Cerca de 25.000 personas mueren cada año por causas relacionadas con esta enfermedad
Laura Chivato Isabel
‘Educación diabetológica ya; nuestro derecho, nuestra salud‘. Así es el lema de la campaña que ha lanzado la Federación Española de Diabetes (FEDE) reivindicando el papel que juega la formación en la vida del paciente, a pesar de que, solo en diabetes tipo 2, el 41 por ciento de estos reconoce que no ha recibido ningún tipo de educación diabetológica; y en el caso de los familiares, estas cifras aumentan al 79 por ciento, según Andoni Lorenzo, presidente de FEDE. Lorenzo ofreció estos datos en una jornada dedicada al Día Mundial de la Diabetes, celebrado el pasado 14 de noviembre, y en la que participaron diferentes especialistas con un nexo común: apoyar firmemente la necesidad de que, tal y como establece la campaña, la educación se encuentre obligatoriamente dentro del abordaje de la persona con diabetes.
“Cuando una persona tiene una enfermedad crónica es fundamental la educación. Concretamente, en diabetes es fundamental porque una persona diabética tiene que aprender a manejar la enfermedad diariamente, no solo para administrarse correctamente la insulina, sino también para mejorar su calidad de vida, por ejemplo, a través de las pautas de alimentación o el ejercicio”, explicaba Pilar Aparicio, directora general de Salud Pública, Calidad e Innovación.
Para Aparicio, en este sentido, la Atención Primaria (AP) juega un papel fundamental, porque tanto médicos como enfermeras, ofrecen una visión global e integradora del paciente que permite conocer mejor sus necesidades: “Un paciente diabético no deja de ser una persona que, además de su diabetes, tiene otras condiciones de salud, como, por ejemplo, colesterol o hipertensión, por lo que es importantísimo la visión holística de este, sin dejar de apostar, por supuesto, por especialistas como los endocrinos”.
“Un paciente diabético no deja de ser una persona que, además de su diabetes, tiene otras condiciones de salud, como, por ejemplo, colesterol o hipertensión”
Con ella coincidía Ángel Gil, director del Departamento de Especialidades Médicas y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos, subrayando la importancia que tiene la educación para la salud, ya no solo para los propios pacientes, sino también para aquellos profesionales que luego son quienes manejan a estos pacientes (sin dejar de incluir a las profesiones relacionadas con la Educación por su trabajo con niños y adolescentes).
“No obstante, -detallaba Gil- no tenemos que dejar de mencionar que esa educación para la salud, esos mensajes que se lanzan relacionados con los hábitos saludables o el impacto de la obesidad, tienen que llegar a todos los colectivos, porque actualmente no ocurre así. El mensaje no está llegando de la misma forma por falta de información, educación y por muchos factores que en ocasiones están relacionados con las desigualdades sociales. En diabetes, esa desigualdad social también es un factor de riego tremendamente grande para el desarrollo de la misma, y por tanto, aparte de la educación y de la formación, hay que romper con esas desigualdades”.
Otro aspecto importante es que antes de educar al paciente es necesario conocer sus necesidades, pues cada persona es diferente y se tendrá que adaptar la formación en función de las características de cada uno, tal y como destacaba María Teresa Marí, vocal de la Sociedad Española de Diabetes (SED): “Lo primero es el paciente y, una vez le conoces, ya se podrá educar y explicar cómo es su enfermedad. Esto es así porque, sino conoces a la persona, difícilmente vas a poder adaptar la educación”. Precisamente, esta personalización es uno de los objetivos de la campaña, junto con la individualización y la continuidad en el tiempo.
Además, Marí hizo hincapié en la importancia de diferenciar de manera correcta entre la diabetes mellitus tipo 1 (DM1) y la diabetes mellitus tipo 2 (DM2) pues, según esta experta, a la tipo 1 “no se le da ninguna importancia”.
