El aumento de la demanda de salud mental a causa de la pandemia requiere más inversión global

El estigma sigue siendo la principal barrera que impide el acceso a la salud mental en nuestro país

Redacción

El 10 de octubre se conmemoraba el Día Mundial de la Salud Mental, este año está profundamente marcado por la situación de crisis sanitaria vivida en todo el mundo a causa de la pandemia de COVID-19. Durante los últimos meses, algunas personas que acuden a los centros de atención social de Fundación Manantial han sido capaces de apoyar a las personas de su entorno enseñándoles sus estrategias para afrontar la ansiedad y lograr una sensación de bienestar emocional: vivir en el momento presente, aprender a relajarse a través de la respiración, cuidar nuestro cuerpo, mantener hábitos y rutinas, y buscar actividades (caminar, hacer deporte, cocinar…) que nos llenen y nos ayuden a no obsesionarnos con lo que está ocurriendo. En este sentido, desde la Fundación explican que, actualmente, solo el 3 por ciento del gasto en salud pública mundial se destina a la salud mental, a pesar de que hay estudios que indican que, por cada euro aportado, el sistema de salud ahorra 18. “La prevención es costo-efectiva porque, además del sufrimiento, se evita el gasto en ingresos hospitalarios, tratamientos farmacológicos y el deterioro en el funcionamiento psicosocial, consiguiendo frenar la cronicidad y que, en especial la gente joven, pueda llevar una vida activa laboral, social y familiar”, destacan desde la entidad.

Según la experiencia adquirida en emergencias pasadas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que las necesidades de apoyo psicosocial y en materia de salud mental aumenten considerablemente en los próximos meses y años. Por ello, la OMS hace un llamamiento para que se incrementen las inversiones a favor de los programas de salud mental, que considera “infra financiados desde hace años”.

Las necesidades de apoyo psicosocial y en materia de salud mental aumenten considerablemente en los próximos meses y años

En la misma línea, desde la Federación Mundial para la Salud Mental (WFMH) destacan que la emergencia sanitaria mundial por COVID-19 ha repercutido en la salud mental de millones de personas y se han generalizado los niveles de ansiedad, miedo, aislamiento, distanciamiento social y restricciones, incertidumbre y angustia emocional: “Esta situación requiere que no se niegue a nadie la atención. El apoyo psicosocial y los planes nacionales de salud mental deben abordar las consecuencias de la pandemia y su impacto en los ciudadanos”. Así, el lema de la WFHM para esta efeméride es ‘Salud mental para todos: Mayor inversión-Mayor acceso’.

Generar redes de apoyo en la comunidad

Cuidar de la salud mental de la población no se basa solamente en una perspectiva médica. Además del apoyo clínico profesional que precisan las personas con diagnóstico en salud mental, el espíritu colaborativo vivido durante la pandemia es fundamental desde la perspectiva comunitaria: “Necesitamos sentir que no estamos solos, sino que pertenecemos a una comunidad que nos cuida y a la que también podemos aportar algo. Trabajar con el entorno es esencial en los procesos de rehabilitación de las personas con problemas de salud mental porque, cuanto más tupida sea esta red de apoyo, más posibilidades hay de que las personas se recuperen”, detallan en Fundación Manantial.

Sin embargo, en la entidad lamentan que el estigma sigue siendo la principal barrera que impide el acceso a la salud mental en nuestro país: “Mucha gente no pide ayuda y ni siquiera conoce la red sociosanitaria. La ansiedad, la angustia o la depresión continúan asociándose a la vulnerabilidad y la debilidad, y no nos atrevemos a hablar de ello. La sensibilización social es clave para cuidar nuestra salud mental, adquirir herramientas de cuidado y, por supuesto, mejorar el acceso a los dispositivos de ayuda en salud mental cuando sea necesario”.