Se debería potenciar la participación de las personas mayores en el futuro modelo y que de esta forma puedan escoger cómo y dónde van a envejecer
Laura Chivato Isabel
La llegada del coronavirus COVID-19 ha puesto de relieve el modelo residencial en España debido a los fallecimientos que se produjeron en las residencias de mayores durante los momentos más críticos de la pandemia, un hecho que se suma al estigma previo ya existente entre la sociedad alrededor de esta alternativa. De cara a los cuidados en la llamada ‘nueva normalidad’, los expertos coinciden en que una de las actuaciones que se debería potenciar es la participación de las propias personas mayores en el ‘futuro’ modelo y que de esta forma puedan escoger cómo y dónde van a envejecer, tal y como se destacaba durante el webinar ‘Cómo cuidar en la nueva normalidad. El futuro de los cuidados de larga duración’, organizado por la Fundación Edad & Vida.
“Las personas tienen que poder elegir”, subrayaba Josep de Martí, director de Inforesidencias.com, quien a su vez explicaba que era “lógico” que ciertas personas quisieran permanecer en sus domicilios frente a otro grupo de estas que, sin embargo, están satisfechas con la atención recibida en las residencias, según los diferentes ratios españoles con los que se cuenta. Estos ratios son importantes ya que, como puntualizaba de Martí, “si no se tiene una percepción social tan negativa, será más fácil que se elijan estos centros como alternativa”.
“No obstante, tenemos que contar un relato previo y analizar qué es lo que más vale para cada persona: quizás a mí, si me lo preguntan cuando sea mayor, quiera vivir con un cierto riesgo a fallecer en la próxima pandemia a cambio de tener mayor calidad de vida. Las personas tienen que participar y tenemos que incluirlas en el próximo modelo, y tal vez lo que descubramos es que no hay que cambiar nada en las residencias, sino que hay que tener un sistema sanitario que permita que la residencia sea como el hogar”, explicaba de Martí.
“Las personas tienen que participar y tenemos que incluirlas en el próximo modelo, y tal vez lo que descubramos es que no hay que cambiar nada en las residencias”
Con él coincidía Marco Inzitari, presidente de la Sociedad Catalana de Geriatría y Gerontología (SCGiG): “Se necesitan residencias más amigas, más parecidas a los hogares, porque las personas pueden tener un poco más de espacio para sí mismas y para la intimidad y esto favorecería tanto la atención centrada en la persona (ACP) como la posibilidad de evitar contagios cuando haya residencias muy masificadas”. Para este experto, quien es además el director asistencial del Parque Sanitario Pere Virgili, esto pasa por repensar las residencias y el soporte sociosanitario, para precisamente aumentar la ACP y generar alternativas lo más parecidas al domicilio, porque desde su punto de vista, “hay personas que sí que están mejor en las residencias que en sus casas, pero otras lo están porque no tienen alternativas”.
En relación a esta atención centrada en la persona, para de Martí hay que poner bien el foco, pues no es lo mismo que la ACP sea una realidad al tiempo que realmente se dedique a esta atención, “y España es un país en el que mucha gente recibe atención domiciliaria, pero pocas horas”.
COVID-19 y futuro
“Para mí otro punto clave sería detectar qué tienen en común las residencias donde ha habido contagios y qué tienen en común las que no”, señalaba el director de Inforesidencias.com, junto con observar las medidas que hayan tomado otros países y ver si “de verdad” han funcionado. “Sí que parece ser que allí donde los equipos de personal son más empáticos con los residentes y han sido capaces de hacer el último sacrificio de quedarse 15 días metidos en las residencias, parece que eso ha funcionado, pero no sé si es muy trasladable como modelo de sector”, aclaraba.
En este sentido, Inzitari proponía durante su intervención plantear un incremento de la presencia de enfermería en las residencias para así contar con este profesional sanitario las 24 horas del día. “Los otros profesionales también son clave, como fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, psicólogos, etc., ya que son personas muy preparadas y además aportan a la visión sanitaria un plus de esta ACP, por ello es fundamental integrarlos con los recursos existentes”. Unos recursos que tienen que venir también de la inversión pública, teniendo en cuenta que, como apuntaba el presidente de la SCGiG, “las residencias con el presupuesto que tienen hacen malabarismos”.
Inzitari proponía durante su intervención plantear un incremento de la presencia de enfermería en las residencias para así contar con este profesional sanitario las 24 horas del día
En esta misma línea se mostraba de Martí: “Creo que siempre que hablamos del ámbito sociosanitario mientras hablamos del modelo residencial, cuando viene la parte del presupuesto, estos aspectos se van desinflando, y por ello creo que después del COVID-19 se va a hablar, pero va a volver a pasar lo mismo”.
“Sin embargo -añadía-, si podemos aprovechar el coronavirus para crear finalmente un sistema que sea estable, que como mínimo sea igual en cada comunidad autónoma, y que exista de verdad una atención sanitaria de los residentes, no sé si estaremos mejor preparados para la próxima pandemia, pero ¿qué funcionaremos mejor como sector? Segurísimo”.