“Yo personalmente me dedico a dar charlas en colegios e institutos y existe la creencia de que con diabetes no se puede ingerir azúcar cuando realmente engloba muchas más cosas, precisamente porque no tiene nada que ver la tipo 1 con la tipo 2. La DM1 es una enfermedad seria que, si no se cuida bien, a la larga puede tener complicaciones. Por lo tanto, necesita educación terapéutica, porque la persona va cambiando según las etapas de la vida y se pude complicar de manera exponencial si no se controla”, señalaba la vocal de la SED.
“La diabetes mellitus tipo 1 (DM1) es una enfermedad seria que, si no se cuida bien, a la larga puede tener complicaciones”
Cerca de 25.000 personas mueren cada año
En este sentido, el presidente de FEDE mencionaba la tendencia existente a banalizar la diabetes a pesar de los datos. Y es que, cerca de 25.000 personas mueren cada año por causas directas o indirectas relacionadas con esta enfermedad, es decir, 68 personas cada día, siendo la enfermedad cardiovascular la principal causa de mortalidad.
“Se tiene que empezar a concienciar de que la diabetes es una enfermedad terrorífica, y lo paradójico de todo esto es que, si seguimos las pautas de nuestro médico o enfermera, la calidad de vida de una persona con diabetes es fantástica, el problema es que no estamos concienciados y seguimos diciendo que tenemos un poco de azúcar”, lamentaba Lorenzo.
Con relación a esto, se calcula que hasta el 50 por ciento de la DM2 se podría prevenir con un buen control de la patología; al igual que el 80 por ciento de los casos en los que se desarrollan complicaciones cardiovasculares, según FEDE. Otras cifras establecen que 1.100 personas debutan cada día en diabetes tipo 2 en España (lo que supone unos 400.000 casos anuales); y que, además, se incrementa el gasto sanitario en un total de 23.000 millones de euros, teniendo en cuenta tanto los costes directos (5.400 millones) como los indirectos (17.600 millones) relacionados con la diabetes.
“Se calcula que hasta el 50 por ciento de la diabetes mellitus tipo 2 (DM2) se podría prevenir con un buen control de la patología”
La figura de la enfermera educadora
Uno de los temas recurrentes cuando se habla de diabetes es la incorporación de la figura de la enfermera educadoras en todos los centros educativos para así proporcionar el aprendizaje adecuado y enseñar al paciente desde etapas tempranas y de manera correcta cómo controlar su enfermedad.
Desde el Consejo General de Enfermería (CGE) lo tienen claro: crear una resolución que regule el ejercicio profesional de las enfermeras educadoras en diabetes es una tarea urgente, y así lo manifestaba Pilar Fernández, vicepresidenta del CGE y directora de la Escuela Internacional de Ciencias de la Salud.
“Esta enfermera -apuntaba Fernández- se entiende como el profesional que realiza funciones específicas dirigidas a ofrecer unos cuidados basados en la evidencia, en los diferentes niveles de atención y en las distintas etapas del ciclo vital, proporcionando apoyo a las personas con diabetes, a los familiares y cuidadores, y sensibilizando a la sociedad en general de manera culturalmente competente. Esta especialista es la responsable y lidera el diseño de la regulación, implementación, seguimiento y evaluación de los planes de cuidados dirigido a estas personas, así como la difusión de los mismos. Tiene una visión integradora de la asistencia y de los cuidados y actúa de manera estratégica para asegurar su calidad y garantizar la seguridad de las personas con diabetes, tanto de forma individual como miembro de un equipo interdisciplinar”.
“Esta especialista es la responsable y lidera el diseño de la regulación, implementación, seguimiento y evaluación de los planes de cuidados dirigido a estas personas, así como la difusión de los mismos”
Según la vicepresidenta del CGE, cuanto más se afiancen todas estas competencias y mejor se articulen las funciones de la enfermera educadora, mejores cuidados van a recibir los pacientes, favorecidos, además, por la habitual cercanía de estas profesionales.