La Escuela Madrileña de Salud quiere fomentar la responsabilidad de los pacientes en sus cuidados para favorecer los cambios de conducta del individuo
Carlos Rodríguez
La adherencia al tratamiento ocupa y preocupa a las administraciones sanitarias en el contexto de la sostenibilidad. Sus responsables son conscientes de que, ante el incremento del gasto en productos farmacéuticos, tanto de receta como hospitalarios, las herramientas dirigidas a asegurar el cumplimiento del tratamiento, tanto farmacológico como no farmacológico, tienen un impacto muy positivo en las cuentas públicas. La Comunidad de Madrid puede estar orgullosa de los deberes que ha hecho hasta ahora. Es una de las comunidades con mejores niveles de adherencia, según los datos del Grupo OAT, gracias a la importancia que otorga a trabajos basados en la multi-intervención y en la multidisciplinariedad. Su gran objetivo de mejora pasa por seguir personalizando aún más el abordaje. Evitar el ‘café para todos’ pasa, inevitablemente, por involucrar a pacientes, familiares y cuidadores. “Lo principal es fomentar la responsabilidad del paciente en sus cuidados y utilizar la educación sanitaria como aspecto clave para modificar la conducta del individuo”, aseguró Manuel Molina, viceconsejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, durante una Jornada organizada por la Fundación de Adherencia al Tratamiento (Fundoat) en la Escuela Nacional de Sanidad, con la colaboración de la Escuela Madrileña de Salud y la Escuela Nacional de Sanidad y el patrocinio de Astellas, Ferrer y GSK.
Según el Análisis Nacional de la Adherencia al Tratamiento en Patologías Crónicas, el 57,81 por ciento de los ciudadanos madrileños cumple adecuadamente los tratamientos prescritos, lo que sitúa a la comunidad por encima de la media nacional (50 por ciento). Las mayores tasas de adherencia, por encima del 60 por ciento, se registran en diabetes (67,89 por ciento) o enfermedades cardiacas (62,22 por ciento). Entre el 50 y el 60 por ciento se sitúan osteoporosis (59,35); vejiga hiperactiva (58,49); enfermedad reumática (57); asma (55,17) y EPOC (54,76).
En relación a las dos variables básicas de la adherencia (tratamiento farmacológico y no farmacológico), el Análisis del Grupo OAT apunta a dos fenómenos que se repiten a nivel nacional. En el caso del tratamiento farmacológico, uno de cada tres pacientes encuestados (858 pacientes crónicos) asegura no retirar en ocasiones los medicamentos de la farmacia, y en la gran mayoría de los casos el motivo es que aún tiene en casa.
Manuel Molina: “Lo principal es fomentar la responsabilidad del paciente en sus cuidados y utilizar la educación sanitaria como aspecto clave para modificar la conducta del individuo”
La segunda gran conclusión del trabajo del OAT es que aquellos pacientes que son más adherentes son también los que se cuidan más. No fumar, hacer ejercicio durante el tiempo libre y seguir alguna dieta o régimen especial está vinculado a mayores niveles de adherencia, según destacó Carmen Valdés, vocal del Comité Científico del OAT. Se trata de una tónica del Análisis Nacional que, como no podía ser de otra manera, también se cumple en la Comunidad de Madrid, donde los datos del trabajo apuntan, pese a todo, a la necesidad de seguir trabajando en esta área, y especialmente en los campos del ejercicio y el seguimiento de dieta.
La Escuela Madrileña de Salud
Las autoridades sanitarias regionales son conscientes de que este trabajo no es sencillo. Desde la Viceconsejería de Humanización de la Asistencia se resalta que trasladar la importancia del tratamiento no farmacológico debe involucrar a todos los profesionales implicados en el proceso asistencial para poner en marcha estrategias de detección y abordaje de los factores causales que ocasionan la falta de adherencia. Precisamente por ello, uno de los objetivos que se ha marcado la Comunidad de Madrid es impulsar la Escuela Madrileña de Salud, un espacio de participación ciudadana cuyo objetivo es promover la adopción de hábitos y estilos de vida saludables y fomentar la corresponsabilidad de las personas en el cuidado de su salud y en la autogestión de su enfermedad.
La Escuela facilita el intercambio de conocimientos y experiencias y ofrece a los pacientes y sus asociaciones, a las personas cuidadores, a los profesionales sanitarios y a la población general información de calidad y formación presencial y on line relacionada con la salud. Su coordinadora, Juana Mateos, también destaca la necesidad de que los pacientes estén informados y sean activos. “Me gusta definir el empoderamiento como autorresponsabilización, y todos estamos ahí para facilitarlo. Somos muchos los profesionales que debemos trabajar y el vehículo es la comunicación efectiva, a través de la educación verbal o escrita, porque es importante que la adherencia tenga seguimiento en el tiempo. Y también es importante que verifiquemos la adherencia en el domicilio de los pacientes, dado que muchos fallos de adherencia se detectan yendo al domicilio”, destacó durante la mesa de debate Retos de la Adherencia al Tratamiento.
