Es un proceso “complejo” que no se limita únicamente a la consulta presencial
Laura Chivato Isabel
La comunicación es una de las habilidades que en un principio puede concebirse como innata al ser humano. Sin embargo, si lo que se quiere con dicha comunicación es conseguir resultados, no todo el mundo tiene las capacidades necesarias para que así sea, y si esto se traslada al abordaje de los pacientes, hay que añadirle otra serie de factores que también dificultan su eficacia, como la falta de tiempo en la atención, entre otros. Por ello, para poder captar las necesidades de cada uno de ellos de forma individualizada, entender sus dificultades limitantes en cada situación específica y así poder adaptarse a su perfil -con el objetivo de guiarles en la consecución de dichos resultados-, la formación relacionada con la comunicación es fundamental, y no solo en un momento concreto, sino a lo largo de la vida profesional, tal y como señala la doctora Laura Aliaga, coordinadora del Grupo de trabajo de Gestión del medicamento, Inercia Clínica y Seguridad del paciente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).
Esta especialista de Atención Primaria considera que debe ser una formación continuada ya que la comunicación y la relación con el paciente cambian con los años, lo que hace necesario ir adaptándose a la situación. “Además, sería fundamental también mejorar todos los factores externos que favorezcan la comunicación en la consulta médica, como el tiempo dedicado a cada paciente”, explica.
“Sería fundamental también mejorar todos los factores externos que favorezcan la comunicación en la consulta médica”
Este cambio en las relaciones se ha ido evidenciando con el paso del tiempo en un esfuerzo de los profesionales sanitarios por acercarse más al paciente y apostar por una actitud de corte menos ‘paternalista’, o lo que Ismael Ortuño, responsable del Grupo de Investigación en Cuidados del Instituto de Investigación Sanitaria San Carlos, considera “menos vertical”. “Los usuarios exigen información que, con una adecuada comunicación, es más efectiva y bidireccional. Y es cierto que esta comunicación ha mejorado, pero dista de ser todo lo óptima que sería deseable”, sostiene.
“En este sentido, las necesidades de los profesionales sanitarios, y las enfermeras en particular, en materia de comunicación eficaz pasan por incluir formación en pregrado y posgrado dirigida a mejorar estas habilidades. En el caso concreto de la Enfermería, esto es pertinente y necesario, tanto en el ámbito asistencial (comunicación a pacientes), gestor (comunicación a la organización), docente (comunicación a discentes) y/o investigador (comunicación a compañeros). Una comunicación adecuada no solo es relevante a nivel asistencial”, añade Ortuño, quien además es vocal del Comité Científico del Grupo OAT.
“Una comunicación adecuada no solo es relevante a nivel asistencial”
Con este experto coincide Tamara Peiró, farmacéutica del Departamento de Servicios Asistenciales, Área de Formación e Innovación del Consejo General de Colegios Farmacéuticos (CGCOF), para quien la formación es clave en aspectos concretos de la comunicación como la escucha activa: “Solemos tender a escuchar poco, más bien oímos lo que nos cuentan los demás, pero debemos aprender a escuchar no solo las palabras, sino también el resto de comunicación no verbal que nos transmite el paciente, ya que si lo ponemos en cifras, alrededor del 70 por ciento en una conversación es comunicación no verbal”.
“Es importante destacar que debemos aprender a no limitarnos a obtener la información básica de un paciente sino ser capaces de ir más allá -apunta Peiró-, de llegar al detalle de las situaciones que refiere, de sus pensamientos e incluso estados de ánimo, así como conocer las creencias que tienen en relación a sus patologías y sus tratamientos. Solo así seremos capaces de conocer los motivos exactos de la falta de adherencia de cada paciente y desarrollar las estrategias específicas que necesite para ayudarle en el cambio”.
No obstante, por su parte la doctora Aliaga recuerda que la comunicación es un proceso “complejo” que no se limita únicamente a la consulta presencial, ya que las consultas telefónicas y online tienen cada vez más peso. “Además -añade-, no solo se precisa una formación adecuada en el uso correcto del lenguaje verbal, sino también del no verbal, y esta no es innata, se aprende, y no en todas las facultades de Medicina se imparte una asignatura específica para un uso correcto del lenguaje”.
“No solo se precisa una formación adecuada en el uso correcto del lenguaje verbal, sino también del no verbal, y esta no es innata, se aprende”
La comunicación como pilar fundamental
Pero, ¿por qué es importante apostar por la formación en comunicación? Estos tres expertos lo tienen claro y coinciden en muchos aspectos al ser preguntados por dicha importancia: una adecuada comunicación con el paciente permitirá realizar una entrevista clínica eficaz, proporcionará un entorno de seguridad y confianza, mejorará la comprensión de las indicaciones y, con ello, ayudará en la adherencia al tratamiento.
Además, Peiró añade otro punto, y es que, gracias a una buena comunicación, se podrá desarrollar un trabajo colaborativo eficaz con otros profesionales sanitarios con el objetivo común de hacer que los pacientes se involucren en su tratamiento de manera “más activa” y así comprendan tanto este último como su enfermedad.
Coaching en Adherencia
Como subraya esta especialista en Farmacia, “no por dedicarle más tiempo a alguien somos mejores comunicadores, aquí lo que influye es la calidad de lo que comunicamos”, y en la búsqueda de esta calidad en las conversaciones entre los profesionales sanitarios y los pacientes nace el Curso de Coaching en Adherencia, con el objetivo de ayudar a los profesionales sanitarios a integrar la metodología del coaching para que en conversaciones transformadoras de menos de tres minutos con sus pacientes puedan descubrir las barreras que les limitan y ayudarles a que se involucren en su patología para mejorar, a su vez, la adherencia.
Según la opinión de Ortuño como alumno del curso, “está muy orientado a la obtención de resultados inmediatos”. “Sin perderse en grandes planteamientos y fundamentaciones teóricas, ofrece gran cantidad de ejercicios y prácticas que pueden ponerse en funcionamiento desde el día siguiente de haber asumido y entendido su contenido. Por otra parte, la duración y planteamiento de los vídeos son adecuados, particularmente me resultan útiles las frases y pensamientos de anclaje a determinadas ideas que facilitan su recuerdo y su implementación en el día a día con los pacientes, o con cualquier persona con la decidamos intentar comunicarnos desde una perspectiva eficaz”, resalta.
“Ofrece gran cantidad de ejercicios y prácticas que pueden ponerse en funcionamiento desde el día siguiente de haber asumido y entendido su contenido”
Peiró, quien también está realizando este curso, destaca principalmente el aprender a realizar intervenciones con los pacientes a través de conversaciones que no duran más de 3 minutos, buscando el punto exacto que debemos transformar en el paciente (creencias, emociones, pensamientos) para fomentar su adherencia al tratamiento. “Con el curso se aprenden diversas competencias, conocimientos, habilidades y herramientas –comenta-, para llevar a cabo una buena comunicación, tales como la escucha activa, preguntas poderosas o gestión del tiempo, entre otras”.