Un informe recomienda a los estados de la UE a hacer posible una toma de decisiones compartida con el paciente respecto a su medicación
Carlos Rodríguez
La idea de adoptar una herramienta para la toma de decisiones compartida con el paciente no es nueva. Un grupo europeo ha marcado este asunto en la agenda sanitaria europea para la próxima década. Se trata de una de las seis recomendaciones incluidas en el informe ‘La gestión de la polifarmacia para 2030: un reto para la seguridad de paciente’, elaborado por el consorcio SIMPATHY, un grupo multidisciplinar de farmacéuticos, médicos, responsables de la política sanitaria, responsables de la evaluación de grandes bases de datos, economistas de la salud e investigadores académicos líderes en los campos de polifarmacia, adherencia a medicamentos y la multimorbilidad.
SIMPATHY (Estímulo de la Innovación en la Gestión de la Polifarmacia y la Adherencia en Mayores, por sus siglas en inglés) es uno de los proyectos de investigación financiados a nivel europeo para intentar minimizar el impacto de las reacciones adversas a los medicamentos. Liderado por el gobierno escocés, el consorcio se marcó como meta el desarrollo de herramientas que se pudieran implementar en toda la Unión Europea en el campo concreto de la gestión de pacientes polimedicados.
El trabajo parte del importante reto que, por si sola, la polifarmacia representa para los sistemas sanitarios. Cada año se producen en Europa 8,6 millones de ingresos hospitalarios no planificados (aproximadamente un 11 por ciento) achacables a efectos adversos de los medicamentos. Más del 70 por ciento, según los datos del informe, tienen lugar entre pacientes de más de 65 años que toman 5 o más medicamentos. Las repercusiones para la sostenibilidad de los sistemas sanitarios son evidentes. Según el Institute of Medicine de Estados Unidos, el 0,3 por ciento del presupuesto sanitario global (o lo que es lo mismo, 18.000 millones de dólares anuales) podría ahorrarse a través de una gestión correcta de la polifarmacia.
Una gestión correcta de la polifarmacia podría ahorrar 18.000 millones de dólares anuales
Polifarmacia y adherencia
La no adherencia a los tratamientos prescritos es un asunto prioritario de salud pública, intrínsecamente relacionado con la multimorbilidad y la polifarmacia. Investigaciones citadas por el informe de SIMPATHY sugieren que entre el 50 y el 80 por ciento de los pacientes con enfermedades crónicas pueden ser no adherentes, dependiendo de la condición clínica que se estudie, y ocasionando un gasto de más de 125.000 millones de euros anuales a la Unión Europea. Se estima que la no adherencia es responsable, por ejemplo, del 48 por ciento de las muertes por asma, de un incremento del riesgo de muerte del 80 por ciento en diabetes y de un riesgo 3,8 veces mayor de muerte después de un ataque cardiaco.
Juntos, la polimedicación inadecuada y la adherencia a los tratamientos en las personas mayores son dos de los retos de salud pública más importantes que existen, y esa importancia está llamada a incrementarse a medida que la población envejezca y más gente sufra de múltiples enfermedades. Ya hoy el 30 por ciento de personas entre los 45 y los 64 años; el 65 por ciento de las personas entre los 65 y los 84 años y el 82 por ciento de las personas mayores de 85 años tienen varias enfermedades, según SIMPATHY. Es decir, que hay más gente con multimorbilidad que con una sola patología.
Seis recomendaciones
Todas estas cifras justifican, para los expertos del consorcio, la búsqueda oportunidades para reducir esta carga a través de intervenciones efectivas y tempranas. Los trabajos llevados a cabo para detectar las mejores prácticas que se realizan en Europa han arrojado dos grandes conclusiones. La primera, que los propios pacientes creen que la polifarmacia inadecuada debería ser un asunto importante en la agenda de los agentes sanitarios. La segunda, que los programas efectivos de gestión de polimedicaciones en Europa existen, pero son muy escasos: Reino Unido, Suecia, Portugal, España, Alemania y Países Bajos.
En Europa hay efectivos programas de polimedicados, pero muy escasos: en Reino Unido, Suecia, Portugal, España, Alemania y Países Bajos
El informe llama a los estados miembros de la UE a trabajar juntos e mejorar la adherencia a los tratamientos a través del uso de un enfoque coordinado y colaborativo que genere mejores resultados en salud. Lanza para ello seis recomendaciones: usar un enfoque sistémico de liderazgo multidisciplinar; cultivar una cultura que fomente y priorice la seguridad y la calidad de la prescripción; asegurarse de que los pacientes son una parte integral de las decisiones tomadas sobre sus medicamentos y que estén facultados y respaldados para hacerlo; usar datos para impulsar el cambio; adoptar un enfoque basado en la evidencia con un sesgo hacia la acción y emplear, desarrollar y compartir herramientas para apoyar la implementación.
De todas ellas, la tercera sería clave para mejorar la gestión, no sólo de los pacientes polimedicados, sino también la adherencia a los tratamientos y los resultados en salud. Según SIMPATHY, los pacientes deberían poder registrar los medicamentos que toman y compartirlos con sus médicos para que éstos puedan considerar el impacto de medicamentos adicionales y, en caso necesario, suspender el tratamiento. Esto, añaden los expertos, podría hacerse mediante papel o en formato electrónico, de modo que también resultara accesible para pacientes de países de bajos y medianos ingresos.
Asimismo, y además de recibir información, los pacientes deberían poder disponer de herramientas que les permitan hacer preguntas y les ayuden a aprender a tomar decisiones a largo plazo con respecto a la gestión de su salud. Entre otras cuestiones, tales aplicaciones deberían permitirles comprender la importancia de una adecuada polimedicación, así como participar activamente en las revisiones de sus medicamentos. Un ejemplo de estas herramientas en la tarjeta de paciente conocida en Escocia como “Guía por días de enfermedad”. También está disponible en una aplicación, a través de la cual el médico y el paciente polimedicado pueden acordar una orientación personalizada.