La falta de adherencia en los tratamientos orales oncológicos

La opinión del doctor J. Andrés Moreno Nogueira, Fundación ECO

La OMS en 2003 define a la adherencia terapéutica como: “el grado en el que el comportamiento de una persona favorece: Tomar el medicamento, seguir un régimen alimentario y ejecutar cambios del modo de vida, se corresponde con las recomendaciones acordadas de un prestador de asistencia sanitaria“. Ser adherente al tratamiento es tomar la medicación prescrita a las dosis correctas, en el momento adecuado y de forma correcta. En España se estima que el 50% de los pacientes no se adhieren correctamente al tratamiento lo que da lugar a un importante problema de salud pública con evidentes repercusiones tanto a nivel clínico como económico.

En el momento actual los avances en los tratamientos y el envejecimiento de la población, incluido los pacientes oncológicos, hacen presagiar un escenario donde la adherencia tendrá cada vez mayor relevancia. El nivel de adherencia es variable según las diferentes patologías crónicas, siendo del 70% en cáncer, sin embargo, es solo del 52% en hipertensión arterial. Los pacientes con edades comprendidas entre 41 y los 50 años son los que presentan valores de adherencia mas bajos. A partir de los 51 años la adherencia aumenta positivamente con la edad, si bien hay diferencias en patologías.

“El nivel de adherencia es variable según las diferentes patologías crónicas, siendo del 70% en cáncer”

Actualmente la adherencia terapéutica debe ser considerada como un problema multifactorial. Existen múltiples factores que determinan la no adherencia de los pacientes con cáncer: unas por parte del propio paciente y otras del equipo terapéutico, dado los cambios constantes durante la cronicidad de esta patología, y también factores relacionados con el propio tratamiento y socio-económicos. Entre los factores relacionados con el paciente se podría señalar un mayor grado de adherencia en la mujer que en el hombre y en pacientes con bajo nivel académico que muestran valores de adherencia más elevados frente a los que tienen un nivel académico superior. También influye la percepción de la gravedad de la enfermedad y el grado de conocimiento de la misma y su tratamiento. De hecho, la complejidad de los tratamientos puede influir directamente sobre la capacidad del paciente a seguir las pautas terapéuticas indicadas y los efectos adversos, la efectividad percibida y la duración de dichos tratamientos influyen de manera negativa en esta adherencia. Entre los factores relacionados con el personal sanitario, la comunicación es un factor clave y un inadecuado seguimiento cuestiona una relación óptima entre el paciente y el médico, influyendo negativamente en la adherencia al tratamiento.

“Entre los factores relacionados con el paciente se podría señalar un mayor grado de adherencia en la mujer que en el hombre y en pacientes con bajo nivel académico que muestran valores de adherencia más elevados frente a los que tienen un nivel académico superior”

Uno de los problemas más destacables en el caso del cáncer es la adherencia a los tratamientos orales. El número de medicamentos contra el cáncer actualmente por vía oral ha aumentado significativamente los últimos 15 a 20 años, especialmente con el desarrollo reciente de nuevas terapias hormonales y dirigidas. Aproximadamente uno de cada cuatro medicamentos contra el cáncer está disponibles en formulación oral y se espera que las cifras aumenten en los próximos años. Esta autoadministración del tratamiento oral supone un menor número de visitas a la consulta del médico y la no utilización del Hospital de Día durante horas, claros beneficios para los pacientes, lo que les permite mantener su independencia relativa mientras se someten a un tratamiento activo contra el cáncer. Sin embargo, una deficiente adherencia al tratamiento oral, en general de alto coste, es un desafío al óptimo control terapéutico. Esto puede afectar negativamente a los resultados clínicos, sobre todo a la supervivencia, además de a otros aspectos como la calidad de vida, aumento de las visitas al médico, mayores tasas de hospitalización y a estancias hospitalarias más prolongadas. La evidencia científica también sugiere que podría obstaculizar la capacidad del médico a la hora de valorar el efecto de un fármaco en un paciente y dar lugar a cambios innecesarios en su tratamiento.

Por lo tanto, existe una necesidad urgente de identificar estrategias más efectivas para medir y monitorear la adherencia a los fármacos anticancerosos orales en un esfuerzo por optimizar sus beneficios terapéuticos.

Para finalizar, hay que comentar que las medidas dirigidas a aumentar el conocimiento del paciente en relación con su neoplasia y al tratamiento, así como de la importancia de la adherencia al mismo, es muy probable que mejoren los resultados clínicos y la calidad de vida, además de reducir los consiguientes costes sanitarios. Es fundamental comprender las creencias y los conocimientos subyacentes que llevan a un inadecuado seguimiento y a un déficit de la adherencia. Son clave las acciones encaminadas a modificar o reforzar los comportamientos y los hábitos que faciliten el cumplimiento terapéutico. Medidas encaminadas a la reducción de la complejidad del régimen terapéutico o a la mejora de su formulación, facilitan indudablemente la adherencia. Es importante el apoyo social e implicación del entorno del paciente en el control de la enfermedad y de la medicación. Todo esto facilitaría la gestión global de la asistencia al paciente con cáncer, donde debe incluirse el cada vez más importante papel de la adherencia al tratamiento. Se debe fomentar una coordinación de todos los elementos de la cadena asistencial, incluyendo los pacientes y a los cuidadores.

“Las medidas dirigidas a aumentar el conocimiento del paciente en relación con su neoplasia y al tratamiento, así como de la importancia de la adherencia al mismo, es muy probable que mejoren los resultados clínicos y la calidad de vida”