Es clave realizar todas estas actividades en familia
Laura Chivato Isabel
Aunque desde el domingo 26 de abril los menores de 14 años pueden salir a calle, los niños siguen confinados en sus domicilios la mayoría del tiempo al igual que el resto de la población debido al coronavirus COVID-19. Esto ha podido provocar una disminución de la actividad física con su consiguiente aumento de peso y un incremento en los problemas del sueño derivados del desajuste del ‘reloj biológico’ y los cambios en el ritmo de vida, tal y como expusieron diferentes expertos durante el webinar ‘Salud infantil y adolescente en tiempo de COVID-19’ organizado por la Asociación Española de Pediatría (AEP). Ahora la pregunta es la siguiente: ¿qué pueden hacer los padres para que estos aspectos no se mantengan en el tiempo de cara a volver a la normalidad?
Una de las claves es establecer rutinas para regular ese ‘reloj’ y controlar los ritmos del niño, según el doctor Gonzalo Pin, jefe de Servicio de Pediatría y Unidad del Sueño del Hospital Quirón Salud de Valencia y coordinador del grupo de sueño y cronobiología de la AEP: “Todas las personas necesitamos la relación social y un ritmo, especialmente los niños, y este ritmo está generado por un reloj interno que tenemos en nuestro cerebro, que es el que nos dice más o menos en qué hora nos encontramos. No obstante, necesita unos estímulos exteriores y el confinamiento ha hecho desaparecer la mayoría de estos refuerzos externos, como, por ejemplo, la actividad física”.
“¿Esto se va a mantener en el tiempo? Depende de cómo lo hagamos -añadía el doctor durante su intervención en el webinar-. Es importante que, por ejemplo, el niño desayune por la mañana a primera hora en una habitación con mucha luz, porque cuando yo me despierto pongo en marcha el reloj central, y cuando se come por primera vez, se pone en marcha el reloj del estómago, y si se esto ocurre conjuntamente, estoy haciendo que mi organismo vaya de manera armónica. Otro ejemplo es que, si se consume chocolate, se haga por la mañana, ya que favorece a la regularización de los ritmos biológicos; lo contrario que si lo tomamos por la tarde, pues nos dificulta el sueño. Es decir que, en conjunto, y para dormir bien, tenemos que tener un día saludable”.
“Es importante que, por ejemplo, el niño desayune por la mañana a primera hora en una habitación con mucha luz”
Otra de las recomendaciones es aprovechar el confinamiento para reaprender algunos hábitos, entre los que se puede encontrar la realización de actividad física en familia. Para el doctor Julio Álvarez Pitti, pediatra adjunto de la Unidad de Obesidad y Riesgo Cardiovascular del Servicio de Pediatría del Hospital General de Valencia y miembro del Comité de Promoción de la Salud de la AEP, es muy importante mantener una rutina diaria de ejercicio para tratar de no ganar peso y, con ello, disminuir el riesgo de obesidad en la medida de lo posible. “La actividad física favorece un mayor bienestar, disminuye pensamientos de tristeza y soledad. Mejora también el rendimiento intelectual y cognitivo y, además, se ha demostrado que también puede estimular la inmunidad de los niños”, apuntaba este especialista.
En este sentido, la alimentación es otro de los hábitos en los que se puede hacer hincapié aprovechando que durante estos días las familias tienen como uno de los principales entretenimientos la cocina. Tal y como sugiere el doctor Álvarez, es “más difícil” que un niño coma verdura si no ve que sus padres también lo hacen y, por ello, se debe practicar la elaboración de ciertos platos, pero de manera saludable.
“Si este tiempo lo dedicamos a hacer postres y alimentos ricos en azucares, no vamos a aprovechar la oportunidad de poner en práctica los hábitos de alimentación saludable o la importancia del incremento de frutas y verduras (en cada comida y en cada cena se debe comer con fruta o verdura) Siguiendo un poco con esta imagen, la mitad del plato debería ser fruta y verdura; otro cuarto de pasta, arroz, cereales y pan integral; y el otro cuarto restante, las proteínas saludables: legumbres, pescado y solo una pequeña parte viene de las carnes”, subrayaba el miembro del Comité de Promoción de la Salud de la AEP.
“Si este tiempo lo dedicamos a hacer postres y alimentos ricos en azucares, no vamos a aprovechar la oportunidad de poner en práctica los hábitos de alimentación saludable o la importancia del incremento de frutas y verduras”
La mejor la manera de que los más pequeños lleguen a reproducir todos estos hábitos es que los padres también lo hagan, por eso, para el doctor Álvarez “es clave” realizar todas estas actividades en familia.