El 27 por ciento de las personas con diabetes tipo 1 desarrolla EMD en los 9 años siguientes al diagnóstico
Redacción
El 7,6 por ciento de los pacientes con diabetes en el mundo tiene edema macular diabético (EDM), una enfermedad habitual de la vista en las personas con diabetes que puede producir pérdida de visión y desembocar finalmente en ceguera si no se trata. Cuanto más tiempo lleva el paciente con diabetes, más probabilidades tiene de desarrollar este problema. En concreto, el 27 por ciento de las personas con diabetes tipo 1 desarrolla EMD en los 9 años siguientes al diagnóstico y el 28 por ciento de los pacientes con diabetes tipo 2 padece EMD 20 años después. Estas son algunas de las cifras expuestas durante el VI Simposio Readyt organizado por Allergan, compañía que forma parte de AbbVie, y al que asistieron digitalmente más de 560 oftalmólogos y retinólogos.
Los especialistas reunidos mostraron, sobre todo, su preocupación por la interrupción del tratamiento entre los pacientes con EMD. “A los pacientes que dejan de acudir a sus revisiones oftalmológicas por miedo al Covid-19 les recordamos que se han establecido todas las medidas necesarias para evitar contagios”, asegura la doctora Maribel López Gálvez, jefa de la Unidad de Retina del Servicio de Oftalmología del Hospital Clínico Universitario de Valladolid.
“A los pacientes que dejan de acudir a sus revisiones oftalmológicas por miedo al Covid-19 les recordamos que se han establecido todas las medidas necesarias para evitar contagios”
“Lo que no pueden olvidar es que el EMD es una enfermedad irreversible y el tratamiento solo funciona si se aplica de manera adecuada y en el tiempo previsto: si quieren conservar la visión y obtener buenos resultados no se puede interrumpir el tratamiento, puesto que se pierde agudeza visual que no siempre se recupera al reanudar el mismo y, por tanto, la calidad de vida empeora”, afirma esta especialista.
Los oftalmólogos son conscientes de que los pacientes desearían tener menos citas médicas, recibir menos inyecciones y, al mismo tiempo, reducir el absentismo laboral y su nivel de ansiedad. Por ello mismo, se sienten orgullosos de que los servicios de oftalmología hayan implantado dos prácticas muy efectivas que permiten diagnosticar y tratar a los pacientes con EMD en el mismo día y bajo las condiciones adecuadas para evitar posibles contagios por Covid-19.
“Tenemos en marcha un nuevo protocolo basado en el ‘acto único’ y la ‘sala limpia’, es decir, los pacientes vienen a consulta, tenemos preparado un espacio totalmente adaptado y seguro para evitar la entrada en el quirófano, y en un solo día realizamos el diagnóstico o la revisión, al mismo tiempo que inyectamos para conservar y mejorar la agudeza visual”, apunta la doctora López, quien celebra los resultados tan favorables que se están obteniendo ya, tanto para los especialistas como para los pacientes.
Reducir el número de visitas al hospital: mejora la calidad de vida y mejora la carga asistencial
Un tratamiento para el EMD que requiera menos inyecciones anuales y menos visitas al hospital podría reducir también parte de la carga asistencial de los servicios de oftalmología que, actualmente, son los que sufren más saturación después de los servicios de traumatología. Además, podría mejorar la adherencia de los pacientes y, por tanto, su calidad de vida.
Un tratamiento para el EMD que requiera menos inyecciones anuales y menos visitas al hospital podría reducir también parte de la carga asistencial de
los servicios de oftalmología
“El implante de dexametasona ha demostrado ser una buena alternativa para el tratamiento del EMD. Además, disponemos de otras estrategias como son los antiangiogénicos, el láser o la cirugía”, explica el profesor Alfredo García Layana, director del Departamento de Oftalmología en la Clínica Universidad de Navarra.
“Una duración del tratamiento de hasta 6 meses nos permite mantener controlada la enfermedad, lo que implica que el paciente tenga que acudir con menos frecuencia al hospital, y que haya una mejor adherencia y un menor infratratamiento”, señala.
“Disminuir el número de inyecciones anuales en los pacientes diabéticos que sufren patologías oculares mejora su calidad de vida, así como la de sus familiares y/o cuidadores, a la vez que mejora la carga asistencial de los servicios de oftalmología que, como hemos comentado, son de los más saturados”, concluye este oftalmólogo.