Mantener la continuidad de los cuidados a la población usuaria y anticipar y responder a las necesidades emergentes
Redacción
La COVID-19 ha puesto de manifiesto la precariedad de los sistemas sanitarios y el retroceso de las reformas de la salud mental y de atención social y comunitaria en los países de América Latina y en España. Esta es una de las conclusiones principales del Seminario Internacional ‘Los sistemas de atención a la salud mental y la pandemia: comunidad vs. manicomio. Repercusiones, perspectivas y desafíos de futuro’, promovido por Fundación Manantial y que ha contado con expertos de España, Chile, Perú, Argentina y Brasil. Los organizadores de este seminario han participado en los procesos de reforma psiquiátrica que, desde hace décadas, luchan contra una asistencia manicomial que desoye el sufrimiento psíquico y la dignidad de las personas con problemas de salud mental. En su opinión, la regresión experimentada en este ámbito durante la pandemia responde a razones políticas, de estructura y de negligencia de los gobiernos.
“Se han mostrado en este seminario realidades de nuestros países que resultan escalofriantes, pero que es imprescindible conocer para tener alguna oportunidad de cambiarlas”, ha señalado Miguel A. Castejón, psicólogo clínico y comunitario, director de Proyectos y Cooperación de Fundación Manantial, y colaborador de los gobiernos de Perú, Uruguay y República Dominicana en sus procesos de transformación del sistema de atención a la salud mental.
En este sentido, Fernando Alonso, filósofo y activista ex miembro del Programa de Apoyo Mutuo del Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada, pone de manifiesto que “la rotura de las costuras del sistema durante la pandemia ha venido a confirmar lo trascendente de las condiciones materiales y de vida a la hora de explicar el sufrimiento psíquico de las personas y cómo la hospitalización y el uso de la medicación siguen siendo a día de hoy las dos principales, y casi únicas, vías para afrontarlo” .
“La rotura de las costuras del sistema durante la pandemia ha venido a confirmar lo trascendente de las condiciones materiales y de vida”
“La COVID-19 ha desnudado las condiciones de sufrimiento psíquico, precariedad y hacinamiento, y la ignominia de los manicomios que aún se mantienen en pie, con uno u otro nombre, en las redes asistenciales de nuestros países”, ha destacado Manuel Desviat, psiquiatra, fundador y director de Átopos, Salud Mental y Cultura, ex consultor de la Organización Panamericana de Salud (OPS) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y ex presidente de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (AEN). “Con este encuentro queremos llamar la atención de los profesionales de la salud mental, de las personas con problemas de salud mental y de sus familias para exigir una atención adecuada y digna durante la pandemia, y tras esta”, ha añadido.
Mantener los cuidados y anticipar las necesidades
Los desafíos que ha planteado la pandemia respecto a la atención a la salud mental han sido mantener la continuidad de los cuidados a la población usuaria y anticipar y responder a las necesidades emergentes. Así lo ha subrayado, Mauricio Gómez, jefe del Servicio de Salud Mental del Hospital San Luis de Buin y profesor adjunto del Departamento de Psiquiatría Sur de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, quien también señala como retos en este contexto visibilizar los derechos de las personas usuarias de salud mental en pandemia, proteger la salud de los equipos de profesionales y adecuar las modalidades de trabajo a las necesidades de la población en los territorios.
“La desigualdad impacta en la salud mental y la protección de derechos es fundamental en este sentido. La salud mental debe ser un servicio elemental integrado en los sistemas sanitarios desde una perspectiva psicosocial. El diálogo entre los países con mayor experiencia ha de ser un instrumento sistemático de mejora”, ha explicado María Edith Baca, psicóloga clínica por la Universidad Humbolt Universität Zu de Berlín (Alemania), experta del Ministerio de la Presidencia y en la OPS/OMS en Perú y consultora en salud pública.
“La desigualdad impacta en la salud mental y la protección de derechos es fundamental
en este sentido”
Según Mauricio Gómez, las principales diferencias entre los países participantes en el seminario, más allá del nivel de desarrollo, radican en “los distintos grados de implementación del modelo comunitario y la mayor o menor sensibilidad de los gobiernos respecto al respeto de derechos y a la reforma de la atención de salud mental”. El modelo comunitario en salud mental se basa esencialmente en una intervención integral con las personas en su propio entorno natural y teniendo en cuenta todos los factores sociales, familiares, laborales esenciales en la recuperación. Supone trabajar desde una perspectiva radicalmente diferente a los modelos cerrados manicomiales.
Precisamente, “este seminario asume los compromisos de contribuir al impulso de los procesos de reforma, de apoyar los modelos de salud mental comunitarios que permiten cerrar los manicomios, de defender los derechos humanos y de alertar ante los riesgos de nuevas formas de institucionalización que ya se están proponiendo tras las estrategias de confinamiento”, han concluido los organizadores.