La tasa de éxito de la cirugía bariátrica es alta siempre que se modifiquen los hábitos de vida
Laura Chivato
La cirugía bariátrica no es una mera operación estética, ya que está pensada para mejorar la calidad de vida relacionada con la obesidad. Una vez realizada, la adherencia no está tan enfocada a los medicamentos, sino a seguir una serie de hábitos de vida saludable y unas pautas alimentarias. Para que esto ocurra, no solo el paciente tiene que confiar en los consejos que pueda darle su médico, sino que también este último tiene que creer en el poder que el propio paciente puede tener para controlar la enfermedad.
“La relación del paciente con su equipo sanitario debería ser de confianza mutua: este debe confiar en el asesoramiento de los profesionales y el equipo sanitario debe confiar en la capacidad del paciente para recibir una educación sanitaria de calidad que le permita hacer elecciones adecuadas”, explica la doctora Nuria Vilarrasa, coordinadora del Grupo de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Tal y como subraya esta especialista, la educación sanitaria es fundamental, ya que, gracias a esta, el paciente puede ser consciente de cada uno de los aspectos que engloban la obesidad y no se dejará engañar por modas o milagros propuestos en otros foros. Si esto es así, entre la información que recibe de su médico y la fuerte relación de confianza que debería establecerse, es más probable que el paciente consiga ser adherente a las recomendaciones alimentarias.
Gracias a la educación sanitaria el paciente puede ser consciente de cada uno de los aspectos que engloban la obesidad y no se dejará engañar por modas o milagros propuestos en otros foros
“En el caso de la cirugía bariátrica es clave entender que esta no proporciona una solución definitiva de la obesidad. Si no se mantienen los hábitos saludables puede haber recuperación del peso perdido y reaparición de enfermedades que inicialmente mejoraron tras la operación. Por tanto, un apropiado seguimiento nutricional mantenido en el tiempo es clave para el éxito de la cirugía y para evitar complicaciones”, apunta la doctora.
Recomendaciones de la SEEN
Por ello, la SEEN elaboró hace un par de meses una serie de cuatro documentos sobre recomendaciones alimentarias y de actividad física para pacientes operados de cirugía bariátrica o cirugía de la obesidad. Como establecen en uno de estos documentos, “el objetivo inicial de estas recomendaciones es facilitar la progresión alimentaria y asegurar un aporte adecuado de nutrientes, así como evitar las posibles complicaciones”.
En general, la SEEN recomienda evitar los alimentos grasos, los dulces, las bebidas con gas, los refrescos azucarados, los zumos y el alcohol; la ingesta de proteínas en forma de pescado blanco y carnes blancas; consumir alimentos hervidos, al vapor, al microondas, al horno y en papillote, controlando la cantidad de aceite. Además, aconsejan evitar frituras, rebozados, empanados y guisos.
Sin embargo, para la doctora María Ballesteros, coordinadora del Área de Nutrición de la SEEN, la recomendación más importante es que se deje guiar por su endocrinólogo y el equipo sanitario que le atiende, que conoce sus características y necesidades individuales. “Nuestras recomendaciones son pautas generales, pero será su médico quien mejor podrá aconsejarle”, señala.
“Nuestras recomendaciones son pautas generales, pero será su médico quien mejor podrá aconsejarle”
Individualizar para mejorar
Esto último también es importante ya que, al final, cada paciente es un mundo y cada uno tendrá sus propias características y condiciones que harán que la individualización de este por parte del profesional sea indispensable.
“La individualización de la dieta es esencial porque los requerimientos de cada individuo son distintos y dependen de múltiples factores, como la edad, sexo, actividad física o problemas de salud asociados. Además, para fomentar la adherencia a un estilo de vida saludable, debemos adaptarlo en lo posible a las preferencias y condicionantes sociales y culturales de cada Individuo. Por ejemplo, a una persona mayor que tiene un patrón de alimentación muy definido, muchas veces no podemos imponerle pautas de alimentación más ‘modernas’ con sabores que le resultan extraños”, resalta la doctora Ballesteros.
Hay que tener en cuenta que los déficits nutricionales de proteínas, vitaminas y minerales son frecuentes después de este tipo de intervenciones, por lo que el papel del especialista en la monitorización y la suplementación de por vida del paciente para evitar complicaciones es fundamental. “El inicio de la alimentación se realizará de manera progresiva, atravesando varias fases que se diferencian en textura y consistencia. La dieta se adaptará de manera individualizada, promoviendo una alimentación tan saludable y equilibrada como fuera posible, según su cirugía”, establecen desde la SEEN en el documento.
Registro alimentario
Una de las maneras de estimar la ingesta diaria de alimentos de una persona y evaluar si se aproxima a sus necesidades, tanto energéticas como de nutrientes, es a través del registro alimentario.
Esta herramienta consiste en que el individuo recoja en un diario, a lo largo de varios días y habitualmente por escrito, todos los alimentos que consume en un periodo de tiempo determinado (es importante, no sólo conocer la cantidad ingerida de un determinado alimento, sino su forma de cocción, así como el horario de las comidas y el tiempo destinado a las mismas) “De esta manera se podrá conocer el perfil o patrón alimentario de la persona y, a partir de él, trabajar para conseguir cambios hacia una alimentación más saludable”, comenta la doctora Vilarrasa.
“Se podrá conocer el perfil o patrón alimentario de la persona y, a partir de él, trabajar para conseguir cambios hacia una alimentación más saludable”
Esta estrategia, junto con otras como mantener un control de peso semanal y seguir controles periódicos con el equipo médico, se asocian a un mejor éxito a largo plazo. De hecho, según la SEEN, la tasa de éxito de la cirugía bariátrica es alta y se puede conseguir una reducción entre el 20 y el 40 por ciento del peso corporal inicial, siempre que se modifiquen los hábitos de vida y se haga un adecuado seguimiento de la pauta dietética y la suplementación nutricional.