La opinión de Isabel Mesa, presidenta de la Asociación Bipolar Madrid
En toda enfermedad, ya sea mental u orgánica, existe un porcentaje importante que influye en la evolución favorable o desfavorable de la enfermedad, entendida esta evolución como una mayor cronicidad o mejora de la sintomatología y por tanto, de la calidad de vida del afectado. Este porcentaje dependerá de la enfermedad sobre la que los profesionales de la salud estén tratando y hace referencia a lo que llamamos adherencia al tratamiento.
Generalmente se ha vinculado al tratamiento farmacológico, pero también se extiende al tratamiento psicológico o psicosocial, es decir, el término se puede extender a cualquier tratamiento contemplado por la salud pública y más aún al trastorno bipolar, el cual necesita de una atención terapéutica multidisciplinar, lo que dificulta la adherencia a cada uno de los profesionales, véase el psiquiatra en la parte farmacológica, el psicólogo en la parte psicológica y en algunos casos un trabajador social en lo que concierne a la adaptación social.
El estudio de Pardo, Fierro y Pinilla, 2011, encontraron que los factores asociados a una mala adherencia al tratamiento en trastorno bipolar fueron: “mayor gravedad de la enfermedad, sentirse estigmatizado, antecedentes de falta de adherencia, pobre insight, el hábito de fumar, disfunción familiar, no tener familiares que ayuden a tomar el medicamento y la percepción negativa del médico tratante.” Esto datos dejan de manifiesto que ha de tratarse desde un prisma multidisciplinar.
La no adherencia al tratamiento genera unas consecuencias no solo para la calidad de vida de los afectados, si no también para las familias, suponiendo un mayor coste en la salud pública. Por ejemplo, debido a mayor número de ingresos, se observa una pérdida de control de la enfermedad, etc. (Silva, Galeano y Correa, 2005). Concretamente, en el trastorno bipolar la no adherencia al tratamiento farmacológico lleva en la gran mayoría de los casos, por no decir en el 100 por ciento de los casos, a una recaída y por ende a un ingreso.
“En el trastorno bipolar la no adherencia al tratamiento farmacológico lleva en la gran mayoría de los casos, por no decir en el 100% de los casos, a una recaída y por ende a un ingreso”
El papel que paralelamente a la sanidad pública pueda cumplir el ámbito del asociacionismo es algo limitado, sin tener en cuenta los recursos tanto de personal como económicos, los afectados que acuden a las asociaciones lo hacen voluntariamente y esto es un punto clave, pues muestra un factor positivo interpersonal de cara a la adherencia al tratamiento, esto se traduce en la responsabilidad en la mejora de su enfermedad, en la búsqueda de ayuda o apoyo social de iguales.
En las asociaciones encuentran un espacio libre de estigma, con apoyo social por parte de profesionales que realzan actividades, en el caso de la Asociación Bipolar de Madrid, los grupos de apoyo con sus temáticas, el apoyo social por parte de otros afectados, información acerca de la enfermedad, bien por las charlas de nuestros psiquiatras colaboradores o en los propios grupos mediados por nuestros psicólogos colaboradores, generan nuevas amistades y por tanto, un nuevo circulo social consistente y comprensivo.
“En las asociaciones encuentran un espacio libre de estigma, con apoyo social por parte de profesionales que realzan actividades”
Logran cubrir parte de las carencias que encontramos cuando llegan por primera vez a la asociación y que como comentábamos en líneas anteriores son parte de la no adherencia y muy relacionadas con el ambiente, otro factor importante para la adherencia al tratamiento.
En relación a la adherencia al tratamiento farmacológico encontramos que el afectado que acude a la asociación muestra una buena adherencia en la toma de la medicación y las actividades que ofrecemos en alguna medida sirven de complemento al tratamiento farmacológico.
En definitiva, las asociaciones son fundamentales para cubrir un componente principalmente psicosocial y de información que en muchos casos no se cubre en la saturada red salud pública y que es fundamental por tratarse de un trastorno con tratamiento interdisciplinar. Las familias también encuentran en las Asociaciones el apoyo que tanto necesitan y nadie contempla; siendo los eternos olvidados cuando es de vital importancia su colaboración.