Trabajo conjunto hacia la concienciación

La mesa multidisciplinar ofreció la visión de diferentes profesionales implicados en la enfermedad crónica

Laura Chivato

Uno de los aspectos más repetidos cuando se debate sobre la falta de adherencia es la necesidad de contar con todos los profesionales sanitarios que intervienen en la enfermedad del paciente para así abordar a éste de manera completa. Esto posiblemente también ayudaría a solucionar, o al menos intentarlo, uno de los principales problemas relacionados con esta problemática: la concienciación. Si el paciente no es consciente de lo importante que es seguir el tratamiento, será imposible llegar al cambio conductual deseado por el que mejore su salud. Durante la mesa ‘Visión multidisciplinar de la Adherencia y Calidad de Vida’, celebrada en el marco de las VII Jornadas de Adherencia al Tratamiento, este fue uno de los puntos principales a abordar.

En este sentido, y en representación de los pacientes, Andoni Lorenzo, presidente de la Federación Española de Diabetes (FEDE), destacó que los pacientes -ya sea con diabetes u otra enfermedad crónica- no son conscientes de lo que supone el tratamiento y el día a día de la enfermedad. Con él coincidía Angélica Sánchez, enfermera de Continuidad Asistencial especialista en Enfermería Geriátrica del Hospital Clínico de Madrid: “uno de los puntos clave es que haya concienciación de la enfermedad, muchos no son conscientes de lo que supone, por ejemplo, una EPOC; nosotros lo manejamos, pero ellos no conocen las consecuencias futuras, tampoco saben los efectos que el tratamiento va a producir en su calidad de vida, etc.”.

“Uno de los puntos clave es que haya concienciación de la enfermedad, muchos no son conscientes de lo que supone, por ejemplo, una EPOC”

Además, no solo el paciente tiene que estar concienciado, sino que también los profesionales sanitarios deben estarlo, y Sánchez planteó que lo ideal sería verificar, por ejemplo, en el hospital antes del alta que el paciente se toma la medicación y, sobre todo, cómo se la toma. “Si fuera un medicamento nuevo o, por ejemplo, si fuera insulina, que se verifique no que se lo haya aplicado, sino que lo haga delante de la enfermera para ver si se ha hecho correctamente”, sugirió la enfermera.

Multidisciplinar y coordinado

Volviendo al paciente, es necesario concienciarle en todos las etapas de su enfermedad, desde el diagnóstico hasta el tratamiento, pasando por su día a día, y para ello es necesario un trabajo multidisciplinar en el que todos los agentes implicados colaboren entre ellos y así evitar problemas que incluso a veces están fuera del alcance del paciente, como la conciliación. “Todos tenemos que trabajar en equipo, y muchas veces en este tipo de encuentros nos damos cuenta de que nuestro Sistema Nacional de Salud o nuestras estructuras sanitarias van mejorando, pero no nos permiten en muchas ocasiones esa integración”, explicó Raquel Martínez, secretaria general del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF). Martínez, además, hizo especial hincapié en la relación entre enfermería y farmacia, una relación que, según ella, tiene que pasar por una mejor comunicación: “tienen que comunicarse muchísimo más”.

El presidente de FEDE también destacó la importancia de este trabajo en equipo, siempre y cuando sea un trabajo coordinado que integre a todos los profesionales: “hay que mejorar la atención y coordinación del abordaje del paciente crónico, porque hablamos del centro y hablamos de que éste es el centro del sistema, lo visualizamos como que está en el centro, pero alrededor tenemos médicos de Atención Primaria, enfermeras, farmacia, psicólogos, podólogos, nutricionistas, etc.”

“El primer punto es la concienciación -añadía Lorenzo-, es muy importante para que el paciente participe y maneje su enfermedad. Pero luego tenemos una carencia de mucha necesidad en cuanto al abordaje del tratamiento de ese paciente y a una buena coordinación. Es muy complicado desde Atención Primaria poder coordinar todas estas necesidades, es algo que hay que trabajar. Creo que, si se trabaja mejor en ese sentido, la respuesta del paciente va a ser mucho más rápida y va a ser consciente de cómo tiene que abordar su enfermedad”.

Para Ernesto Cortés, profesor titular del Departamento de Farmacología, Pediatría y Química Orgánica de la Universidad Miguel Hernández de Alicante, uno de los puntos clave que mejoraría esta coordinación es contar con alguien que consensue con el paciente el mejor tratamiento, es decir, “hace falta un director de orquesta, ya que no se le puede imponer a un paciente un tratamiento, pues éste tiene que tener sus expectativas en cuanto a la calidad de vida, relacionadas con qué calidad de vida quiere tener y hasta dónde quiere llegar”, comentó. Este especialista considera fundamental abordar el binomio adherencia-calidad de vida, trabajo que ya se está realizando desde Alicante para medir esta segunda variable y hacer ver al paciente la progresión de ésta con un tratamiento determinado. “Aquí el equipo multidisciplinar es imprescindible, el médico no puede solo, la enfermera tampoco, hace falta farmacéuticos, trabajadores sociales, etc.”, añadía Cortés.

Trato directo e individualización

Además de que los profesionales sanitarios trabajen conjuntamente, éstos deben tener un trato más próximo con los pacientes, ayudándoles a ver que pueden controlar su enfermedad si la conocen y si tienen la información necesaria. “Hay que trabajar directamente con el paciente, empoderándolo y consiguiendo ese cambio conductual, porque ellos tienen que estar convencidos de que este es el camino y que ha de seguir continuado en el tiempo”, recalcó la secretaria general del CGCOF. En esta línea, desde el punto de vista de los pacientes, el presidente de FEDE entiende que es necesario mejorar la empatía y la comunicación: “desde FEDE siempre decimos que lo primero es que se atienda al enfermo, luego a la enfermedad. Es decir, lo primero es estar con la persona, que a veces también es muy difícil porque el paciente dice que sí, y es que no, y saber interpretar esto es difícil”.

“Lo primero es estar con la persona, que a veces también es muy difícil porque el paciente dice que sí, y es que no, y saber interpretar esto es difícil”

“Utilizar también un factor que yo creo que no se utiliza mucho que es el de la familia -añadía Lorenzo-, porque tiene un papel muy importante en el tratamiento de un paciente, ya que al final hace una labor de acompañamiento, atención y seguimiento en la adherencia al tratamiento. A veces si hay una dificultad, el profesional quizá deba buscar el vínculo con la familia para ver de qué forma se puede hacer ese seguimiento, aunque es tremendamente difícil.”

Otra herramienta que también podrían utilizar los profesionales hace referencia a la individualización de cada caso concreto, para entender las características de cada uno de los pacientes y así encontrar el punto motivacional que haga que el paciente sea activo en su enfermedad y, por ende, siga el tratamiento, un aspecto en el coincidieron los ponentes de la mesa.

Clasificar a los pacientes en función de la no adherencia, según Sánchez; investigar el por qué el paciente no se toma la medicación, según Cortés; y recetar asociaciones, como proponía Lorenzo, fueron algunas de las iniciativas que, junto con todo lo anterior, los ponentes consideraron que había que poner en marcha o seguir desarrollando para conseguir que la cifra del 50 por ciento de los incumplidores se redujera en el largo plazo.