhalar también difiere entre ellos. Por otro lado, muchos pacientes utilizan más de un dispositivo, que en muchas ocasiones requieren una técnica de utilización antónima, por ejemplo, una inspiración enérgica o lenta, dependiendo del dispositivo. Por tanto, estos pacientes, además de tomarlos, lo deben de hacer de forma correcta, lo que complica un poco más el tratamiento.
“En el caso del asma o la EPOC, esta se administra por vía inhalada, lo conlleva que el paciente deba tener una destreza en el uso de los dispositivos con los que se administra”
Para mejorar la adhesión de estas dolencias, y por las características antes mencionadas, los pacientes candidatos a utilizar estos tratamientos deberían, en primer lugar, ser instruidos por los profesionales sanitarios en el uso de los dispositivos que utilizan, que al mismo tiempo deben también controlar periódicamente que los toman y controlar la técnica, ya que suelen olvidarla o modificarla, sin ser conscientes de ello. Además, estas enfermedades requieren habitualmente dos tipos de medicación, una de mantenimiento (antiinflamatorios) y otra de rescate, cuando se encuentran mal o van a realizar ciertas actividades (broncodilatadores). Si los utilizan separadamente deben ser conscientes que la primera debe tomarse de forma habitual, pautada, y la segunda la pueden tomar esporádicamente cuando la necesitan. Esto requiere una explicación y adiestramiento de los pacientes para su correcta utilización. Por último, cabe recordar que es habitual que en fases de estabilidad clínica los pacientes tienda a bajar las dosis o a dejar de tomar la medicación. Es una obligación del personal sanitario controlar que esto no ocurra y explicar al paciente por qué no debe hacerlo.
El grado de adhesión a la terapia inhalada en los pacientes con asma o EPOC es bajo, alrededor de un 40 por ciento tiene una buena adhesión. Pero en el caso de las enfermedades tratadas con dispositivos de inhalación debemos tener en cuenta que la adhesión depende de dos aspectos. En primer lugar, la toma de la medicación, en este sentido la adhesión, en nuestro país, en pacientes diagnosticados de asma, está alrededor del 30 por ciento, mientras que en la EPOC es más alta, entre el 45 y 50 por ciento. En segundo lugar, una buena técnica de inhalación. En este aspecto, en general, los asmáticos utilizan una mejor técnica que los pacientes diagnosticados de EPOC. Las razones pueden ser diversas, pero una de las más habituales es la edad.
“El grado de adhesión a la terapia inhalada en los pacientes con asma o EPOC es bajo, alrededor de un 40 por ciento tiene una buena adhesión”
Para revertir esta situación y para fomentar que los pacientes utilicen correctamente su inhalador, es necesario entrenar a los pacientes y controlarlos, tanto en que tomen la medicación prescrita como en que lo hagan de forma correcta. Este es el gran reto de todos los profesionales sanitarios: médicos, enfermería, fisioterapeutas, farmacéuticos.
Los problemas de adhesión no son solo un problema clínico, sino también económico. Según cifras de un estudio realizado en distintos países europeos, en España la pérdida económica por una mala técnica de inhalación, en el año 2015, se estimó en aproximadamente 506 por paciente cada año. Si tenemos en cuenta al total de 8 millones de pacientes con asma y EPOC en España y considerando que un 40 por ciento no realizan bien la técnica, nos encontramos con un coste de 1600 millones al año de pérdida económica solo a nivel nacional. (Lewis et al. BMC Health Services Research (2016) 16:251)