Redefinir el modelo asistencial pasa por fortalecer Atención Primaria y el uso de las tecnologías

Nueva edición de los #DesayunosPOP

Laura Chivato Isabel

Estamos en un punto de la pandemia por coronavirus COVID-19 en el que todos los expertos, a partir de su experiencia, están aportando posibles soluciones de cara a mejorar la situación y no volver a repetir los mismos errores en el futuro. Son muchas las voces que abogan por un cambio en la Atención Primaria (AP) para que este nivel asistencial cuente con los recursos necesarios, un aspecto en el que coincidía Carina Escobar, presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP), durante una nueva edición de los #DesayunosPOP bajo el título ‘Cronicidad y personas mayores en tiempos de Covid-19’. La presidenta la POP recalcaba que fortalecer la AP es clave de cara a redefinir el modelo asistencial y no caer en los mismos errores cometidos durante esta crisis; así como tener en cuenta la tecnología disponible y ver esta como una “oportunidad” para mejorar la atención de los pacientes.

“Una de las claves es reforzar Atención Primaria, dotarla de recursos, al igual que la atención domiciliaria, respaldada por todos los profesionales sanitarios. Además, la monitorización y el seguimiento apoyados en la tecnología pueden ayudar a la sostenibilidad del sistema y hacerlo más eficaz, para así contribuir a mejores resultados en salud y una mejor actividad desde Primaria”, señalaba Escobar.

“Una de las claves es reforzar Atención Primaria, dotarla de recursos, al igual que la atención domiciliaria apoyada por todos los profesionales sanitarios”

En la misma línea se mostraba Florentino Pérez, presidente del Consejo General de Enfermería (CGE), haciendo hincapié en la necesidad de contar con una mayor plantilla en AP: “Tenemos los recursos, el problema es que no se aprovechan”. Pérez aprovechó para recordar que esta es una demanda que vienen haciendo desde años atrás, teniendo en cuenta que España se encuentra entre los países europeos con menos ratio de enfermería. “Lo hemos venido reclamando y ha sido ahora cuando los administradores han visto que es imposible llevar una crisis con estas plantillas”, destacaba. En cuanto a las tecnologías, el presidente del CGE consideraba que “son el futuro”, un hecho que se ha materializado durante estos días cuando hasta personas mayores, de las que podría esperarse un manejo inadecuado, han sabido utilizarlas.

Durante su intervención, Mercedes Hernández, médico de familia perteneciente al Grupo de Trabajo de Atención al Mayor de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SemFYC), diferenciaba entre las consultas telefónicas y la telemonitorización al hablar del uso de la tecnología, resaltando que las primeras fueron clave durante los momentos de mayor crisis de la pandemia, pues se consiguió crear una consulta “proactiva en la que no solo eran los pacientes quienes llamaban para sus dudas, sino también los profesionales como medida de acercamiento para generar confianza y seguridad.

Información y desescalada

Una seguridad que los pacientes crónicos también quisieron encontrar en la información puesta a su alcance para poder formar parte, al igual que el resto de la población, del proceso de desescalada, y que, sin embargo, no han recibido. Según la presidenta de la POP, el problema no ha sido la distribución de esta, sino su calidad, pues entiende que los pasos de desescalada que se están dando ahora con la población general no son los mismos para los crónicos y, aun así, no se están detallando.

Los pasos de desescalada que se están dando ahora con la población general no son los mismos para los crónicos y, aun así, no se están detallando

“Tenemos que recuperar la confianza para volver otra vez al sistema y, para ello, debe haber información dirigida a la población vulnerable. Hay que tener en cuenta que, en el proceso de desescalada, los pacientes crónicos vamos a un ritmo diferente, lo que no quiere decir que no sigan nuestras vidas, sino que ahora tenemos otra complejidad añadida a nuestra enfermedad”, comentaba Escobar.

En este sentido, pero en relación a las personas mayores, se mostraba José Augusto García, presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG): “Hay que tener en cuenta la desescalada por segmentos de personas mayores. Es más fácil hacerla para la mayoría de las personas mayores, pues es muy parecida al resto de la población, pero es necesario hacer énfasis en otro segmento que es el de aquellos mayores pluripatológicos que, durante el confinamiento, han tenido realmente una disminución de sus capacidades físicas y una carga emocional importante”.

“Es una oportunidad desde la Administración para poner en marcha servicios de rehabilitación y que personas con problemas de movilidad recuperen la situación previa que tenían -añadía-. Si no se puede hacer en centros de rehabilitación porque hay que evitar el contagio, deberían hacerse en el domicilio; igual con los servicios de psicología, a domicilio o a distancia, para aquellas personas que tienen un incremento de ansiedad, demencia con deterioro cognitivo y para sus cuidadores”.

Integración y coordinación

Para que el proceso de desescalada fuese más óptimo, y también de cara al futuro, el presidente de la SEGG respaldaba la necesidad de una integración del modelo social y sanitario, para entre otras cosas, mejorar la atención en las residencias de mayores. “Tenemos que romper barreras y poner en marcha protocolos multidisciplinares, pero no solo para tratar la enfermedad crónica, sino también para integrar ambos niveles”.

“Tenemos que romper barreras y poner en marcha protocolos multidisciplinares”

Con estos protocolos, además, se conseguiría otra cuestión que siempre es puesta sobre la mesa cuando se habla de cronicidad, y es la coordinación y la cohesión interdisciplinar, lo que a su vez mejoraría también la adherencia a los tratamientos, como subrayaban estos expertos.