El resto de participantes de esta mesa, un perfecto ejemplo de equipo multidisciplinar en el ámbito de la Atención Primaria, terminó de perfilar el mensaje. A través de cuatro casos reales, una farmacéutica de Atención Primaria (Cristina Casado), una enfermera (Carmen Jiménez), una facultativa de familia (Paloma López) y una pediatra (Yolanda Martín) expusieron, de forma práctica e interactiva, cómo el abordaje de la adherencia debe hacerse de manera personalizada, a través de múltiples intervenciones y desde un punto de vista multidisciplinar, y teniendo en cuenta todos los factores (desde el tratamiento hasta el entorno familiar y socio-económico) que rodean al paciente.
En los cuatro casos planteados —tres de ellos de pacientes crónicos complejos y el cuarto, el de un niño de 10 años—, el reto que se trasladó al público, con varias posibles soluciones, era siempre el mismo, con pocas variantes: cómo conseguir que los pacientes (o sus familiares o cuidadores) sean conscientes de la importancia de cumplir el tratamiento.
Las posibilidades que se abren son múltiples, pero sólo si se atiende a las peculiaridades de cada individuo: incluir al paciente en el taller que desde hace un año la Comunidad de Madrid ofrece sobre la correcta utilización de medicamentos o en el programa de Atención a Pacientes Polimedicados; potenciar la comunicación bidireccional médico/enfermera-paciente; revisión periódica de la recogida de medicación en la farmacia; verificación por parte del médico de esta circunstancia; fomento de las intervenciones de apoyo familiar/social; aprovechar la visita domiciliaria para realizar la revisión de botiquines; potenciar acciones que fomenten la capacidad de autocuidado; explicar los efectos adversos y dar pautas del tratamiento por escrito; compartir las decisiones clínicas; ofrecer consultas telefónicas; derivar a un especialista…
La comunicación entre profesionales
Todas estas acciones pasan por un pilar central: la comunicación entre profesionales es básica, pero sigue registrando “déficits”, tal y como apuntó destacó Juana Mateos. Uno de los más debatidos fue el relativo a cómo incorporar a las oficinas de farmacia en el equipo multidisciplinar. La receta electrónica permite que el farmacéutico de hospital interaccione con el médico responsable, pero no ocurre así con el farmacéutico de oficina de farmacia y el médico de Atención Primaria. “Hay que buscar, a través de la historia clínica, y cada uno dentro de su función, que el farmacéutico de oficina de farmacia pueda informar al médico de que el paciente no está cumpliendo correctamente su tratamiento”, aseguró Pilar de Lucas, vocal del Comité Científico del Grupo OAT.
Los sistemas informáticos puestos en marcha en la Comunidad de Madrid incluyen un módulo que permitirá garantizar este apoyo por parte de las farmacias, si bien a día de hoy está “inactivo por problemas técnicos”, según explicó Cristina Casado. Mientras esto no ocurra, la transmisión de la información en Atención Primaria parece garantizada: la e-receta permite que el médico y la enfermera revisen si el paciente está recogiendo su medicación, y esta acción es una de las líneas que conforman el Programa de Atención al Paciente Mayor Polimedicado. La información, asimismo, dará otro salto cualitativo a corto plazo con la implantación de la e-receta en el ámbito hospitalario. Este será el punto de partida para el Módulo Único de Prescripción en Madrid, que será un facilitador más de la adherencia, según el viceconsejero de Sanidad.
Reforzar el papel conjunto de los profesionales sanitarios es, de hecho, otro de los objetivos que se ha marcado la Consejería. “La adherencia tiene una vinculación totalmente transversal y multiprofesional. Todos tenemos que sumar”, resaltó Manuel Molina. Y ello pasa por seguir avanzando en los instrumentos que en los últimos años han permitido a la Comunidad de Madrid situarse por encima de la media nacional en adherencia: los más destacados, el Programa de Atención al Mayor Polimedicado; la Estrategia de Atención a Pacientes con Enfermedades Crónicas y el Proceso Asistencial Integrado del Paciente Crónico Complejo.
Así lo resaltó también, por último, Teresa Pacheco, subdirectora general de Humanización de la Asistencia Sanitaria. Doctora en Psicología, su clausura dejó patente su formación profesional al abogar por una visión “holística” de la adherencia de los pacientes, que no sólo preste atención a los factores de comportamiento, económicos, sociales, relativos al tratamiento o a las características del profesional, sino también a los factores cognitivos. “Los pacientes —dijo— son la persona”.
Encontrar un buen profesional y establecer una buena relación es un paso necesario para considerar este punto. Ante ello, Pacheco insistió también en la necesidad de mejorar las habilidades de comunicación. “Desde la Comunidad de Madrid nos hemos embarcado en la Estrategia Regional de Atención a Pacientes Crónicos, con líneas de trabajo transversales que potencian la promoción de la salud, la prevención, el tratamiento, la recuperación y el apoyo en el seguimiento, siempre desde una visión holística para el paciente. Si entendemos a la persona como un todo, podremos implementar acciones y mejorar la adherencia”, concluyó.